Polémica por universidad peruana que prohíbe usar "ropa provocativa"

Una lluvia de críticas cayó sobre la Universidad Nacional Amazónica de Madre de Dios. Esto, luego de que la vicerrectora, Nelly Román Paredes, instaurara una cuestionada prohibición: las estudiantes no podían ingresar al campus usando shorts, blusas sin mangas, pantalones ajustados o minifaldas.

Los hombres tampoco podrían usar poleras o pantalones muy ceñidos. Tras los cuestionamientos, la vicerrectora indicó al electrónica del diario El Comercio que la universidad intenta evitar la "ropa provocativa", pues "distraerían" a los demás.

"Se están prohibiendo las exageraciones, por ejemplo una microfalda, un microshort, llevadas a la exageración, muy minúsculo... Esto no es machismo, estamos hablando de la presentación", señaló ella, explicando que ese tipo de ropa "es una forma de distraer la atención, a todo el mundo nos distrae eso".

"(Los estudiantes quieren) venir como les dé en gana, son amantes del libertinaje", afirmó el rector Rosel Quispe.

Indignación

Serían guardias uniformados los encargados de hacer respetar esta norma. Y, como era de esperarse, la medida ha sido intensamente criticada por estudiantes de ambos sexos y organizaciones feministas.

La norma que regula la vestimenta en esta institución pública y laica entró en vigor el lunes y desató protestas de los estudiantes, que afirman que evidencia una mentalidad "machista y retrógrada" por parte de los directivos de la universidad.

"No están queriendo dejar entrar con sandalias, con pantalones rasgados y mostrando los hombros. Están fomentando pensamientos machistas", afirmó una alumna, que pidió no ser identificada, al diario La República.

Las denuncias de estudiantes llevaron a la Superintendencia Nacional de Educación Superior Universitaria de Perú a iniciar una investigación en resguardo del derecho al libre acceso de los alumnos al campus.

Zona calurosa

La universidad tiene su sede en Puerto Maldonado, capital de la región amazónica Madre de Dios, en la frontera con Brasil, donde la temperatura promedio anual es de 26 grados centígrados, por lo que muchos estudiantes prefieren usar sandalias, faldas cortas o polos sin mangas.

"Nos parece cuestionable que se haya dado esta medida, que no hace sino reflejar el machismo de la sociedad, porque la ropa no es la culpable de algún tipo de agresión o acoso hacia la mujer", fueron las palabras de la activista  Claire Guerra Romero, de la organización feminista Flora Tristán.

Otra paradoja de esta norma disciplinaria es que fue instrumentada en una región "donde la oferta educativa es mínima, es como poner más barreras a los estudiantes", agregó ella.

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