El presidente de Estados Unidos, Barack Obama, ha hecho noticia por cantar inesperadamente una o dos canciones en público desde su llegada a la Casa Blanca. Ahora puede añadir el tango a su lista de talentos ocultos.
Al final de una cena de Estado el miércoles en Buenos Aires con el presidente argentino, Mauricio Macri, Obama y su esposa, Michelle, observaron con gran atención como una pareja de bailarines de tango se movía con precisión en un pequeño espacio abierto delante de su mesa.
Dispuesto a tomar un riesgo, el presidente se levantó y se desplazó de un lado al otro junto a la bailarina, mientras que la primera dama estadounidense hizo lo mismo con su homólogo masculino.
A continuación, el líder estadounidense pareció tener dudas. Al regresar frente a su mesa, Obama se detuvo y pareció dar por concluido el baile, saludando a los invitados a la cena.
Pero su compañera no cedió, tomó la mano del presidente e hizo una serie de giros antes de terminar el baile. La música se detuvo y la multitud aplaudió.