Es altamente probable que Víctor Martínez pase a la historia de Pensilvania, Estados Unidos, como el ladrón más penca de todita su historia.
El pato malo de origen latino abordó a un taxista que se encontraba detenido en un semáforo, y a punta de amenazas lo obligó a entregarle todita su plata.
Lo que nunca cachó, fue que exactamente atrás del toco asaltado se encontraba una patrulla de policía, por lo que su vulgar choreo se vio interrumpido por un fuerte y claro "good morning, good afternoon".
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