En primera persona: Un escalofriante recorrido nocturno por el Cementerio General

Vista del Cementerio General en una de las visitas guiadas. Foto: Cedida - Ghost Tour Chile
Vista del Cementerio General en una de las visitas guiadas. Foto: Cedida - Ghost Tour Chile

"Una mujer que dice haber escuchado una voz que le dijo que le ayude a encontrar a su hija. Luego de buscar el nombre dado, el guía encuentra la coincidencia en el cinerario". Desde 2007, primero en el ex Hospital San José, ahora en el camposanto de Recoleta y antes en el laboratorio de Franklin, Ghost Tour Chile, la sociedad entre César Parra y Jorge González, se ha encargado de revivir el patrimonio en lugares paranormales de Santiago.

Finaliza el recorrido. Hace algunos minutos, en medio de una actividad sensorial, a algunos les caían lágrimas. Otros aseguraban haber escuchado voces. De vuelta al estacionamiento llegan las instrucciones. La principal: una vez de vuelta a los hogares, que los zapatos de quienes formaron parte del tour por el Cementerio General queden a un costado de la puerta. Fue una noche cargada. No hice caso. ¿Qué puede pasar? Dos días después, escuché un estruendo en el techo. Algo parecido a pisadas fuertes. Espero que haya sido un gato.

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Es una tarde helada en Recoleta. Recién son las 19 horas, pero ya no hay un atisbo de luz solar, como suele suceder a mitad de año. La entrada del Cementerio General por la calle Lafayette está especialmente oscura. El exceso de barro muestra los resabios de la potente lluvia que azotó la capital a mitad de semana. Sin embargo, ni el frío que cala los huesos ni la excesiva humedad en el ambiente evita que, como todos los viernes y sábados, el equipo de Ghost Tour Chile se reúna para llevar a cabo la visita guiada por el recinto. Una tradición que tiene 17 años y que partió en otro lugar lúgubre de Santiago.

Para comprender la actividad realizada en la principal necrópolis del país hay que remontarse al 2007 y a la figura clave de César Parra. El autor de tres libros sobre actividad paranormal en el país hacía visitas guiadas en el ex Hospital San José. “Él fue uno de los creadores de los tour nocturnos. Ahora participa de repente, viene una vez cada mes. Él no vive en Santiago, está en Puerto Montt”, explica Jorge González, el actual socio de Parra en Ghost Tour Chile.

El equipo también lo integran Ignacia Rodríguez, parte del staff, Pedro Letelier y Alan Valencia, quienes ofician como guías en el cementerio. Un sitio que, a esta altura, conocen como la palma de su mano. Junto con llevar a la gente en las distintas rutas que ofrecen a través de las más de 80 hectáreas con las que cuenta el aposento recoletano, ellos buscan historias y relatos llamativos para seguir captando la atención del público. Pasan los años y la concurrencia sigue siendo alta. En esta ocasión llegan 14 personas. Un número bajo, según explica González, que puede deberse al temporal. Cada semana suelen tener más de 30 individuos recorriendo los panteones.

Cementerio
El Cementerio General tiene paseos guiados todos los fines de semanas. Foto: Cedida - Ghost Tour Chile

“Hay muchos que se repiten. Les gusta venir. Hay gente que siente la necesidad de venir a caminar de noche, no por un tema paranormal, sino que por un tema de tranquilidad. La gente que viene de día y después viene de noche se da cuenta que hay muchos detalles que de día pasan por alto. Nosotros se los mostramos o ellos también se van fijando. Sobre todo en la parte arquitectónica”, cuenta.

Capital paranormal

Luego de la pandemia, sus travesías se realizan exclusivamente en el Cementerio General. Antes ofrecían una gama más amplia de lugares. “En esos años habían dos modalidades de tour, uno era histórico, donde se contaba la historia del ex Hospital San José, cuál era su función. Era una visita actuada, habían actores que iban recreando lo que se iba contando. Después, tipo una de la mañana, se hacía un tour que era netamente paranormal. El área se ha recordado porque siempre tuvo una carga muy fuerte” relata.

Otro de los parajes que solían visitar es un laboratorio abandonado en Franklin. “Ahí terminamos en el 2017, cuando cambió de dueño. Lo compró una constructora y actualmente es una factoría. Era el mejor recorrido. El que estaba más orientado a lo paranormal y en donde nos pasaron más cosas. Ha sido uno de los tours donde más gente desmayada hemos tenido. También hemos hecho visitas especificas. Hay una casona en calle República que se ocupó como centro de torturas, entonces se hicieron unos tours muy específicos y por muy poco tiempo allí. Otro se hizo, por ejemplo, en el Palacio Sermini. Son tours que duran muy poco. Se hacen cinco o seis. De repente invitan a César a visitar el lugar y es una forma de hacer un llamado a que la gente conozca”, recuerda González.

Ahora es viernes y en esta ocasión la visita se enfoca en “pactos”. Para armar el trayecto es clave la figura de Alan Valencia. Alguien que al hablar se muestra apasionado por lo paranormal. Es el principal encargado de encontrar historias que llamen la atención y de armar las rutas. “Vengo al cementerio siempre. Cuando tengo un tiempo vengo y me pongo a investigar. Me gusta mucho revisar diarios antiguos, me pongo a revisar historias. Busco los nombres, encuentro las ubicaciones y vengo con un papelito a recorrer. Luego lo armo y le presento a los chicos la idea”, explica.

La afición por las tumbas lo llama desde pequeño. “Yo nací en Valparaíso y desde chico me llevaban a visitar a mis familiares al cementerio de Playa Ancha. Ahí me escapaba a leer nombres”, rememora Valencia. Por otro lado, Letelier se siente más atraído por el lado patrimonial: “A mí me gusta la historia. Al principio empecé a ir a acompañar, después se empezaba la oportunidad de estar con ellos como staff y después como guía”.

Cada uno vive a su manera los acontecimientos que presencian. González se muestra más escéptico: “Igual me gusta venir. Caminar de noche es distinto a venir de día. Que no haya nadie. Es completamente tranquilo. Lo único que se escucha muchas veces son las sirenas. Yo siempre le voy a buscar alguna explicación al ruido, a lo que vea. De repente uno se sugestiona, sobre todo en los lugares que entramos”.

Cementerio General
Un recorrido por el Cementerio General. Foto: Cedida - Ghost Tour Chile

Claro que al grupo le ha tocado vivir momentos de tensión. Hace poco, recuerdan, luego de finalizar un tour, llegó un Uber al portón, con la dirección del cementerio, sin que nadie lo pidiera. Hechos que despiertan una cuota de temor. O vivencias dentro de los pabellones que provocan dudas en el más escéptico. “Estábamos haciendo un ejercicio sensorial. La gente en un pasillo subterráneo y yo un poquitito más arriba. En eso siento que alguien viene caminando, como un sonido de chanclas, arrastrando los pies como si fuera una persona de tercera edad. En ese instante, un asistente se pone a llorar. Fui a preguntar qué había pasado y dijo había escuchado a su abuela que había muerto hace un año atrás”, cuenta González.

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Termina el diálogo y ya se acercan las 21 horas. Puntualmente la gente comienza a concurrir al Cementerio General. Son 14. Varias parejas y algún grupo de amigos que quiere vivir la experiencia. Entre los asistentes destacan Viviana Reinoso e Ivo Vargas, quienes ya son casi del equipo de Ghost Tour. “Llegamos porque un compañero de trabajo nos dio el dato. Empezamos a venir seguido. Cuando yo vine la primera vez tenía un tema con la muerte. Pensar que la muerte llega y que no hay nada más... La primera vez escuchamos a Alan y me encantó el conocimiento que tenía. También sentí que ellos amaban esto”, relata Reinoso.

“Empezamos a venir en junio. Ya en Halloween, Jorge nos pidió si lo podíamos apoyar, porque había harta gente. Ahí lo apoyamos como para ayudar. Ahora venimos casi todos los fines de semana”, suma.

Alan Valencia
Alan Valencia, uno de los guías del tour. Foto: Captura Instagram

En esta ocasión, la visita está a cargo de Pedro Letelier. Reparte indicaciones protocolares y comienza la caminata. Son 86 hectáreas de camposanto. El más grande Latinoamérica. Para calmar los ánimos, el guía combina el terror con el humor. Enfatiza en que la idea es no asustar a nadie. Una buena manera de aminorar los ánimos previo a lo que se vivirá es hacer un par de bromas efectivas.

El recorrido comienza liviano, revisando algunos epitafios llamativos. Luego se pasa a las historias. La que más conmociona involucra el acuerdo de una pareja. Un relato de amor, según los guías, donde los enamorados mueren casi 18 horas de diferencia, porque el primero en fallecer se llevaría al otro. También se relata la vida de un político que tiene uno de los mausoleos más llamativos del recinto, cuyo ataúd no toca el suelo por haber realizado “un pacto con el diablo”.

Las historias llaman la atención de la gente y genera comentarios. Hasta ahí todo va bien.

Conforme avanza la noche, la angustia se hace presente. En uno de los pasillos, uno de los asistentes señala que no se siente bien. El hecho de estar entre ataúdes le genera malestar. Pide aire y respirar.

En Ghost Tour buscan dejar en claro que ellos no buscan generar pavor. Que su paseo no incluye actores ni screamers. Todo está ligado a las sensaciones. Eso es lo que piden comprender cuando, individualmente, los concurrentes deben dar una vuelta a un pasillo determinado. Instante en el que toda la atención se centra en una participante del recorrido. Una mujer que dice haber escuchado una voz que le dijo que le ayude a encontrar a su hija. Luego de buscar el nombre dado por la mujer, el guía Alan Valencia encuentra la coincidencia en el cinerario.

“Hace tiempo no teníamos un recorrido así. Parece que nos trajeron buena suerte”, señala el guía. Media vuelta y de regreso al comienzo. Ahí la despedida y las instrucciones de rigor. “Yo siempre le voy a buscar alguna explicación al ruido, a lo que vea”, había dicho González algunas horas antes.

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