La historia del hombre que construyó la espeluznante isla de las muñecas, uno de los lugares más tétricos del mundo

Julián Santana reunió más de 1500 muñecas en 50 años. Hoy son un atractivo turístico escalofriante.

Hay pocos lugares en la tierra como la Isla de las muñecas, un lugar que encanta y aterra al mismo tiempo. Para algunos una zona de atractivo turístico, para otros un espacio maldito. Lo único cierto es que no pasa desapercibido.

Para llegar a la isla, ubicada en los canales de Xochimilco, en Ciudad de México, se necesita ir en barco, pero no siempre es fácil encontrarlos. Las leyendas ahuyentan a los pobladores supersticiosos y los remeros no siempre quieren pasearse por ahí.

Para entender el rechazo que produce la isla es necesario conocer su historia, espeluznante y aterradora.

La historia de Julián Santana

En los años 50 la isla era propiedad de Julián Santana, un agricultor que creía estar siendo acechado por un espíritu.

La historia cuenta que un día Santana encontró en su chinampa flotando en el agua a una pequeña niña, pese a sus esfuerzos por intentar salvarla, no lo logró.

“Don Julián intentó ayudar pero lamentablemente lo único que hizo fue ser testigo presencial de la muerte de esta persona”, aseguró al medio ABC José Gabriel González Franco un guía turístico originario de Xochimilco.

“Los últimos momentos de vida de esta niña fueron exactamente donde Don Julián colocó una cruz”, añadió.

El momento fue impactante para Julián, quien nunca se recuperó.

De hecho, tras lo ocurrido, el hombre aseguró que algo extraño y oscuro comenzó a suceder en la isla. Afirmó que comenzó a ver sombras y a escuchar gritos. Esto lo hizo creer que era un alma sumida en un profundo dolor.

“Se han instalado aparatos y sí, hay actividad paranormal”, comentó González Franco., quien asegura que aún se puede escuchar en las noches el llanto de una persona y susurros por la isla.

Las muñecas

Pensando en que los juguetes rotos asustarían y ahuyentarían el espíritu de la niña, comenzó a reunir muñecas para colgarlas en su chinampa y en la isla como ofrenda para ella y otros seres malignos que habitaban la isla

“Durante más de 17 años de su vida recolectó muñecas de basureros o contenedores de basura, de amigos, de los canales. La mayoría tienen una particularidad: ser muñecas feas, muñecas viejas, muñecas quemadas, mutiladas o deformadas. Esa era la condición”, explica González Franco.

Actualmente, hay más de 1500 muñecas en la isla, ninguna con nombre, salvo una: Agustinita, la favorita de Santana, y de quien se dice concede milagros.

“Agustinita se ha convertido en la muñeca más importante de la colección, con la que pasaba el tiempo, su compañera, con la que hablaba, su protectora”, comentó González Franco.

“Como se cree que Agustina tiene dones, por las noches ella andaba por ahí, incluso tenía el don de curarlo y protegerlo. Por eso hay platos para dejarle pequeñas ofrendas”, añadió.

Pronto se corrió la voz sobre las muñecas y los vecinos de Santana comenzaron a visitarlo, llevando como obsequio más muñecas, que el hombre fue colgando a lo largo de la isla. De hecho, hasta el día de hoy los turistas llevan sus propias muñecas.

En 2001, Santana fue encontrado muerto en su chinampa en el mismo lugar y posición que fue encontrada la niña. El hombre falleció de un ataque al corazón.

Hoy, la llamada Isla de las muñecas es una atracción turística que recibe a miles de visitantes cada año, muchos de los cuales creen que el lugar está maldito.

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