Una conexión romántica que carece de definición clara o compromiso y se queda en una “situación” ambigua.
Por más incómodo que pueda parecer ese momento en que ambos se preguntan “¿qué somos?“, hoy en día es sumamente importante para ser sinceros sobre qué es lo que queremos.
Nos encontramos en un entorno donde los jóvenes adultos se inclinan más a participar en situationships, en lugar de buscar relaciones tradicionales y definidas.
Un estudio realizado por YouGov en Estados Unidos reveló que dos de cada cinco personas han estado en una relación ambigua. De este grupo, el 50% corresponde a adultos jóvenes de entre 18 y 34 años.
Este tipo de vínculos surgen como resultado de varios factores sociales y culturales que afectan las dinámicas de las interacciones modernas.
La percepción de opciones románticas infinitas, impulsada por las citas en línea y las redes sociales, genera lo que se conoce como la Paradoja de la Elección: miedo a comprometerse por temor a perder la oportunidad de encontrar algo mejor.
A esto se suma la postergación de hitos tradicionales como el matrimonio o la compra de una vivienda, ya que muchos jóvenes priorizan su libertad personal.
Además, la incertidumbre financiera y laboral, especialmente tras periodos de recesión económica, hace que muchas personas sean cautelosas al vincular sus vidas con las de otros antes de alcanzar estabilidad profesional.
¿Cómo saber si estás en una situationship?
Según el artículo académico del Dr. A. Shaji George, ponte alerta si notas estas características clave:
- Falta de definición clara: No hay una conversación explícita sobre la naturaleza de la relación, y ambas partes evitan etiquetarla como una relación comprometida.
- Comunicación inconsistente: Las interacciones fluctúan entre la intimidad y la distancia, lo que genera confusión sobre los sentimientos e intenciones mutuas.
- Ausencia de progresión: La relación no avanza hacia un compromiso más profundo o una mayor claridad, y suele permanecer estancada durante un período prolongado.
- Ambigüedad emocional: Puedes sentirte inseguro sobre los sentimientos de tu pareja, lo que genera ansiedad o inseguridad sobre tu lugar en su vida.
- Conocimiento superficial: Falta una conexión emocional profunda o un entendimiento del contexto más amplio de las vidas del otro fuera del ámbito romántico.
La psicoterapeuta Tara Quinn-Cirillo explicó en el sitio web Refinery29 que “si alguien siente que una relación de pareja ha ido más allá de un arreglo casual, entonces es importante comunicarlo”, y recalca que los “límites” siguen siendo importantes a pesar de la informalidad.
De lo contrario, se puede pasar muy mal.
Consecuencias
La incertidumbre prolongada en relaciones románticas ambiguas puede provocar varios impactos psicológicos significativos:
- Estrés y ansiedad crónicos: Las personas pueden experimentar una vigilancia constante y una sensación de inquietud mientras buscan confirmación sobre los sentimientos de su pareja.
- Disminución de la autoestima: Permanecer mucho tiempo en una situationship a menudo lleva a las personas a cuestionar su propio valor, especialmente si se perciben más involucradas emocionalmente que su pareja.
- Problemas de apego: La ambigüedad puede activar la ansiedad de apego, haciendo que las personas se obsesionen con el comportamiento y las interacciones de su pareja.
- Angustia emocional: Las personas pueden experimentar sentimientos de abandono, vínculos traumáticos y dificultades para superar la relación una vez que termina.
- Habilidades relacionales deterioradas: Las personas tienden a evitar la vulnerabilidad y la comunicación abierta, perpetuando ciclos de relaciones poco saludables en el futuro.
Beth Ashley, autora del libro “Putas” también argumentó que “nunca consideramos que una mujer puede estar justo donde quiere estar, teniendo una conexión sexual con alguien sin la presión del compromiso”.
Aunque estas puedan generar confusión emocional y pueden afectar el bienestar psicológico, también es válido que algunas personas prefieran este tipo de vínculo por su flexibilidad.
Lo importante es tener conversaciones claras y honestas desde el inicio para establecer expectativas mutuas.
Al comunicar tus necesidades y límites, puedes evitar malentendidos y construir relaciones, sean casuales o comprometidas, que sean saludables y respetuosas para ambas partes.
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