El largometraje busca aportar nuevas perspectivas a la historia de Ramón Castillo, incluyendo la de un miembro de la secta de Colliguay y familiares del líder del grupo.
La condenada por el parricidio de su hijo en la secta de Colliguay, Natalia Guerra, está aislada del resto de la población penal en Centro de Orientación Femenino de San Joaquín, por temor a que sea agredida.
Natalia Guerra fue detenida en Isla de Maipo luego de permanecer prófuga por dos años. Tras su detención, se estableció que "seguía efectuando algún tipo de culto muy poco conocido". Debe cumplir cinco años de prisión.
