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Entró a las teleseries en 2011, medio como en juego, y ya lleva más de una década en el rubro. Y ahora se atrevió con otro arte: lanzó un libro de poemas, Palabras marchitas. “Yo mismo me encasillaba”, cuenta sobre las trabas que se autoimponía para publicar. “Sentía que la gente no lo iba a entender”. Incluso se ha animado a dar entrevistas. “Me expongo muy poco, nunca directamente”, comenta el actor, que habla de sus “muchas inseguridades”, amores, quiebres, su tensa relación con los papeles de “niño bonito o galán”, su tremenda admiración por Gabriel Cañas y mucho más.