Eduardo Meneses, anfitrión de Airbnb, reveló que la idea de alquilar una carpa surgió cuando dos huéspedes europeos quisieron extender su estadía y tenía todo ocupado. Ya está pensando en “masificar” la iniciativa.
Una curiosa alternativa de alojamiento por Airbnb acaparó las miradas hace unas semanas. Se trata de una carpa con un colchón inflable, ubicada al interior de una casa en Santiago Centro, y cuyo costo asciende a $14 mil por noche.
“Nuestra carpa cuenta con una cómoda cama doble con sábanas y mantas suaves para que puedas descansar plácidamente después de un largo día de turismo. Además cuenta con iluminación ambiental para crear un ambiente cálido y acogedor”, se lee en el anuncio de la plataforma.
El arriendo también incluye acceso a baño, agua caliente, patio y WiFi. Es idóneo para “viajeros del mundo”, indica la descripción.
Ahora fue el mismo anfitrión de aquel Airbnb, Eduardo Meneses, quien contó por qué decidió crear esta alternativa de alojamiento en la capital.
El relato del joven que arrienda carpa por Airbnb
En entrevista con Las Últimas Noticias, el joven venezolano contó que se dedica a vender productos por las redes y que también arrienda departamentos a turistas, con la autorización de los dueños.
De acuerdo a su relato, la idea de alquilar una carpa partió cuando dos huéspedes europeos quisieron extender su estadía.
“Estaba arrendándole a una pareja de belgas que se iba a Torres del Paine y querían quedarse dos días más, pero yo no podía porque tenía todo ocupado. Y se me ocurrió decirles que lo único que podía ofrecerles era una carpa en mi living de mi casa”, dijo.
Rápidamente, le tomó fotos a la carpa y las subió a Airbnb para que los turistas pudieran hacer la reserva.
Para Meneses, la carpa está pensada especialmente en quienes buscan un alojamiento de una noche sin grandes comodidades. “El resto del día están en la calle turisteando, salen a conocer. Mi arriendo les parece atractivo, diferente y más económico”. Y le ha ido bien, pues según confiesa, ha sido solicitada por turistas de distintos países.
“Al principio me daba nervios, incluso puse un escritorio cerca para hacer como que trabajaba para ver cuando llegaban y cuando se iban”, dijo tras ser consultado si le causaba incomodidad tener la carpa dentro de su propio living.
No obstante, a medida que pasó el tiempo, Meneses se dio cuenta que como la plataforma exige documentos para verificar la identidad, era poco probable que algo malo ocurriera.
¿Y qué hay de la limpieza? El venezolano cuenta que se realiza apenas los huéspedes terminan su estadía. “Los que vienen se quedan unos cinco días y duermen sobre sábanas y frazadas que se lavan después de que las usan. Pero la gente es cuidadosa también”, asegura.
Pensando en el futuro, Meneses está pensando en “masificar” la idea. “El que quiere emprender, puede”, concluye.
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