Hoa Hakananai’ es su nombre original de Rapa Nui era y terminó en suelo ingles en 1869, luego de una larga expedición del imperio europeo.
La polémica se desató durante los últimos días luego que el influencer haitiano, Mike Milfort, que reside en Chile, iniciara una campaña contra el Museo Británico con la consigna “devuelvan el Moai” a Rapa Nui, lo que generó una ola de comentarios en las redes sociales de la institución europea, al punto que los cibernautas argentinos agarraron papa, manifestando su apoyo y, de paso, pidiendo lo propio, pero con las Islas Malvinas.
Incluso el Presidente Gabriel Boric deslizó su apoyó a los reclamos, en su visita a la isla de Chiloé, mientras se construye el megapuente que unirá suelo chilote con el continente: “Cuando mostremos a Chile en el mundo, van a aparecer las Torres del Paine, van a aparecer los moai —que nos devuelvan el moai los ingleses—, también el desierto de Atacama y va a aparecer el Puente Chacao”.
¿Cómo llegó el moai a Inglaterra?
Hasta noviembre de 1868, moai Hoa Hakananai’a permaneció enterrado en Isla de Pascua. Sin embargo, todo cambió con el arribo de la fragata británica HMS Topaze, liderada por el comodoro Powell, que había emprendido una travesía por el Pacífico para supervisar las posesiones el imperio británico en el Hemisferio Sur.
Según se ha recopilado de manera salpicada, a través de los diarios de viajes del cirujano John Linton Palmer y el teniente Matthew James Harrison, y también de la arqueóloga Katherine Maria Routledge que décadas después visitó la isla y tuvo acceso al testimonio de una lugareña que vio lo ocurrido (Victoria Veriamu), todo habría partido cómo una exploración; los ingleses venían con la idea de llevarse restos o curiosidades arqueológicas que llamaran su atención, consignó BBC Mundo.
Durante aquel recorrido, los exploradores llegaron hasta la aldea y centro ceremonial de Orongo —localmente como Taura Renga—, y dentro de una vivienda encontraron a medio enterrar esta figura de 2.42 metros de alto y 4.2 toneladas, hecha de basalto, que es el material que constituye sólo a una decena de los moais.
A diferencia de otras voluminosas figuras pascuenses, esta —que habría sido labrada entre entre el 1.000 y 1.200— tenía su espalda decorada con pinturas blanca y negra, además de tener un cinturón de corteza de árbol.
Según recogió el libro Among Stone Giants, escrito Jo Anne Van Tilburg, el relató que le dio la mujer pascuense a Routledge indica que los británicos habrían derribado el hogar que acogía al moai, para luego ponerlo en una plataforma boca abajo, apoyado presuntamente en almohadas de pasto, y se deslizado colina abajo por el volcán Rano Kau, con el esfuerzo de entre 40 y 60 hombres.
El largo viaje a Europa
La distintiva pintura que cubría la parte trasera del moai se habría perdido en el trayecto desde su posición original en la plataforma que lo llevó hasta la fragata, según el testimonio del cirujano Linton Palmer.
Ya en alta mar, a Hoa Hakananai’a lo protegieron con un lienzo mientras duró su travesía en el barco, según un artículo del arqueólogo británico Mike Pitts. De hecho, su protección se observa a sus pies en una foto tomada cuando la embarcación pasó por Valparaíso entre fines de 1868 y junio o junio de 1869, cuando retomaron su regreso a Europa.
Así, el 25 de agosto de ese año, el moai se le obsequió a la reina Victoria, quien, a su vez, se lo entregó al Museo Británico, para ser ubicado en la entrada principal del recinto, donde habría permanecido durante la primera mitad del siglo XX.
Sin embargo, ante el peligro de bombardeos alemanes durante la Segunda Guerra Mundial, fue movido al interior del museo, y ya en 1966 lo llevaron a las instalaciones del Departamento de Etnografía, en Burlington Gardens. Y en el 2000 regresó al interior de Museo Británico, donde permanece hasta nuestros días, siendo, cada tanto, motivo de discordia.
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