La pérdida del olfato es uno de los síntomas más comunes entre quienes padecen el virus. Pero el camino de la recuperación puede ser complejo y difícil.
La pérdida del olfato, o anosmia en su nombre clínico, es uno de los síntomas más comunes entre quienes padecen el coronavirus. Un estudio desarrollado a partir de 417 casos registrados en 12 hospitales europeos (disponible en Eur Arch Otorhinolaryngol), señala que un 79,6% de los pacientes desarrolló ese cuadro.
Los científicos discuten dos posibles causas para este síntoma en particular. De un lado puede tratarse "de un edema de las hendiduras olfatorias, estos dos surcos situados en la nariz por los que pasan pequeños nervios que salen de la nariz y van al cerebro y transmiten las moléculas del sentido del olfato. Es una reacción inflamatoria relacionada con el virus y normalmente nos recuperamos en 15 días, tres semanas", explica el Dr. Wissame El Bakkouri en un artículo del portal RFI.
"La segunda hipótesis es una invasión viral de las neuronas. Las neuronas olfatorias están situadas en las hendiduras olfatorias que son atacadas físicamente por el virus, e incluso en los bulbos olfatorios del cerebro. Podemos pues imaginar que la anosmia, la pérdida del olfato, durará más tiempo", agrega el profesional.
Reeducar el cerebro
El doctor detalla que el proceso de recuperación total del olfato es complejo. Todo parte con una fibroscopia para evaluar el estado de las fosas nasales luego de padecer la enfermedad. De allí se puede hacer un test olfativo, en que se somete al paciente a cinco olores tomados al azar entre 48 frascos. La idea es medir cuáles puede identificar con precisión.
En este test, se presentan olores que van desde plantas y flores, como rosas, a otros productos como caramelos, quesos, purines, entre otros. Según el médico, con esta exposición se busca reeducar el cerebro para que recupere las conexiones neuronales y vuelva a recordar los olores, que posiblemente olvidó. Por ello, el ejercicio se realiza dos veces al día.
Sin embargo, no todos los pacientes reaccionan de la misma forma al tratamiento. "Nos gustaría decir a todos los pacientes que hay esperanza. Pero la verdad es que, por desgracia, más allá de un año, las posibilidades de recuperación son extremadamente bajas, si no nulas", advierte el Dr. El Bakkouri