Por ahora los científicos buscan indagar si ese mundo lejano, ubicado a 40 años luz de la Tierra, cuenta con las condiciones para albergar vida.
Un exoplaneta que cuenta con una temperatura superficial notablemente templada está siendo el foco de las miradas de los científicos de la NASA. A grandes rasgos se trata de un mundo rocoso, de tamaño similar a Venus, que orbita una estrella enana roja lo suficientemente débil como para no incinerar al mundo.
De acuerdo a la investigación, el planeta, llamado Gliese 12 b, es ligeramente más pequeño que la Tierra y orbita su estrella anfitriona, Gliese 12, a solo el 7% de la distancia que existe entre la Tierra y el Sol.
Lo llamativo es que, a pesar de que el exoplaneta recibe 1.6 veces más energía de su estrella que lo que la Tierra recibe del Sol, Gliese 12 b cuenta con una temperatura superficial estimada de 42 grados C.
Aquello lo convierte en uno de los exoplanetas más templados descubiertos hasta ahora, lo que ofrece una rara oportunidad para que los astrónomos estudien si este tipo de exoplanetas que orbitan estrellas más frías pueden mantener sus atmósferas y, potencialmente, soportar vida.
“Hemos encontrado el mundo más cercano, en tránsito, templado y del tamaño de la Tierra, localizado hasta la fecha”, dijo Masayuki Kuzuhara, profesor asistente del proyecto en el Centro de Astrobiología de Tokio. “Aunque todavía no sabemos si posee atmósfera, hemos estado pensando en ella como una exo-Venus, con tamaño y energía similares recibidos de su estrella como nuestro vecino planetario en el sistema solar”, recalcó.
En ese sentido, por ahora los astrónomos buscan determinar - haciendo uso del Telescopio James Web - si Gliese 12 b, que está ubicado a 40 años luz de la Tierra, tiene una atmósfera y cómo está compuesta. Posteriormente intentarán indagar en la posibilidad de que albergue agua líquida y, por ende, si existen las condiciones de albergar la vida como nosotros la conocemos.
Pero lo que está claro por ahora es que la estrella Gliese 12, ubicada en la constelación de Piscis, es mucho más pequeña y fría que nuestro Sol y no muestra señales de actividad magnética extrema, por lo que no afectaría las posibilidades de la existencia de una atmósfera estable en el exoplaneta.
Este descubrimiento no solo podría proporcionar información sobre por qué la Tierra y Venus, a pesar de sus similitudes, tienen atmósferas muy diferentes, pues además podría ayudar a mostrar si las estrellas enanas rojas, que son muy comunes en nuestra galaxia, pueden albergar planetas similares a nuestro mundo.