El cine biográfico es reinventado con una apuesta visual audaz, donde el propio Williams narra su historia a través de un chimpancé digital. Más que un repaso de éxitos y escándalos, Better Man explora sus inseguridades, traumas y la batalla interna que lo llevó al abismo y la redención. Y eso la hace una buena película.
La figura de Robbie Williams siempre ha sido mucho más que una excusa para trollear a Luis Jara o el revuelo causado por aquella entrevista tan viral en Chile. Aun así, es inevitable que la imagen del cantante chileno, la cara del británico y la frase del fanatismo en su conversación viniesen a mi mente antes de la cortina de créditos inicial de Better Man, la nueva película biográfica que aborda el auge, la caída y la resurrección espiritual del exintegrante de Take That.
Sin haber sido nunca fan de Williams, también llegué con una falsa idea: pensaba que apenas conocía “Rock DJ”, aquel clásico pop que sonó hasta el cansancio en las radios y cuyo videoclip fue emitido sin cesar a comienzos de este siglo. Sin embargo, a medida que avanzaban los minutos, no solo me fui dando cuenta que conocía muchas más canciones de Williams de las que creía, sino que también su propuesta pop era mucho mejor de lo que recordaba.
Ese hallazgo se refuerza gracias al excelente pulso de esta producción dirigida por Michael Gracey, quien previamente realizó la extravaganza musical de The Greatest Showman y aquí da rienda suelta a una propuesta visual, filosófica y espiritual: el propio Robbie Williams da voz a un simio digital que encarna su historia de vida, añadiendo una capa de significado que permite diferenciarla de los biopics tradicionales.
Esta decisión no solo establece rápidamente la naturaleza indomable del cantante, presentándolo como una fuerza de la naturaleza imposible de controlar, sino que también lo sitúa en contraste con su entorno: su familia, sus amigos, la industria musical y una sociedad que lo eleva a lo más alto mientras sus impulsos y adicciones se desatan en paralelo con el vacío que lo consume.

Better Man se convierte así en un retrato certero no solo del artista, sino también del ser humano que hay detrás, con sus traumas infantiles, sus inseguridades y las experiencias que moldearon su personalidad y creatividad. La película parte con el quiebre de su vida familiar en los años 80, cuando su padre, con aspiraciones artísticas, lo abandona. Luego recorre los hitos esperados: el ascenso de Take That, los excesos juveniles, la ruptura con la banda, su meteórico éxito en solitario y las relaciones personales que lo marcaron, incluyendo un cameo de los miembros de Oasis.
En ese ámbito, uno de los mayores aciertos de Better Man es la forma en que el chimpancé digital se entrelaza con los conflictos internos de Williams: su inseguridad, sus dudas creativas, el quiebre con su pareja y los demonios internos que lo acechan debido a sus adicciones. La gran batalla digital que enfrenta el cantante en su cabeza, mientras da el recital más importante de su carrera, funciona como una representación visual del autosabotaje y las carencias emocionales que lo llevaron al borde del abismo.
Otro aspecto muy bien desarrollado, y que alcanza los momentos más emotivos de la película, es la exploración de sus relaciones familiares: el amor de su abuela, quien empieza a padecer Alzheimer, el inquebrantable apoyo de su madre y, sobre todo, la compleja relación con su padre, a quien siempre busca impresionar a pesar de ser una figura ausente e incapaz de validar sus logros.
Better Man logra capturar las complejidades de Robbie Williams sin caer en la simple exaltación o el blanqueamiento de su carrera. Al mismo tiempo, la apuesta del CGI añade una dimensión fresca y arriesgada que lo distancia de otros biopics convencionales. Su ritmo narrativo bien logrado, las secuencias musicales vibrantes y la propuesta visual innovadora consolidan a la película como un acercamiento honesto, creativo y profundamente humano al cantante. Y al final, Better Man también demuestra que Robbie Williams es mucho más que sus éxitos radiales y sus escándalos: es un artista con una lucha interna constante, una creatividad desbordante y una fragilidad emocional que lo hacen fascinante. Incluso como simio digital.
Better Man ya está en cines en funciones especiales y concretará su lanzamiento oficial a partir del próximo 27 de febrero.