Del “¡quedó picá la Mariana!” a Camila Vallejo e Irina Karamanos: la fábrica de personajes que levantó Karol Blum

La actriz habló de todo con el diario pop.

Karol Blum, la actriz dueña de varios virales en las redes, desmenuza su carrera y futuros proyectos con La Cuarta. Desde sus sueños de danza hasta convertirse en “la de las voces”, aunque ella se define como “la de los personajes”. También habla de sus parodias a rostros políticos y las ganas de construir su propio show: “Es momento de hacerlo, cortar el hueveo”.

Si no hubiera sido porque fue Vicente Ruiz el de la desinteresada recomendación, Karol Blum habría seguido empeñada en ser bailarina. Ya se lo habían insinuado sus padres y alguna amiga, pero recién cuando se lo dijo él —tenía que ser él, una especie de ídolo temprano a quien le seguía la pista desde hace años, de seguro su mayor motivación para rendir la prueba de ingreso a la Escuela de danza de la Universidad Mayor—, “fue la gota que rebalsó el vaso”: lo suyo era el teatro.

En realidad, Blum (36) no estaba del todo equivocada. Cuando ingresó a la sala para conocer su suerte, le hicieron saber que había sido seleccionada y que tenía mucho talento en esto de la danza. El asunto es que, mientras esperaba, advirtió el estrés que la rodeaba: había postulantes pálidas, algunas que se comían las uñas y se transmitían el nerviosismo unas a otras. De un grupo, inclusive, escuchó sobre la urgencia de acudir cuanto antes al nutricionista para armonizar el cuerpo. De pronto el examen parecía algo de vida o muerte y ella no estaba dispuesta a inmolarse. En esas condiciones, con la duda implantada, las palabras de Ruiz fueron un alivio: “Te puedes matricular cuando quieras”, le dijo. “Pero yo creo que tú deberías ser actriz”.

—Ahí yo quedé pa’ adentro.

—Y tomaste la decisión.

—Fue como ya, chao, voy a ser actriz. Total, igual voy a poder bailar siendo actriz.

La Tía Nancy y Catartist son de los personajes más entrañables de la actriz. Foto: Mario Tellez.

El camino que a contar de ese día recorre (“me fui al tiro al Duoc, el lugar más barato que había”), le ha permitido bailar de todas formas. Pero, también, subirse a decenas de escenarios, participar en programas de televisión, radio, webseries, podcasts, animar festivales, doblar caricaturas y —como veremos más adelante— crear sus propios personajes. De hecho, en unas pocas semanas, el 12 de septiembre, se estrenará un proyecto por el que Blum espera desde hace ya varios meses. Se trata de una colaboración entre UChile TV y la productora Tres Tercios que llamaron Vamos que se puede, un matinal “como los de antes” en el que la actriz interpreta a la protagonista, Yuyi Paola Filipovic Becerra, una animadora que “estuvo a punto de ser famosa en los noventas”, “tuvo apariciones en televisión como notera del Festival de Viña y otras cosas más”, pero entonces el estrellato le fue esquivo y ahora “volvió con todo” para “al fin a tener el espacio que tanto soñó”.

Allí, por lo demás, Blum tendrá la oportunidad de presentar otras creaciones de su autoría:

—Ella interactúa con varios de mis personajes —cuenta emocionada—, entonces hay varios momentos en que está Yuyi hablando con Bebecita, con Héctor Proteínas, también el Coach Hippie, Catartist, que es una artista conceptual, y también hay otro personaje nuevo, que es la Robot, una asistente virtual que ocupa Yuyi en el programa, para que ocupe el rol de Patito Frez.

Yuyi, la animadora de Vamos que se puede.

El matinal ficción —que se grabó el pasado enero y que también contará con la participación de Javier Manríquez (Guororororoi), Beno Espinosa y Kakoamedia— es uno de los muchos proyectos en el que Karol se enlistó. Su versatilidad le abrió las puertas de la TV en 2021 en el programa Políticamente incorrecto, de “Belenaza” y “Toto” Acuña en La Red. Luego se sumó al equipo de Paola y Miguelito y, más tarde, dio el salto a El antídoto, estelar que conduce Fabrizio Copano, con sketches donde imita a Camila Vallejo e Irina Karamanos, entre otros. Al mismo tiempo, le saca partido a sus redes sociales, donde reúne a más de 150 mil seguidores entre Instagram y Tik Tok.

—Te conocen como “la de las voces”.

—Me da risa eso, porque al final yo soy actriz, po. Y un actor o una actriz no es que haga voces, sino que el personaje habla así. Es la voz del personaje, no es la actriz de las voces. Si fuera por eso, cualquier actor o actriz haría voces, ¿cachái? Suena como si fuera una fábrica de voces, jajajá. Soy actriz y los personajes hablan así. Así como hay personas que hablan con muchos garabatos o hay personas que hablan rápido, el personaje habla de cierta manera, nomás. Y uno está al servicio de la historia que cuenta ese personaje. Entonces, obviamente hay que transformarse con la voz también pa’ que el público sienta y se meta en la historia. La de las voces es como... me da risa cómo suena. Me gusta más la fábrica de personajes.

—Pero es cierto que la locución, el doblaje, “tus voces”, es uno de tus fuertes…

—Yo no tengo tanta experiencia en doblaje, es más el leseo que hago con el doblaje de los personajes en las redes, imitando los doblajes antiguos de los dos mil, de los noventas, del Discovery. Pero sí he hecho caricaturas, principalmente en el CNTV. Ahí he hecho hartos personajes. Hubo una vez que hice a todos los personajes de la serie. Casi todos. Villa Clo se llama. Y otra que se llama Me cuentas otro cuento. Y hay otras series que ha hecho una productora, Merkén Studios, que son de Chile y ellos hacen muchas series animadas. Con ellos he trabajado harto en doblaje de caricaturas, y el proceso es entretenido, porque de hecho en otros países como Colombia o México, los doblajistas de caricaturas hacen el doblaje de una serie que ya existe, la Pepa Pig, Bob Esponja, y ya alguien le hizo la voz en inglés. Entonces ellos tienen que hacerles una voz parecida o meterse en la onda. En cambio acá, muchas veces las voces empiezan a aparecer cuando todavía no está ni pintado el mono, cuando todo es un bosquejo de la serie, y eso puede cambiar.

—Participas más en el proceso creativo.

—Ha pasado que de pronto está el director de la animación y me dice que la voz que hice está súper buena, así que va a hacer más gordito el personaje. O no sé: que cada vez que diga esta palabra abra los ojos, ¿cachái? Súper creativo. Un beneficio que tenemos. Yo fui a Colombia a aprender de otra gente que hacía lo mismo y allá, los colombianos y mexicanos me decían qué bacán que puedas vivir la voz, el doblaje, desde la creación del personaje mismo, no solamente por encima.

—¿Te gustaría doblar a alguien?

Mi sueño es que me llamen a hacer la voz de algún personaje de Disney o de alguna película de Netflix, Disney, Amazon. Me encantaría hacer el doblaje de algún monito animado, más que de un live action. Es más entretenido.

Probablemente el punto de quiebre para Karol Blum llegó en 2020, plena pandemia, cuando se masificó el audio de un video que había compartido un año antes. “¡Quedó picá la Mariana, pero quedó picá, picá!”, como se podría titular, es en esencia la recreación de una charla de oficina que nació después de decodificar cómo los chilenos suelen contar sus historias. Es decir, repitiendo un sinfín de veces la conjugación del verbo decir: “Y así me dijo, po. Y yo le dije, ay Mariana, yo no puedo ir a trabajar así, le dije yo. Estoy con licencia, le dije. Estoy con el pecho tomado, le dije yo (...), y me dijo, ay cuando yo estoy enferma, me dijo (...), no, si así le dije yo”. A la actriz se le había pegado ese modo de hablar y quiso plasmarlo en un breve extracto que luego devino viral.

—A mí me gusta lo que se generó, porque es un punto de unión. Todos se ven reconocidos, da lo mismo de qué lado estés, de dónde seas, todos los chilenos, las chilenas, se sienten reflejados en eso, y eso ha sido bonito. Un poco eso es lo bueno de las redes sociales, que uno comparte. Nadie va a andar patentándolo, es un compartir, para todos, que todos lo ocupen, que todos jueguen a ser la Mariana.

—¿En ese momento empezaste a sacarle partido a las redes sociales?

—No sé si lo ocupé para sacarle partido, sino que pa’ jugar, probar cosas nuevas y entretenerme creando cosas. Como una manera de entretenerme y compartir lo que me gustó a mí, que me salió algo choro. Nunca lo he visto como: oye, todos los jueves voy a subir un video... aunque debería hacerlo, jajajajá. En Tik Tok me cuesta. Mucha gente me dice que tengo que ser más disciplinada con el contenido para tener más seguidores, y es como que me da lata. Prefiero que siga siendo como algo agradable, buena onda, que cuando se me ocurre algo, lo hago, ¿cachái?

—¿No te ves como influencer o creadora de contenido?

—Igual lo soy, pero no es que lo ande buscando. Si me aparece la oportunidad de hacer publicidad, obvio que lo hago si es que me tinca la idea, lo que me propongan. Pero no es que ande diciendo a todo que sí. Hay marcas que a veces no me hacen mucho sentido, pero me gusta la idea que me proponen. O a veces me proponen algo que no me gusta y les digo, oye, pero si me dejan de tal manera, lo hago. Ahí tiene más sentido pa’ mí. Porque a mí igual me encanta la publicidad, igual lo hago, pero tiene que hacerme sentido en algún punto, que me entretenga o que sea de mi onda.

—¿Y cómo creas estos personajes? Cuéntame del proceso.

—De distintas maneras. A veces, porque hay un filtro bonito o un filtro de modelo, ponte tú, y al tiro se me ocurre ¡oye, es como un influencer! Y ahí empiezo a hablar como influencer, aparece una voz, ¿cachái? Aparece un elemento de la casa, un sombrero, no sé, cualquier cosa. De repente pasa con los filtros, después otras veces porque con una peluca que tengo me dan ganas de hacer algo o con unos lentes que agarré. O a veces solamente está la idea en mi cabeza y lo empiezo a armar, después me grabo. Distintas cosas. A veces incluso hay un tema dando vueltas y quiero decir algo al respecto, y lo mezclo con la voz de una tía. Pero siempre son mezclas de cosas, de estímulos. De lo que veo o escucho de alguien con un objeto de la casa. Generalmente es así.

—¿Hubo algún referente?

—De Chile mi mayor referente… hmm, ¡las teleseries de los noventa! La Ximena Rivas con el Bastián Bodenhöfer en Tic Tac, la Claudia Burr en Oro verde, ¿cachái? Como en Estúpido Cupido, esas cosas. Y así como más actuales, de su trabajo mismo, más pro, yo diría que la Kristen Wiig de Saturday night live, la comediante gringa, me siento identificada con lo que hace ella. Y me gustaría ser su amiga, jajajajá.

La diversidad de papeles que Blum ha conseguido incorporar a su catálogo llamó la atención de quienes hicieron posible El antídoto, el polémico late de comedia que se transmitió hasta mediados de junio por las pantallas de Mega. “Necesitaban una actriz que pudiera hacer distintos personajes para los sketch o para intervenir durante el programa en vivo”, explicó en su momento a La Tercera. Y entre esos personajes asumió la responsabilidad de interpretar a la ministra vocera de gobierno Camila Vallejo —junto a los comediantes Héctor Romero, Marcelo Valverde y Luis Slimming en una oficina que se inspira el segundo piso de La Moneda— y a la psicóloga y expareja del Presidente Boric, Irina Karamanos.

—¿Cómo fue imitar a Camila Vallejo? Alguna vez dijiste que estudiabas mucho sus gestos.

—Yo siento que no soy imitadora, y eso igual me gustaría decirlo, jajajá. No soy imitadora, me gusta más que las personas vean un sketch, un video, una historia y que digan oh, se parece, me recuerda a tal persona, pero también me recuerda a esta otra y a esta otra. Eso lo encuentro más entretenido, porque no está todo dicho, no está todo en bandeja. El espectador también se imagina algo y eso es volver a ser niño. Te pasan algo que no está completo, tú tenís que imaginarte lo que quieras y va a estar bien. Eso me gusta. En este caso, sí, los gestos... como no soy imitadora, es como agarrarse de un gestito, de otro, un sonido, una palabra y sacarle el rollo desde ahí. No elegir todas las cosas, todos los gestos, todos los momentos. Son dos o tres cositas con las que tú puedes armar algo.

—Lo que dices es un poco lo que pasó con el personaje de Irina, ¿no?

—Sí, ella venía de otro personaje que había inventado hace tiempo, una artista conceptual, ahora se llama Catartist, y mucha gente la asoció a la Irina pensando que era una imitación. ¡Y nada que ver! Pero me gusta eso. Es como esa fábrica de personajes que hablábamos. Tampoco una puede crear infinitos personajes, igual tengo un límite, no tengo tantas capacidades. Entonces, me gusta pensar que esta fábrica de personajes es una fábrica de actores y que dentro mío hay hartos actores y actrices. Que la Tía Nancy también puede actuar de otros personajes. Es como si los personajes más madre estuvieran al servicio de otra historia y de otro personaje. Como la Catartist que puede hacer de la Irina, o después de una galla más cuica, y así con todos.

—¿Te dio miedo interpretar a estos rostros, entendiendo que es política y la política despierta siempre pasiones?

—Sí, ojalá no se enojen. Ojalá no se enojen, porque yo las admiro bastante. Y no sé, me pasa que una, como actriz, también se pone en el lado humano de las personas. No sé, a veces me dicen: oye, pero te estás riendo de los defectos de los demás. Y pucha, no po. Es mostrarte las cosas como son, nomás. Es una parte de lo que es la realidad, el teatro es así. Calderón de la Barca, no me acuerdo bien de la frase, pero dijo que en el teatro uno muestra virtudes y defectos de la sociedad, ¿cachái? Mostramos todo. Y es un morbo que yo tengo de también poder estar en la piel de esa persona por un segundo. Está la admiración ahí, y hay admiración de lo bueno, de lo malo. Una persona que es muy buena, nunca va a poder saber lo que se siente ser mala, estafar, cagarse al resto. Hacer un personaje así te da la posibilidad de vivir ese momento, eso es lo rico de la actuación. Y con los personajes me pasa lo mismo: hay un poco de admiración a la Irina, a la Camila. Qué ganas de ser así, de hablar así, de ser tan segura como Camila, de ser tan líder y no ser tan dubitativa. La Camila es así y uno le cree. O la Irina, que conoce todo el diccionario... ¡ojalá yo pudiera reconocer todo el diccionario!

Cuando el video de ella interpretando a Irina Karamanos se difundió en redes sociales, la propia psicóloga se apresuró en felicitarla vía Instagram. “Seca”, le escribió a su DM, y cerró con dos emojis, un corazón y una carita sonriendo. Después no volvieron a hablar, tampoco sabe qué pensará la ministra, pero Blum espera que se lo hayan tomado bien. “Que sepan que no tengo malas intenciones”.

La actriz es dueña de una serie de personajes que interpreta en sus redes sociales.

—De todos modos, imagino que te ha tocado lidiar con malos comentarios.

—Me pasa todo el rato. Mucha gente me escribe fome o cómo se ríen de esta mina, esta mina está cada vez más fome. Puros comentarios así, entonces no pesco mucho. Y tampoco pesco las cosas buenas. O no tanto. Intento no pescar los comentarios positivos también, porque ni lo uno ni lo otro, las redes sociales son bien engañosas. A veces me meto, me aparece un video que encuentro súper fome, pero tiene millones de seguidores, millones de likes, y pa’ mí es fome. Y ahí digo oh, qué heavy, igual bacán, porque hay diversidad. El humor es súper subjetivo, no hay una receta. Por más que se haya escrito de humor y haya gente que sepa los códigos del humor y todo. Es súper subjetivo. Entonces, yo digo: qué fomes estos cabros, pero hay caleta de gente a la que les encanta y está bien. Lo mismo debe pasar conmigo: debe haber gente que me encuentra fome y millones de personas a las que también les gusta, y da lo mismo. Entiendo eso.

—Te tocó imitar a Camila Vallejo, a Irina. ¿Te gustaría interpretar a alguien más?

Me gustaría sacarle el rollo a la Maca Ripamonti, que me encanta cómo habla, su labial, su seguridad. Y a la Karla Rubilar también, a Bachelet. Me encanta hacer de hombre igual.

Yuyi en el matinal ficción por el que tanto aguarda Blum.

—Al margen del programa, ¿qué se viene para ti?

—Ojalá que el próximo año me salgan muchos escenarios para hacer cosas en vivo, que es algo que vengo diciendo desde hace cinco años, que voy a hacer un show unipersonal y nunca lo hago. No sé si stand up, pero un popurrí de mis personajes. Ojalá que lo haga... que me resulte. Lo decreto, jajajá.

—¿Y por qué no has podido hacerlo?

Lo abandono en el proceso. He tratado de escribir un stand up, pero no me ha funcionado bien, no me siento cómoda. Entonces no insistí en eso, no lo seguí buscando. Me frustré en el proceso. Después empezamos a escribir un show con una varieté de personajes y también medio abandoné en el proceso, pero ahora retomé y estoy necesitando equipo. Tengo unas personas, una dramaturga que me puede ayudar, estoy buscando. Es que es distinto hacer videos que hacer un show grande de cuarenta minutos con el que me sienta identificada y que me guste, que sea algo entretenido.

—Pero ahora sientes que llegó la hora.

—Ya es momento de hacerlo, cortar el hueveo.

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