El hallazgo resulta iluminador porque entrega la posibilidad de conocer cómo era el Universo solo unos pocos millones de años después del Big Bang.
Gran expectación se había generado luego de que la NASA adelantara que, con el icónico telescopio Hubble, habían hecho un tremendo descubrimiento, lo que desató las fantasías de toda la comunidad astronómica.
Ahora, finalmente el misterio quedó al descubierto.
Se trata de Eärendel (significa luz naciente o estrella de la mañana), la estrella más lejana y antigua jamás observada, ubicada a unos 12.900 millones de años luz de la Tierra (todo eso demoró su luz en llegar hasta acá). Esta se remonta a cuando el Universo era joven, por lo que será clave para entender la evolución del Cosmos.
Si bien ya no existe tras haber estallado hace millones de años, su potente luz aún llega hasta nuestro planeta; se estima que tenía una masa 50 veces mayor a la del sol. Ese cuerpo existió durante los primeros cuatro mil millones de años tras el Big Bang.
El hallazgo fue realizado por un equipo internacional liderado por Brian Welch, de la Universidad Johns Hopkins (EE.UU) y el equipo Space Telescope Science Institute.
Eärendel, dijo Welch, es “una ventana a una era del universo con la que no estamos familiarizados, pero que condujo a todo lo que conocemos. Es como si hubiéramos estado leyendo un libro interesante, pero comenzamos en el segundo capítulo y ahora tenemos la oportunidad de ver cómo empezó todo”.
Ahora, resta determinar con precisión su masa, tamaño, temperatura, radio y si es una estrella de primera o de segunda generación.