“Digo lo que otros no se atreven a decir”: la receta del éxito de Otakin, el antiinfluencer que revienta locales de comida

Hace seis meses, Rodrigo Fernández jugó todas sus cartas en un nuevo proyecto: reseñar restaurantes con honestidad brutal. Esto es, criticar la calidad de los platos y la experiencia sin importar el sitio. A su modo, con cuotas de humor y groserías, se abrió paso entre los influencers y ahora goza de cientos de miles de seguidores. “Tengo la voz autorizada en redes sociales para decir lo que está malo”, asegura.

Antes de darse a conocer en redes sociales como Otakin —primero anisinger, luego antiinfluencer, Rodrigo Fernández (treintaitrés, hualpenino, relacionador público, publicista) cometió dos errores que hubieran desanimado a cualquiera.

1) Tenía dieciocho años cuando ganó 11 millones de pesos en un casino, una pequeña fortuna, lo suficiente para pagar el pie de un departamento o tal vez comprar un automóvil, pero reparó en ello después de despilfarrarlo todo.

2) En 2015, un aclamado comediante nacional lo convocó para una obra de teatro y en pocas semanas se vio con mucho dinero en los bolsillos. Con la suerte otra vez de su lado, intuyó que ese sería su despegue. Definitivamente parecía serlo: se presentaron por una temporada en el Teatro San Ginés y giraron, con buenos números, por todo el país. Pero no sólo no había llegado su momento, sino que, una vez más, tampoco aprovechó los ingresos.

De ahí quizás se pueda explicar que, ahora que tiene servida una tercera oportunidad, Fernández se tome las cosas con más calma: “Ya tuve una experiencia que fue repentina y, no sé, puedo caerme de hocico. ¿Y si me proyecto y no pasa?”.

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"La nueva minoría", de Cristián García Huidobro y Rolando Valenzuela, es la obra donde actuó Fernández.

Para entender su actualidad compuesta de 215 mil seguidores en Instagram, otros 146 mil en Tik Tok, decenas de virales, millones de likes, hay que avanzar hasta 2021. Alguna tarde de diciembre, mientras trabajaba como Viejito Pascuero, Fernández se convenció de que por ahí iban los tiros. “Incluso pensé en vestirme de Perro Chocolo, tener un traje, vivir del personaje todo el año”. Vivir del personaje: hay que quedarse con esto. En esa búsqueda, sin embargo, resolvió apostar por sí mismo y sacar provecho de sus talentos. Por ejemplo, de su garganta. Tan pronto terminó la pandemia, comenzó a presentarse en convenciones de otakus y ferias geek bajo el nombre de Otakin. En ocasiones las animaba, en otras interpretaba las canciones de apertura de Detective Conan o Digimon o Los Caballeros del Zodíaco. Este mundo no era algo desconocido para él:

—Yo soy otaku desde el 2004 aproximadamente, teníamos un grupo que nos juntábamos en Concepción —se sincera—, pero eso después va quedando de lado porque uno se enamora, tiene pareja... no te puedo decir que uno quiere puro cu..., ¡pero no podís ser otaku toda tu vida!

@otakin_antiinfluencer

Respuesta a @lorsei_34 fue solo cosa de ángulo ! si había gente y lo pasamos espectacular ! #digimon #anime #musica #cantante #hualqui #chile #concepcion

♬ sonido original - Otakin

De cualquier modo, “fue una fórmula para poder tener pega”, dice él. “Para mantenerme vigente dentro del mundo”. Como anisinger (cantante de anime), Otakin se subía a los escenarios entre cuatro y seis veces por mes. Lo compaginó con un fugaz paso por Twitch. Sus directos los dividía en días de casino, reacciones, juegos retro y conversaciones con invitados. “Todo esto con el humor y conocimientos freak que me caracterizan”, se promocionaba. Ese, podría decirse, fue su inicio como creador de contenido. Pero claro, en algún momento el flujo de eventos comenzó a disminuir dramáticamente. “Terminaron siendo uno o dos cada dos meses, entonces era insostenible”. Twitch tampoco era una solución. Fernández no tuvo otra que replantearse lo que hacía.

@otakin_antiinfluencer

➡️El jumbo y su música felíz!🤣 👀han ido alguna vez a esa hora ? 🕹️Nos vemos en twitch! #parati #chile🇨🇱 #chile #twitch #humor #jumbo #supermercado #concepcion #stream #streamer #twitch #soa

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Con las prisas y la ansiedad del caso, se le atravesó un proyecto que había dejado guardado en el olvido:

—Había un proyecto que era las reseñas sinceras, que había quedado abandonado hace dos años. Partió con la primera visita a un café, que se llama Gioco, acá en Concepción, pero estaba mal relatada. Tuvo solamente treinta likes en Tik Tok.

—Entonces, ¿cómo te convenciste?

—Esto parte cuando quedo sin pega, sin el tema del anime, que era mi sustento, con eso yo vivía, y me empecé a dedicar a salir con mi familia. En vez de ahorrar, de llenar la despensa, uno empieza a salir, porque era la mejor manera de despejar la mente. Empezamos a salir a locales, a pasear, digamos. Y cuando empiezo a ir a locales, tengo muchas malas experiencias y empiezo a grabar, pero no con la intención de subir un video. Hago tomas súper cortas, pinchacitos súper cortos, y después me doy cuenta de que hay potencial para hacer un video si hago un relato.

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Rodrigo Fernández, 33 años, publicista, hualpenino. Se ha desempeñado también como locutor de radio y TV.

—¿Así nacieron las reseñas negativas?

—Hice un video de un parque inflable, que hablaban muy bien de él. De hecho, una chica, que en la actualidad es influencer, subió un video de eso y le fue súper bien. Yo lo tenía guardadito ahí y después empecé a sacar ¡pam, al tiro! Saqué el video negativo y le fue bien. Pero después me di cuenta que no tenía que esperar a que otra persona sacara un video positivo para yo sacar uno negativo; me di cuenta que era mucho mejor sacar yo uno negativo y que nadie más pudiera sacar los positivos. Como pegarles un bloqueo. Así empezó todo: con bloqueos.

Un ejemplo de esto último es el viral que Fernández consiguió el pasado junio, cuando asistió como prensa a la Experiencia Hot Wheels. Allí subraya todo lo malo que ofrece la exhibición: precio, piso mojado, poca iluminación, vitrinas y actividades que no merecen lo pagado. “¿Sumergirme en el mundo Hot Wheels? Las hueas”. “El problema no es el evento en sí, sino que te lo muestran como la tremenda hueá”. Ojo, no es tirar mierda gratis, es sólo aproximarte a lo que realmente vas a venir”. Esas tres frases resumen el estilo que adoptó Otakin en sus videos y que le ha permitido crecer como la espuma. Pero al margen de las cifras, es probable que lo más relevante sea lo que explica a continuación: “Nadie pudo hablar, hacer una nota o subir un video de esa experiencia, porque era una mierda. Ahí me di cuenta del poder que había en las redes sociales y el poder que había en el relato, que a la gente le encanta”.

A esas alturas, Rodrigo Fernández ya había dejado atrás a Otakin Anisinger para abrirle paso a Otakin Antiinfluencer.

@otakin_antiinfluencer

🤣así con la experiencia pu 👀Te juro que fui con la mejor disposición 🚗 Esto se va a descontrolaaaar ❤️Sigue a tu anti influencer favorito #hotwheels #experiencia #parati #viral #concepción #autos #reseña #dato #panorama #humor #influencer #lentejas #viral #sincero #stream #reseña #otakin #conce #chile🇨🇱

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—Lo de Antiinfluencer entonces es por las críticas…

—Yo me defino como el antiinfluencer y no porque odie a los influencers, ojo ahí. Porque muchos me dicen eres un anti influencers y no, no es eso: la forma de comunicar es distinta y eso es lo que yo he dado a entender. Finalmente, Nicanor Parra era el antipoeta pero no dejaba de ser un poeta. Deadpool era el antihéroe, pero no deja de ser un héroe, ¿cachái? Es lo mismo. Yo voy a lugares a los que otros no se atreven a ir, digo lo que otros no se atreven a decir. Es eso. Y esto es súper importante: creo que toda la audiencia es antiinfluencer. Porque cuando uno va a un restorán, te sirven algo malo, por miedo no lo dice, y ahora yo tengo la voz autorizada en redes sociales para decir lo que está malo. Entonces yo creo que todos somos antiinfluencers y por eso el fenómeno ha crecido tan rápido, por eso la gente me ha seguido tanto, porque se siente identificada, siente un inside cuando voy a un local y critico algo.

—¿Cuál fue el punto de inflexión? Además de Hot Wheels, cuentas varios virales.

—Los virales casi ninguno lo he planeado, el que fue planeado fue solamente el del café con piernas, yo dije: ése va a ser viral. Pero los otros han sido chiripa, cosa de suerte. El del completo de la Copec, el del Hot Wheels, hay varios, hay varios. Pero el que me llevó a pensar, el del punto de inflexión, el ya, vamos, hagámoslo…, hmm, creo que fue desde el principio, el primero, aunque no se haya hecho viral. Porque si no, no hubiese tenido las ganas para seguir, ¿cachái?

—El del completo de la Copec es el que más reproducciones tiene.

—Sí, podríamos decir que el del completo de la Copec es un punto de inflexión. Creo que tiene ocho millones. Ese video es un video nacional, como le llamé. Hay, mensualmente, un video nacional, que no tiene región, es un video que va a trascender en todas las regiones. En este caso fue el Punto Copec, que hay en todas partes. También tengo uno en el Carl’s Jr, en Starbucks. Entonces, hay un video nacional mensual, uno negativo semanal y los demás, recomendaciones de restaurantes de Puerto Montt, de Santiago, de Concepción y de Arica.

En el viral que acaba de mencionar, Otakin considera que “el completo de los Punto Copec vale cualquier callampa”. Es más, a su juicio “ni califica como completo”. Más tarde, en la zona de salsas, mientras le sonríe cómicamente a la cámara, dirá que “le puedes echar toda la palta que quieras”, con la precisión de que “tampoco es palta esta hueá”. Inclusive se permite, a modo de truco/recomendación, llevar su propia sal y echarle por encima. De este modo, “queda diez de diez”.

En Tik Tok el video presume 128 mil likes y más de mil 600 comentarios. “Oye no, si cuántos completos vendió la Copec gracias a mí”, saca pecho Fernández entre risas. “La gente me mandaba sus fotos y sus videos comiéndose un completo en la Copec”.

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El logo oficial de Otakin con una polera del grupo rockero japonés X Japan.

—¿Y por qué crees que la gente engancha contigo?

—Porque soy el guatón simpático, el amigo guatón. El amigo guatón que todos queremos tener, jajaja. Sí, soy el amigo guatón que todos queremos tener. Siempre hay un guatón que tira tallas, que es ordinario, que se pasa pa’ la punta. Y poder plasmar ese guatón en redes sociales, igual es buena onda. Aparte, los guatones íbamos en ascenso, todos los guatones se estaban haciendo famosos: tenís a Nachito Pop, al Guatón Salinas, ¿cierto? Al Luis Slimming. Hasta que llegó el hueón del reality, el Rubén, y dejó la cagá con los guatones. Ahí quedamos.

—¿Qué es lo que más les atrae de tu contenido?

—Hacer mierda a los locales. Destruir locales, les encanta. Pero que sepan también que yo jamás voy a destruir a una pyme o a un microemprendimiento, nunca. Siempre van a ser cosas grandes, cadenas y cosas que realmente valga la pena destruirlos, po, jajaja. Que no les importe perder cien o doscientas lucas.

—¿Y cuál es tu relación con los haters? A veces también les contestas.

—Mis primeros haters fueron los primeros creadores de contenido de mi ciudad. O sea, de los creadores de contenido de mi zona solamente dos me reconocieron. Y yo los entiendo. ¿Por qué? Porque les quité la pega. Porque vino un hueón que hizo las cosas distintas y vino a invadirles su espacio, el duopolio que había. Ellos mismos empezaron a enviar a este séquito de gente. Con su pensamiento de oye, este hueón de las reseñas sinceras, mucha grosería, mucho garabato, nos huevonea a nosotros como creadores. Los seguidores de esas personas empezaron a escribirme que era malo mi contenido. Yo creo que fue eso.

—¿Te afectó?

—Llegó un momento en que me afectaron los comentarios, al principio. Por el completo de la Copec, de hecho, me afectaron mucho. Tuve ansiedad con ese primer video, después llegué al segundo y fue como, puta, no puedo hacer estos videos. Después llegué como al tercero, lo mismo... pero después eran cien comentarios, doscientos, trescientos, mil. Déjalo ahí. Me sirvió hasta pa’ calmar la ansiedad. Ya no estoy pegado al celular a ver qué hay, no, nada, increíble. Ya no me afectan, que hablen nomás y que me suban las reproducciones. Mientras más comentarios, más me suben las reproducciones.

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El grueso del contenido de Otakin se sostiene en reseñas culinarias sinceras. Lo que más le gusta a la gente es cuando "destruye" locales.

Hasta la fecha, el grueso del contenido de Otakin Antiinfluencer se sostiene en la reseña culinaria. Hay unas pocas excepciones, como la ya mencionada Experiencia Hot Wheels, una visita a un café con piernas o el día que se tatuó a los personajes de 31 minutos, pero la mayoría de las 228 publicaciones que colman su Instagram son excursiones por restaurantes de todo tipo. Como ya lo reconocen en las calles de Puerto Montt o Santiago, también ocurre en estos locales, de modo que para mantener la sinceridad elaboró una estrategia: “Cuando eso pasa, el camarógrafo o el que va conmigo, va, pide el producto y después entro yo”.

—¿Los locales te contactan, tú los seleccionas o cómo funciona?

—Ya, aclaremos eso y que todos lo sepan: el video se cobra. Hay un costo detrás del video. Pero las cláusulas son lo importante. Cuando me contactan, quieren trabajar conmigo, yo les digo que mi opinión va a ser cien por ciento sincera y que yo no envío el video antes de ser publicado. Ellos se arriesgan a pagarme a mí, por lo que yo quiera decir. Ojo ahí. Hay videos también que son orgánicos, que son videos que yo voy o salgo con mi familia y sí, se paga la cuenta y todo. Pero ninguno es canje: es pago o solo. ¿Ya? Y por qué no canje: porque yo no tengo que hacer canje por un sándwich que me puedo comer todos los días. ¿Qué me sirve a mí un plato de papas fritas o un plato de comida por hacerte un video? O sea, entendamos que esto es un trabajo. Me ha pasado: te invitamos a tal parte a disfrutar de un rico filete, una rica papa frita. Y yo: amigo, yo no me voy a pagar el arriendo con papas fritas, jajaja. Y la gente me da mucha risa, porque casi siempre en los videos, los que son orgánicos, donde he pagado la cuenta, me dicen vendido, erís vendido, que es un canje.

—Pero alguna cadena o restorán ha querido comprar tu crítica, imagino.

—Sí, ha pasado. Una marca, un completo amarillo con rojo. El guión decía somos el mejor completo de Chile, y yo les dije no: son el completo más malo de Chile, pero es barato. Se los mandé, pero ¡fui rechazado!, jajaja.

—¿Y has tenido alguna mala experiencia con algún local que criticaste?

—Sí, po. Me he atrevido a ir a un lugar de los negativos después, pero yo no sabía lo que iba a pasar. Le hice un video a un local de pizzas infantil. Y cuando yo llego allá a hacer el video, se acerca la administradora y me dice que me va a regalar una pizza, tres bebidas y setenta juegos. Y yo le dije: perfecto, muchas gracias, pero yo no puedo hacer colaboración con Chuck E. Cheese, mi video va a ser con groserías y todo, si quieres te puedo aceptar la pizza, pero el video va igual y lo voy a hacer a mi manera. No te preocupes, todo me sirve, me dijo. Yo iba a decir la verdad: que era un casino para cabros chicos, que las pizzas eran malas, pero que igual uno se entretenía y a los niños les gustaba. Porque voy siempre con mi hija..., bueno, iba. Entonces, en ese video, yo saco una pizza congelada y digo que es mejor. A los dos días voy con el pecho inflado a este local de niños, con mi hija y todos me miraban extraño. Yo no entendía por qué, porque al video le fue la raja. Y a la salida me topa la misma administradora: Hooola, ¿cómo estái? Hola. Enojada. ¿Cómo ponís eso de la pizza? Y yo quedé pa’ la cagá, porque estaba feliz, po. Y le dije: mira, amiga, ando con mi hija, con mi señora, después conversamos, no me vai a retar frente a la gente. Me fui y no he vuelto más, pero la verdad es que es fome que se te cierren las puertas por una crítica que puede ser constructiva. Porque si tú te fijas, las críticas no son destructivas.

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"Las hueas" es la frase que patentó Fernández en cada uno de sus videos. La gente suele decírselo cuando se lo topa en las calles.

Cuando retomó el proyecto de las reseñas sinceras, recién el pasado febrero, Rodrigo Fernández trazó una hoja de ruta implacable. “Dije: tengo que pegar de aquí a tres años. Si no pego en tres años, yo me retiro de esta cuestión y no hago más hueás”. De eso, han pasado apenas seis meses y ya puede decir que la apuesta fue todo un éxito. Tanto, que aún no cae completamente. “Es que imagínate, fue un cambio de vida total”, justifica, “salir a la calle y puta, no sé, andar solo, y ahora salir a la calle y que te saluden, que te pidan fotos, que a la gente le guste tu contenido, que te feliciten por tu pega”.

Pero Fernández sabe que con esto de las redes sociales todo puede cambiar de un momento a otro: “Si ya me proyecté a tres años y pasó en dos o tres meses, quizás qué puede pasar a futuro, po”.

—¿Tienes algún miedo?

—Otakin ya quedó en la retina. Pase lo que pase, si cae en contenido o algo, ya pegué. Y fui el primero de los antiinfluencers.

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