El cigarro deja huella en el ADN infantil: los riesgos invisibles del humo en casa

El tabaquismo pasivo en los adultos no solo afecta los pulmones y el corazón de los niños, sino que también puede alterar la forma en que sus genes se expresan.

En todo el mundo hay 1.300 millones de personas que consumen tabaco y, cada año, este hábito mata a ocho millones de personas.

En Chile, 52 muertes diarias son causadas por el tabaquismo, sin embargo, hay buenas noticias: hemos logrado reducir el consumo en adultos, con una caída del 40% al 30% desde el año 2000, pero aún queda mucho por hacer.

Un estudio del Instituto de Salud Global de Barcelona (ISGlobal), de la Fundación La Caixa, ha revelado que la exposición al humo del tabaco en el hogar puede modificar el epigenoma infantil, aumentando el riesgo de enfermedades en el futuro.

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Un impacto comparable al de los fumadores activos

Publicada en la revista Environment International, la investigación analizó datos de 2.695 niños de entre 7 y 10 años en ocho países europeos.

Los científicos midieron los niveles de metilación del ADN en sitios específicos del genoma y los compararon con la presencia de fumadores en el hogar.

Los resultados fueron alarmantes: se detectaron alteraciones en 11 regiones del ADN, algunas de ellas vinculadas con enfermedades graves como el asma y el cáncer. Esto significa que los niños que inhalan humo de segunda mano podrían enfrentar consecuencias a largo plazo en su salud, incluso sin haber fumado nunca un cigarro.

Mariona Bustamante, investigadora de ISGlobal y autora sénior del estudio, explicó que “los resultados obtenidos sugieren que el tabaquismo pasivo en la infancia resulta en cambios epigenéticos similares a los observados con la exposición intrauterina al tabaco o el consumo activo”.

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Una cuestión de salud pública y desigualdad social

Para Marta Cosín-Tomas, primera autora del estudio, este no es solo un problema de hábitos individuales, sino una cuestión de salud pública con un fuerte componente de desigualdad.

Muchos niños crecen en entornos donde no tienen control sobre su exposición al humo del tabaco, lo que los deja en una situación de vulnerabilidad frente a enfermedades futuras.

Cosin enfatizó en que “factores socioeconómicos y ambientales, junto con la persistente influencia de poderosos intereses comerciales, dificultan la reducción de la exposición al humo del tabaco en ciertos hogares”.

Desde prohibiciones más contundentes hasta campañas de concienciación, la sociedad tiene la responsabilidad de garantizar que los niños puedan crecer en un ambiente libre de riesgos innecesarios.

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