En su cuarto lanzamiento de prueba, la nave más grande y potente del mundo cumplió con los objetivos que esperaban los directivos de SpaceX.
Este jueves se confirmó que el gigantesco cohete Starship de SpaceX, firma dirigida por Elon Musk, cumplió los objetivos que se tenían previstos.
Desde la firma confían en que este proyecto permitirá transportar a la humanidad a la Luna y a Marte.
Tras el despegue en Boca Chica, Texas, la nave ascendió a la órbita terrestre con el impulso de 33 motores Raptor. Aunque uno de estos último falló, aquello no puso en riesgo el operativo.
Después de tres minutos de vuelo, se dio la separación del cohete propulsor Super Heavy, el cual posteriormente descendió al Golfo de México, tal como estaba planeado.
Por otro lado, el Starship se elevó al espacio, sobrevivió al calor de la reentrada y posteriormente pudo aterrizar en el Océano Índico.
Se trata del cuarto vuelo de prueba, tras los intentos previos que presentaron fallas.
Según rescató por el New York Times, este hito también es alentador para la NASA, ya que utilizarán una versión de este cohete para llevar a sus astronautas a la superficie de la Luna, en el marco de la misión Artemis III que se planea realizar a finales de 2026.
Por qué es importante el Starship y qué buscaba SpaceX con esta misión
La nave y su propulsor Super Heavy constituyen al sistema de cohetes más grande y potente de la historia, afirmaron especialistas al citado medio.
Tiene unos 121 metros de altura y cuenta con la mayor cantidad de motores en un propulsor, además de que está diseñado para ser completamente reutilizable.
Musk había escrito en su cuenta de X (ex Twitter), red social de la que es dueño, que “el principal objetivo es superar el calentamiento máximo de la reentrada”.
Lo anterior se traduce, en otras palabras, en que no querían que se quemara.
Aquello puede ocurrir porque, durante el lanzamiento, el Starship alcanza velocidades orbitales de más de 17.000 millas por hora, mientras alcanza una altitud de 145 millas.
Cuando entra en la atmósfera, se enfrenta a temperaturas de hasta 2.600 grados Fahrenheit, explicaron especialistas al citado medio.
En esta oportunidad, la nave pudo soportarlo y aterrizar en una zona remota del Océano Índico, mientras que el propulsor Super Heavy lo hizo en el Golfo de México.
Uno de los objetivos que tienen para futuros vuelos, es que ambos vehículos regresen al lugar de lanzamiento.
Durante la última prueba, realizada en marzo, se pudieron ver por primera vez velocidades lo suficientemente rápidas para que el Starship entrara en órbita.
En un inicio, todo parecía marchar en orden, hasta que en su punto más alto de trayectoria la nave perdió el control y posteriormente se desintegró.