Como dijo Hayao Miyazaki alguna vez, “es un insulto a la vida misma”.
El trabajo realizado por Studio Ghibli en sus películas de animación es profundamente humano, con una chispa creativa que solo puede ser generada por la mente y el corazón de un grupo de personas que tienen una visión particular, irrepetible e irreproducible de forma seriada.
La obra de El Señor de los Anillos, y todo el legendarium de la Tierra Media creado por J.R.R. Tolkien, es un gran ejemplo de cómo los grandes relatos nacen de una voz única, dotada de una sensibilidad y profundidad imposibles de replicar por fórmulas industriales. Su mitología, rica en historia, lenguas y simbolismo, es el resultado de una visión personal que permite que cada rincón de su mundo esté impregnado de significado y, a la vez, humanidad.
Y aún considerando todo lo anterior, alguien tuvo la pésima ocurrencia de subirse a la tendencia de regurgitar contenido replicado por una inteligencia artificial para superponer una capa “estilo” Ghibli a las adaptaciones cinematográficas de la obra de Tolkien.
¿Resultado? Una verdadera perversión que va contra todo lo que es el arte de Ghibli, superponiendo una capa insípida, copiada y regurgitada sobre la construcción que Peter Jackson creó en sus películas de El Señor de los Anillos.
Es decir, se trata de justamente todo lo que no haría Ghibli a la hora de adaptar la obra de Tolkien, ya que su trabajo sin duda sería único, particular y para nada conectado con lo que ya se hizo en las animaciones de Ralph Bakshi o lo que hizo el propio director de Braindead.
“¿Qué pasaría si Studio Ghibli dirigiera El Señor de los Anillos? Gasté $250 dólares en créditos Kling y 9 horas reeditando el tráiler de La Comunidad para darle vida a esa visión“, explicó PJ Ace, quien se define como un “cineasta de la IA”.
Sin entrar a cuestionar el mero meme de crear una imagen de este estilo, aunque siempre se puede poner sobre la mesa el gasto energético que implica el uso de las IA generativas, este caso particular es toda una aberración en si misma.
Y es que cuando alguien realiza creaciones con IA, alimentadas en si mismas por el robo de propiedad intelectual, y comienza a vender la idea como una visión, como arte, hay un verdadero problema.
En este caso particular, la edición está mal hecha y la animación es de bajo nivel, generando una réplica inerte que no es realmente el estilo Ghibli. Todo se vuelve aún peor cuando sobreponen las voces de actores como Viggo Mortensen sobre las bocas que se mueven de forma rudimentaria.
El ejemplo más claro de lo pésimo de todo radica en el hecho de que la réplica de los escenarios es pésima, ya que carecen de la rica textura que sí tienen los fondos del estudio Ghibli, los cuales son creados por artesanos humanos que pueden llegar a gastar meses de su tiempo en su construcción. Y no las meras “9 horas” que le tomó a PJ Ace.
Tomen el siguiente ejemplo que se ha viralizado ampliamente, que rescata cómo una breve secuencia de solo segundos, tomó meses de trabajo a los animadores de Ghibli.
No hay nada malo en disfrutar un mero meme, pero cuando alguien intenta venderse como un artista por generar algo - tras escribir una mera línea de comando, aprovechando la generación algorítima que roba el arte humano -, se termina pasando un límite que refleja los verdaderos problemas de la IA. Y es que no están creando nada, solo están robando a manos llenas.
Por eso solo cabe cerrar recordando las propias palabras que Hayao Miyazaki, la principal voz creativa del Studio Ghibli, dijo en 2016 tras ser convocado para ver una grotesca animación creada por una IA. Una situación que le recordó el padecimiento de un amigo que tenía una severa discapacidad.
“Pensando en él, no puedo ver esto y encontrarlo interesante. Quienquiera que cree esto no tiene ni idea de lo que es el dolor. Me repugna muchísimo. Si de verdad quieres hacer cosas espeluznantes, adelante, hazlo. Jamás querría incorporar esta tecnología a mi trabajo. Creo firmemente que es un insulto a la vida misma”, cuestionó.
Y luego, tras conocer que el objetivo de los responsables de la animación IA era que la máquina pudiese “dibujar como los humanos”, Miyazaki planteó su predicción apocalíptica.
“Siento que nos acercamos al fin de los tiempos. Los humanos estamos perdiendo la fe en nosotros mismos”, dijo. Y claramente anticipó lo que terminó ocurriendo casi una década después.