Un trabajo científico donde participaron profesionales de Chile, Reino Unido, Francia, Australia, Brasil y España.
Chile es un territorio donde constantemente ocurren movimientos tectónicos, prueba de esto es que el terremoto más grande que se haya registrado fue en el sur de nuestro país en 1960, con una magnitud de 9,6 grados Richter, un suceso que provocó un maremoto de grandes dimensiones que afectó desde Concepción a Chiloé, incluso en zonas tan alejadas como: Japón, Filipinas, Hawái y San Francisco en Estados Unidos.
Pero, según un estudio publicado en la revista científica Science Advances existió uno más grande y destructivo, y también fue en Chile. Esto ocurrió hace 3.800 años.
Este megaterremoto creó olas de 20 metros, que llegaron hasta Nueva Zelanda transportando rocas del porte de un auto al lecho marino.
“Se pensó que no podría haber sucedido un evento sísmico de este calibre en el norte de Chile porque simplemente no se podía imaginar una rotura de las placas tectónicas tan grande”, asegura James Goff, coautor del estudio y geólogo en la Universidad de Southampton, Inglaterra, en conversación con Live Science.
Las pruebas fueron depósitos litorales en las regiones costeras y rocas marinas desplazadas al interior del Desierto de Atacama. Para medir la datación de los fósiles marinos como sedimentos se ocupó la técnica de datación de carbono, la cual dependiendo de la cantidad de carbono 14 que tenga el objeto de estudio se puede revelar su data.
Esto causó que por 1.000 años los habitantes dejarán de vivir en la costa. “Nuestro trabajo arqueológico descubrió que, después de esa gran migración, las comunidades se mudaron tierra adentro más allá del alcance del tsunami y pasaron más de 1.000 años hasta que las personas pudieron volver a habitar esas costas”, dijo el autor del estudio.
Es decir, esto marcó un gran trauma a las comunidades que se vieron arrasadas por esta catástrofe natural, las cuales eran poblaciones nómades que vivían de los recursos marinos.