La administración de Biden argumentó que el software no podrá recibir más actualizaciones después del 29 de septiembre ya que podría representar un peligro para la seguridad del país.
El eterno conflicto entre Estados Unidos y Rusia ha escrito otro capítulo, esta vez en el terreno digital. Esto, luego de que el gobierno norteamericano anunciara sus planes para prohibir la venta y distribución del famoso antivirus Kaspersky, debido a que se trata de un producto ruso que podría convertirse en un riesgo para la seguridad nacional.
Ya en el año 2018, por orden de la administración de Donald Trump, la presencia de productos de Kaspersky fue prohibida en computadores de los gobiernos federales del país, pero ahora, bajo la orden del gobierno de Biden, esta prohibición se extendió al público general, quienes a partir del 20 de julio ya no podrán adquirir la licencia del producto.
La secretaria de Comercio Gina Raimondo señaló que “Rusia ha mostrado su capacidad e intención de explotar a empresas rusas como Kaspersky para recolectar y utilizar la información de los estadounidenses y por eso nos vimos en la obligación de tomar estas medidas”, las que incluyen no solo la penalización de las ventas del programa sino que, a partir del 29 de septiembre, tampoco será posible recibir actualizaciones, por lo que si bien no será ilegal usar el antivirus si es que se adquirió previamente, claramente perderá toda utilidad al no poder renovar su lista de malware.
Por supuesto que Kaspersky se defendió de las acusaciones, señalando que son una empresa privada, sin relación con el gobierno ruso y que incluso ha hecho cambios para asegurar esta independencia, abriendo filiales en Suiza, Gran Bretaña e incluso Estados Unidos. Estas filiales también fueron sancionadas porque habrían colaborado con la inteligencia militar rusa.
Sin embargo, el gobierno también realizó sanciones a 12 ejecutivos de la compañía, cuyo objetivo es impedir que puedan crear nuevas compañías dentro del territorio ni tampoco recibir pagos por servicios como el de Kaspersky de manera directa. A la compañía se le acusa de haber tomado herramientas de hackeo de la NSA, la Agencia Nacional de Seguridad de Estados Unidos y de haberlas entregado al gobierno de Putin.