Con una cata falsa, investigadores constataron que la sensación de placer aumenta cuando bebes un vino etiquetado como más costoso. Aunque no lo sea.
Un estudio de científicos de la Universidad de Basilea en Suiza, publicado en Food Quality and Preference, confirmó que la información sobre los precios influye en la experiencia subjetiva al consumir un vino.
Generando un entorno de cata de vinos realista, los investigadores convocaron a 140 participantes que se sentaron en mesas individuales, sin interactuar con las otras personas, y degustaron tres vinos diferentes de precio bajo, medio y alto con información abierta, engañosa o sin precio. Es decir, algunos vinos baratos fueron etiquetados con un alto precio, mientras que otros muy costosos podían pasar como brebajes de muy bajo costo.
A partir de ahí, los participantes del estudio tenían que calificar los vinos por factores como su intensidad gustativa y que tan disfrutables eran al beber.
Los resultados constataron que las calificaciones de intensidad no tenían relación con la información engañosa de precios que entregaron, ya que los vinos caros siempre recibían una mejor nota. Sin embargo, algo sí sucedió con los vinos más baratos que tenían una etiqueta falsa en relación a la calificación de la sensación de placer que entregaban.
"El aumento engañoso de precios del vino de bajo precio influyó significativamente en las calificaciones de agrado, mientras que un precio falso menor para los vinos de precio alto no tuvo ningún efecto en esas calificaciones", explicaron.
El estudio no involucró a catadores profesionales, que probablemente no habrían caído en algún engaño, pero el estudio sirvió para constatar que se aumenta el agrado del vino de bajo precio cuando se proporciona un precio engañoso más alto.