“Una escena que se repite por enésima vez en el circuito del freestyle competitivo, infectado por el virus de una nostalgia que no le permite navegar el presente ni menos avanzar hacia el futuro”.
De nuevo Aczino es campeón. Una escena que se repite por enésima vez en el circuito del freestyle competitivo, infectado por el virus de una nostalgia que no le permite navegar el presente ni menos avanzar hacia el futuro. El segundo triunfo del mexicano en una FMS Internacional deja en claro el estancamiento de una disciplina cuyo recambio generacional es obligado a sentarse y mirar cómo los veteranos siguen repartiéndose la torta entre ellos.
La culpa la tienen organizaciones como Urban Rosters, cuyo descaro impulsando a Mau se notó desde la primera batalla de la jornada, en la que Nitro fue aplastante al inicio, nunca estuvo notoriamente por debajo de Aczino y se mereció por lo menos una réplica en vez de la eliminación directa en octavos. Conviene señalar que tampoco se trata de una animadversión hacia los chilenos, porque, todo sea dicho, El Menor también fue favorecido en su triunfo ante una Marithea que fue levemente superior. Y ni hablar del Larrix versus Reverse, donde el argentino fue claramente vencido, pero igual le dieron el triunfo.
Así no hay por dónde. En jornadas como esta queda claro por qué fracasó el concepto de Regénesis, propuesto por FMS como una posible solución a este mismo problema: el cansancio evidente que sufre esta forma de ver y hacer competencias de freestyle. A favor de Urban Rosters, poco y nada que argumentar. Ni siquiera es que el foco esté puesto en el espectáculo, porque hubo momentos de imperdonable tedio y mal nivel, como el decepcionante encuentro de Aczino y Skone, dos clásicos de la disciplina que terminaron protagonizando uno de los duelos menos sabrosos en la historia de las Internacionales.
El único aliciente de esta final de FMS Internacional fue la oportuna resurrección de Kódigo, quien, luego de haber dado botes en la World Series, por fin reencontró su nivel de antaño y terminó quedándose con la FMS Caribe. El rol del argentino en esta jornada fue traer muchos de los elementos que el resto del tiempo estaban ausentes: chispa, flow, soltura, energía y aura. Súper Koko fue el MVP del día y su segundo lugar aportó un nivel de sorpresa que hacía falta en esta predecible cita que solo le echa leña al argumento de que el freestyle competitivo, al menos como lo plantea FMS, está en absoluta decadencia.