Hugh Jackman fue abandonado por su madre a los 8 años: él la perdonó y hoy son inserapables

El actor australiano contó que creció como un “un niño temeroso que se sentía impotente”.

En los últimos días, Hugh Jackman ha hecho gala de su amabilidad y simpatía, durante el press tour por Deadpool & Wolverine. Como siempre, el actor se ha mostrado cariñoso y respetuoso con la prensa y la legión de fanáticos, felices de volver a verlo en el papel que lo ayudó a conquistar a una generación.

Y es que el intérprete tiene una personalidad que atrae a la gente y no teme en mostrarla. Sin embargo, detrás de las sonrisas, también esconde una pena que viene desde su niñez.

A los ocho años, Jackman fue abandonado por Grace McNeil, su madre, quien dejó a su marido, sus cinco hijos y la casa familiar que compartían en Sídney, Australia, para volver a su natal Inglaterra.

Las razones nunca estuvieron del todo claras. Algunos sospechaban que se trató de un caso de depresión post-parto mezclado con la nostalgia de su país. No obstante, el actor calificó su partido como “traumático”, aunque recordaba perfectamente cómo fue la última vez que vio a su madre.

En una entrevista con 60 Minutos, Jackman contó que en su mente guarda el recuerdo de su madre con una toalla alrededor de la cabeza, mientras salía a despedirse de él antes de que fuera al colegio. “Cuando volví, no había nadie allí en la casa”, señaló.

“Al día siguiente llegó un telegrama de Inglaterra, mamá estaba allí. Y eso fue todo”, agregó.

Según contó a la revista Parade, en 2015, la partida de su mamá lo convirtió en “un niño temeroso que se sentía impotente”. “Solía ser el primero en llegar a casa y tenía miedo de entrar”, recordó, agregando, que se quedaba afuera por horas.

No obstante, siempre albergó la esperanza de que su madre volvería a casa, tal como hizo su propio padre Christopher Jackman. “Papá solía rezar cada noche para que mamá volviera”, recordó Jackman.

Chris se quedó a cargo de los niños, cuando Grace se fue, pero tras el divorcio, sus dos hijas decidieron irse con su madre a Inglaterra, mientras que él se quedó con Hugh y sus hermanos. “Mi padre es una roca. Mi padre es mi roca. Es de quien aprendí todo sobre lealtad, confiabilidad, estar allí día tras día, sin importar qué”, afirmó.

A medida que pasó el tiempo, las cosas se complicaron, especialmente cuando el actor se convirtió en adolescente y sus padres retomaron contacto. “Mi enojo no apareció hasta que tuve 12 o 13 años. Fue detonado cuando mis padres se iban a reconciliar, pero finalmente no lo hicieron. Todos esos años había albergado la esperanza que lo hicieran”, recordó en revista People.

“-En ese tiempo yo- Era una tormenta perfecta de hormonas y emociones”, explicó. “Nunca he dicho esto antes, pero recuerdo que teníamos esos casilleros metálicos [en la escuela], y por alguna razón, nos parecía divertido golpearlos hasta que quedaban abollados. Era como ¿quién fue el más duro y loco?”, dijo.

El deporte lo ayudó a atravesar la adolescencia, pero fue el arte donde encontró su verdadero lugar. “En el escenario siento una intimidad que se siente natural, que es trascendente. Me siento tan íntimo con una audiencia como con mi esposa … A veces me siento más yo mismo en el escenario que fuera de él”, explicó a People.

“A través de la actuación, puedo encontrar un nivel de bienaventuranza, paz, calma y alegría. Y se siente natural”, reconoció.

“Nunca sentí que mi madre no me amaba”

A pesar de la difícil niñez que vivió tras la partida de su madre, Jackman nunca guardó rencor. “Lo que nunca sentí -y sé que esto puede sonar extraño- es que mi madre no me amaba”.

Con los años la relación entre ambos se recompuso gracias a la terapia a la que él se sometió. “Llega un momento en la vida en el que tienes que dejar de culpar a otras personas por lo que sientes o las desgracias en tu vida. No se puede pasar por la vida obsesionado con lo que podría haber sido”, cerró.

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