Investigadores suecos encuentran vínculo entre los tatuajes y el riesgo de sufrir cáncer

Expertos en cáncer dicen que la posible relación es exagerada.

Un estudio publicado por la Universidad de Lund, en Suecia, encontró una posible relación entre los tatuajes y un tipo de cáncer llamado linfoma maligno.

Sin embargo, los investigadores reclaman más investigación sobre el tema y expertos en cáncer dicen que la posible relación es exagerada.

En la investigación se estudiaron 11.905 personas, primero se identificó a quienes padecieron linfoma y se les comparó con un grupo de personas de la misma edad y sexo, pero que no tenía la enfermedad. Esto con el objetivo de determinar los factores de riesgo que tienen los tatuajes en este tipo de cáncer.

El estudio entregó una sorprendente conclusión: “después de tener en cuenta otros factores relevantes, como el tabaquismo y la edad, encontramos que el riesgo de desarrollar linfoma era un 21% mayor entre quienes estaban tatuados”, aseguró Christel Nielsen, investigadora del centro educacional y que dirigió la investigación.

¿Mientras más grande el tatuaje, es mayor el riesgo?

Otro de los resultados del estudio está relacionado con el tamaño de los tatuajes y si esto aumenta la probabilidad de desarrollar cáncer de linfoma o no o si la cantidad de tatuajes es relevante.

La conclusión respecto a esta interrogante es que no importa el tamaño de la zona tatuada y tampoco es relevante si es que se tiene uno o más tatuajes, ya que al tener solo uno la probabilidad aumenta en relación a quienes no los tienen.

“Nos sorprendió ver que no había un aumento adicional del riesgo entre aquellos que tenían tatuajes muy grandes, que era algo que esperábamos ver. Al contrario, vimos que bastaba con un solo tatuaje”, comentó la investigadora.

“Aún no sabemos por qué fue así. Solo se puede especular que un tatuaje, independientemente del tamaño, provoca una inflamación leve en el cuerpo, que a su vez puede provocar cáncer”, complementó Nielsen.

¿Por qué se relacionan ambas cosas?

Según explicó la investigadora “cuando la tinta del tatuaje se inyecta en la piel, el cuerpo lo interpreta como algo extraño que no debería estar ahí y el sistema inmunológico se activa. Una gran parte de la tinta se transporta desde la piel hasta los ganglios linfáticos, donde se deposita”. Además señalan que las personas suelen tatuarse cuando son jóvenes por lo que pasan más años expuestos a la tinta.

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