Barrington DeVaughn Hendricks regaló el show más caótico de esta primera jornada del festival, con un incesante mosh pit de la mano de su agresivo rap en su segundo paso por nuestras tierras. Sin embargo, a pesar de lo atrayente y energético de su presentación, esta no fue del todo redonda debido a problemas técnicos.
En una edición cuyo lineup no convenció del todo y en la que se extrañaron números de culto, el rapero neoyorquino JPEGMAFIA (35) trajo toda su vanguardia este viernes 21 de marzo.
Si un tiempo antes el británico Michael Kiwanuka desplegó su soul rock en el Smart Fit Stage, con la voz de “Cold Little Heart” como una de las joyitas de esta tibia versión del festival, a unos pasos de ese escenario techado, cerca de las 21:00 horas, apareció Peggy con un look oscuro: chaqueta de cuero, pantalones y gorro de vaquero, en una mixtura entre The Undertaker y el filme Muerte en Tombstone de Dani Trejo, ambos marcados por la acción, tal como ocurrió con su show.
Este exmilitar devenido en revolucionario del hip-hop ha lanzado en los últimos años una serie de trabajos aclamados, demostrando además su talento para agitar a las masas. El resultado: un mosh pit que levantó una polvareda constante, con un público mayoritariamente masculino, que oscilaba entre la adolescencia y los veintitantos, en un mar de testosterona acumulada.

Con beats llenos de glitch y tintes metaleros en ocasiones, encendió al respetable cuando la noche caía. Entre tanta algarabía y momentos furibundos, su espectáculo no tenía nada que envidiarle a un show de rock o heavy metal.
El setlist estuvo compuesto principalmente por temas de Scaring the Hoes—su disco colaborativo con el también outsider Danny Brown—y el metalero I Lay Down My Life for You, que representaron el 60% de un repertorio de 15 canciones que llevó a la tartima
Sin embargo, como en la vida misma, no todo fue bueno. En varios pasajes, se le vio consternado e incluso detuvo el espectáculo debido a que no contaba con su equipo. Hubo un amago de terminar antes la presentación, aunque al final decidió continuar. Ciertamente faltaron canciones, no superó lo que hizo en el extrañado Primavera Sound chileno de 2022.

En aquella ocasión, bajo la lluvia capitalina, el público estaba mucho más exaltado que en esta segunda visita. Si bien la audiencia no tuvo una mala actitud, a ratos pecaba de silente, sin comparación con aquel huracán de hace tres años.
Cerró esta velada de aires anárquicos con “Either On or Off the Drugs” y “Burfict!”.
Un concierto que no debería tenerle celos a las bandas de metal presentes en el festival, como Sepultura o Tool, pues en actitud, letras blasfemas, furia desbordada y en lo contraculturita, este norteamericano lleva la delantera.
