La historia de Gervasio: el jabalí que “se cree perro” y que camina solo a la playa

Adrián junto a su cerdo Gervasio.
Adrián junto a su cerdo Gervasio.

Este parientes de los cerdos tiene un año y medio de vida. Fue adoptado por Adrián luego de que su madre fuera cazada por unos campesinos.

Se trata de Gervasio, un jabalí que tiene un año y medio de vida. “Lo recibí cuando era un bebé”, contó su dueño, Adrián, a TN. “Lo empecé a criar con una mamadera y a darle la misma comida que a los perros. Por eso está así de gordo”.

Adrián vive en Mar Azul, un balneario al sur de la ciudad de Buenos Aires, Argentina.

El hombre, que vive hace 15 años en esa localidad, recordó cómo llegó el animal a su vida: “Lo habían cazado cuando era un bebé y lo traían junto a su mamá, que estaba muerta en una bolsa de arpillera”.

Fu eso lo que “me dio lástima y les pedí por favor que me lo dieran”.

Por supuesto, “me dio una pena bárbara porque era muy chiquito, tenía el tamaño de una zapatilla”, con “una semana de vida, como mucho”.

Así que “le empecé a dar mamadera y le confeccioné un corral chiquito, que ahora lógicamente es más grande”. Y agregó que “fue creciendo el amigo”, que ya pesa más de 200 kilos.

Lo difícil

Si bien el jabalí espera ansioso todos los días a que Adrián regrese del trabajo, él también admitió que no ha sido fácil la crianza.

“Si hubiese sabido el trabajo que implica quizá no lo hubiese tenido”, confiesa. “Él come 100 kilos de cebada por semana, que por suerte me la regalan unos amigos que fabrican cerveza”.

Pero si no tuviera ese contacto “una bolsa de 50 kilos cuesta $3000″, lo que equivale a unos 24 mil pesos chilenos. “Y consume dos por semana”, dijo. “Haz la cuenta”.

También detalla, que Gervasio tiene gustos bien “exquisitos”, porque “le gusta el zapallo, la sandía, el tomate, pero “le tiras una lechuga y no la come”. Eso sí, le pone algunas restricciones, como la carne: “A veces los vecinos le traen alimento y les pido que nada de carne”.

En cualquier caso, al sumar y restar, “yo lo quiero”, incluso es “muy bueno tenerlo”. Para Adrián, “es lo mismo que un perro, porque él quiere cariño, que le den de comer y lo saquen a pasear. Nada más”.

“Lo más importante es darle amor, cariño, tratarlo bien”, destacó. “Es igual que un perro, tiene los mismos comportamientos. Siempre digo que se cree perro”.

Además, comentó que el jabalí nunca se ha mostrado agresivo con algún vecino. “En el barrio lo conocen todos, los chicos vienen a saludarlo”, contó. “A lo sumo tira cabezazos, pero porque quiere que lo acaricien. No tiene maldad”.

Paseos a la playa

Cuando la temporada estival se va y las playas se despejan, en invierno, Gervasio se va solo caminando a la playa y puede estar todo el día ahí.

“Le encanta, es un restaurante para él porque come los berberechos y caracoles”, relató el dueño. “A veces va solo y vuelve de la misma manera”.

“Le encanta el mar y le hace bien porque necesita caminar”, agregó. “Estos animales recorren 40 kilómetros por día para alimentarse”, lo que vuelve la playa un gran panorama porque en casa solo puede caminar unos pocos metros.

Cuando tiene tiempo, Adrián también va a esas excursiones junto a sus dos perros, habiendo un kilómetro de distancia entra la casa y el agua del mar. En el trayecto “se distrae mucho en el camino, podemos llegar a tardar una hora en hacer ese recorrido”.

“Es un gran amigo Gervasio”, de hecho, “llego a casa y me está esperando”. Y remató: “Me demuestra mucho cariño, que me extraña, se pone contento. Quiero que se quede conmigo”.

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