Lida Center: El laberinto del comercio chino en Providencia

Tres pisos repletos de productos, ubicados en el esqueleto de un antiguo Falabella. La experiencia de Lida Center es abrumadora, en un local con una densidad de productos que demuestra también los cambios en el consumo de los chilenos.

Con globos, flores y decoraciones en abundantes tonos rojos y amarillos para atraer la fortuna y el dinero, finalmente abrió sus puertas el pasado viernes 11 de octubre Lida Center, un nuevo mall chino en pleno centro de la comuna de Providencia. Algo que no debería llamar tanto la atención en tiempos donde los chilenos acuden a los comercios asiáticos tanto físicos como digitales para encontrar soluciones para el hogar a precios muy convenientes.

Pero Lida Center abrió sus puertas con una fila de gente en las afueras, tal como si se tratara de un hito comercial a los que nos acostumbran la llegada de esperadas tiendas conocidas internacionalmente. Pero de cierta forma, Lida Center sí es un hito: es un hito para la comuna, ya que está emplazado en el mismo lugar que hace 32 años abrió el ahora difunto Falabella de Lyon (Av. Providencia 2148) y dado que se montó sobre el mismo edificio, le sirvió para convertirse en la multitienda asiática más grande de Chile, con 11 mil metros cuadrados de productos.

En sus primeros tres días de funcionamiento, fue visitado por un estimado de 10 mil personas y yo fui una de ellas. Decidí visitar el día sábado, cuando la fiebre por la novedad hubiese bajado un poco, pero con el peligro de que, al ser fin de semana, mucha más gente apareciera.

Y efectivamente, el local estaba repleto, algo no muy fácil de decir en un espacio de cuatro pisos, de los cuales actualmente solo hay tres habilitados. Pero rápidamente al entrar nos encontramos con una de las dinámicas clásicas que todos los que hemos ido alguna vez a algún mall chino: las mochilas son el invitado de piedra y no pueden ingresar. Lida Center ofrece la opción de dejarlas en custodia con un número, o bien, de llevarla contigo, pero dentro de un bolso que es sellado por el personal de seguridad. Yo opté por la primera, ya que conocer el local en su totalidad requiere algo de comodidad que una mochila dentro de un bolso no me podría entregar.

Una vez adentro, el local es simplemente una locura por la cantidad de cosas que puedes encontrar. Es como haber hecho un concentrado de todo lo que uno puede encontrar en barrios como Meiggs, pero en un solo lugar, para conveniencia de los vecinos del sector de lo que muchos ya están llamando el nuevo barrio asiático de Santiago. Ya hace un tiempo, a algunas cuadras de distancia existía el Duandy, quien se hizo con el espacio del Casa Ideas y que generó la costumbre de acudir a esas tiendas sobre todo por adornos, cosas para mascotas y alguna prenda de emergencia.

Pero Lida Center es otra cosa, es un epicentro de consumismo que te gana por cantidad. Es cosa de ver lo que su misma separación por pisos dice. El Nivel 1, que es el que te da la bienvenida tiene las siguientes secciones: Cosméticos y Accesorios, Librería y Manualidades, Juguetería, Mascotas, Cumpleaños y Ferretería. Y eso es sin contar los sectores que no están anotados. Por ejemplo, en el primer piso hay gran variedad de productos para comer, tanto alimentos asiáticos como snacks producidos en Chile, además de dos secciones que encontré con adornos temáticos para la temporada: cuando entras puedes ver cosas de Halloween y caminando unos pasos más, una sección completa de viejos pascueros, árboles de pascua y nieve falsa. Y entre medio, una pared con lentes ópticos, pelucas, disfraces y más.

Y si bien ocupa el mismo espacio del antiguo Falabella, la densidad de productos por metro cuadrado es mucho mayor. Lo que lo diferencia de otras tiendas del rubro, y en particular a la que reemplazó, es la falta de un relato al caminar, esa familiaridad que por décadas han mantenido las multitiendas del país: ser recibido por el pasillo de los perfumes, luego una gran sección de prendas y maniquíes iluminadas -generalmente ropa femenina primero- y luego ir separando las secciones por pisos o bloques temáticos.

En Lida Center el relato es el caos de la sorpresa. Sabes qué cosa hay en cada piso, pero encontrarlo debes adentrarte en la jungla de plástico. Por supuesto que hay secciones: todo lo que tiene que ver con cumpleaños y fiestas está en un sector, en otro está la papelería, los cosméticos también están todos unidos, pero llegar a cada sector puede ser algo complejo.

Eso se nota sobre todo en el piso -1, donde está todo lo que es decoración del hogar dividido en estas secciones: Deco Hogar, Lámparas, Espejos, Cuadros, Marcos de Fotos, Jardín, Maceteros, Menaje, Mundo Limpieza, Mundo Baño y Mundo Plásticos. Las posibilidades de perderse en estos mundos, sobre todo el Mundo Plástico son altas e incluso la segunda vez que fui, también terminé perdiéndome un poco, solo salvado por el color de las flores sintéticas que afortunadamente están muy cerca de la escalera mecánica.

Si vas buscando algo de seguro lo vas a encontrar, pero si no, el peligro de salir con un carro lleno de chucherías es alto, debido a que se trata de mucha variedad de productos y a precios muy baratos. No son tan baratos como ir a comprar a Meiggs, pero sí más convenientes que el comercio tradicional y por cierto, muchos podrán preferir este espacio porque es más seguro y menos concurrido a pesar de su popularidad que los clásicos toldos del centro de Santiago.

¿La calidad? Bueno, hay de todo y los precios pueden indicar que no se trata de productos necesariamente del tope de línea. El producto chino es barato y sirve para cumplir su cometido hasta que deje de operar y sea reemplazado. Es una visión que claramente tiende más hacia lo desechable principalmente, aunque también si la mayoría de las cosas que se compran se van a usar para decoración, o para épocas específicas como Navidad, Halloween, Fiestas o Cumpleaños, entonces vale la pena.

Sobre todo, con las ofertas. Un amigo con el que visité la tienda era muy crítico del local y lo que representa la cultura de lo desechable, hasta que encontró un pack de bolsas para recoger los desechos de su perro. El pack traía 12 rollos de bolsas por 2 mil pesos. “Los que compro en la veterinaria valen 5 mil los tres rollos”, confesó mientras se llevó uno. Y claro, a lo mejor los que usa naturalmente son biodegradables y estos no, pero así es como nos roba el corazón y la atención una buena oferta.

El segundo piso es el piso del vestuario, y es el que uno podría decir que es más similar a una multitienda tradicional. Dividida en sectores de ropa masculina, femenina, ropa interior y lencería, es un lugar donde puede encontrarse todo tipo de vestuario a precios muy convenientes. Aquí es donde confieso que caí y me llevé un cortaviento por 13 mil pesos, porque encontré que era un precio realmente absurdo. No es de ninguna marca reconocida y es más, sus estampados parecen no significar nada, pero a estas alturas ¿a quién le importa? El detalle, eso sí, es que son tallas chinas y, por suerte, hay un probador para poder ver si efectivamente cabe y no sentirse tan mal por ser XL cuando toda la vida fuiste un L.

El segundo piso también tiene un efecto especial que se nota en varios lugares del recinto que aun conservan avisos y paredes del extinto Falabella, y es que se siente la fusión de dos espacios, una suerte de valle incómodo pero trasladado al comercio. Una batalla comercial que finalmente parece haber ganado China desde hace mucho tiempo y que ahora está mostrando sus frutos.

El tercer piso está inhabilitado y se espera que allí se coloque alguna suerte de patio de comidas o espacio de descanso. Por ahora, el local vende snacks y bebidas que no pueden consumirse dentro del sitio. Algo que de todas maneras vas a necesitar si, como yo, vas a pasar dos horas de vitrineo sin parar y eso que fui bastante selectivo en las cosas que via. Hubo secciones completas que no me interesaron como la sección de tejidos o papelería y otros que ni siquiera vi en la primera visita y luego pillé en la segunda, como una sección con cuadros para adornar el hogar.

El último consejo es armarse de paciencia porque la fila para pagar también es larga. Cuando fui, fin de semana de inauguración, la fila debe haber durado unos 20 minutos, por la cantidad de gente que estaba allí. Yendo un día de semana, la fila es más expedita, pero sabemos que el vitrineo intenso puede generar aglomeraciones que, cuando se disipe la novedad también irán decantando.

Lida Center es mucho más que un lugar para perderse, encontrar chucherías y decoraciones virales. Es un nuevo monumento al nuevo consumo que se ha tomado el mundo y en particular a Chile, en el cual el precio y la comodidad es lo que manda y en esos ámbitos, al menos en Providencia, el nuevo gigante verde de Lyon es insuperable.

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