Con la cercanía de los meses veraniegos y de unas eventuales vacaciones, conocer la flora y fauna del cualquier destino es un panorama que, muchas veces, requiere de algunas aliados.
Ya con el primavera en su recta derecha, se acercan las últimas semanas del año y, con ello, eventualmente, unas vacaciones o simplemente algún paseo recreativo durante los fines de semana.
Ante aquella época del año, desde diciembre a marzo, muchas veces el destino elegido es algún rincón natural dentro o afuera del país. En ese caso, ya sea una ida al Cajón del Maipo, en la Región Metropolitana, un viaje al icónico Parque Nacional Torres del Paine o una travesía al Amazonas brasileño, hay algunos gadgets o accesorios que puede ser gran utilidad.
Binoculares
A veces, en medio de la naturaleza, hay paisajes a los que no se puede acceder y solo ver desde la distancia. En ocasiones, también hay animalillos que, con una buena vista panorámica, se buscan desde la lejanía, ya sea para no ahuyentarlos, incomodarlos o porque ser potencialmente peligrosos.
Ante aquel escenario, resultan grandes aliados los anteojos largavista o prismáticos, un instrumento óptico que amplía la imagen de los objetos distantes, y permite regular la misma según la distancia a la que se encuentre el objetivo en cuestión, ya sea una planta, animal o una roca.
Existen dos tipos de binoculares, los “porro”, que entregan imágenes más luminosas que los “roof”, pero, a su vez, suelen ser más pesados y de mayor tamaño, lo que vuelve un poco menos práctico su uso.
En los distintos prismáticos siempre aparecen números tales como “7x35mm, 8x32mm”, “10×42mm”, entre otras cifras similares. El primer número es el aumento, es decir, mientras mayor sea este dígito, más alcance tendrá el largavista. El segundo es la apertura, que es el diámetro en milímetros del elemento frontal; entre más grande, más luz entrará y, por lo tanto, dará una imagen más nítida.
Los precios pueden ir, aproximadamente, desde los $25 mil y, los de más alta gama, superar el millón de pesos.
Lentes
Cuando se trata de usar cámara fotográfica, la elección del lente es clave según el objetivo de cada persona. El más común es el zoom, que permite acercar y alejar la imagen al antojo del usuario; por lo tanto, la versatilidad es su cualidad.
Sin embargo, este lente se volverá una limitante en ciertos casos. Si lo que se busca es capturar paisajes, se recomienda un gran angular, que permiten una imagen amplia y con profundidad, mayor al campo visual que posee el ser humano. La distancia focal suele ir entre los 8 y 25 mm.
Para un ángulo aún mayor, la opción es el ojo de pez que, muy común en el mundo de los deportes extremos.
En caso de que el interés sea fotografiar aves, roedores, zorros, ciervos, lobos marinos o fauna en general, se recomienda un teleobjetivo, ya que permite conseguir planos cercanos desde lejos, ya que cuentan con una distancia focal que va entre los 100 y 600 mm.
Por último, está el macro que, valga la redundancia, permite la práctica de macrofotografía, la cual consiste en tomar postales a objetivos sumamente cercanos y pequeños, como insectos o flores, en que la imagen que se consigue es del mismo tamaño que el original, ya que la amplía.
Pasar piola
Si el plan es derechamente fotografiar animalillos silvestres, ahí la paciencia y la tranquilidad son las grandes virtudes. Pero si eso no es suficiente, hay distintos accesorios que permiten camuflarse con el ambiente y, con un poco de suerte, pasar desapercibido para la fauna del barrio.
Ahí la variedad es grande y va desde ropa, que puede encontrar desde unos $20 mil, hasta otros accesorios más específicos.
Así, se puede acceder desde cobertores camuflados para para cámaras, trípode y usuario; e incluso una funda que permite mimetizar al lente de la máquina fotográfica con el espacio natural, considerando que si se trata de un telescópico este será bastante voluminoso. También, existen cortavientos para cumplir esta función en caso de lluvia.
Incluso están las carpas camufladas e impermeables, diseñadas para armarse rápidamente y con una abertura para poner la cámara y el trípode, y así desde el interior tomar algunos registros con en el animal distraído y relajado, bajo la oculta presencia del fotógrafo.
Telescopio terrestre
En principio, cumplen una tarea similar a la de los binoculares, sin embargo, alcanzan distancias mucho mayores, aunque implica cargar con un trípode y un poco más de eso en general; sin embargo, mucho menor al esfuerzo al de un telescopio astronómico.
En este caso, hay tres numeritos a considerar que aparecen en el aparato, por ejemplo, “20-60×65″; los primeros dos indican el rango de aumento (zoom), mientras que el tercero marca la apertura, similar cómo ocurre con los prismáticos. Junto con eso, algunos detalles a considerar son el material de la lente (los entendidos recomienda que sea de fluorita) y recubrimiento (tratamiento químico que se aplica)
Además, se les puede conseguir un adaptador para poner y el teléfono y, por lo tanto, no solo observar, sino también conseguir muy buenas fotografías de fauna a pesar de estar a cientos de metros.
Los precios van desde los 50 mil pesos hacia arriba.
Bajo el agua
Cuando se trata de sumergirse en un río, lago o mar, las reglas cambian, y ahí conseguir observar o sacar alguna foto requiere de otros accesorios.
En los escenarios acuáticos, en el top se encuentran GoPro con su modelo Hero 11 Black, cámara lanzada durante el segundo semestre del 2022 y que cuenta con una banda que se ajusta a la cabeza del usuario; además graba vídeo en 5,3K y ofrece una resolución de 27 megapíxeles. Y cuenta con una pantalla táctil para que el usuario pueda ver sus registros en plena aventura.
Si bien esta opción cuesta unos $500 mil, también hay distintas alternativas más económicas de marcas como Sony, Nikon, SeaLife y Fujifilm.
Y en cualquier caso, para ahorrarse inversiones muy cuantiosas, se puede comprar una funda sumergible para el teléfono, las cuales pueden ir desde los $3 mil hasta los $40 mil.