El director dijo sobre su esperada cinta: “Los vampiros no mueren ni desaparecen, como tampoco lo hacen los crímenes ni los robos de un dictador que no conoció la justicia”.
El Conde, la nueva película de Pablo Larraín, es una sátira de terror que retrata un universo en el que Augusto Pinochet (Jaime Vadell) es un vampiro de 250 años que, harto de ser recordado como un ladrón, decide morir.
Hoy se presenta su tráiler, arte principal y se confirma su lanzamiento en Netflix el 15 de septiembre tras su estreno en algunos cines en Chile el 7 de septiembre, y su proyección en la 80ª edición del Festival Internacional de Cine de Venecia.
“Llevo años imaginando a Pinochet como un vampiro, como un ser que no para de circular por la historia, por nuestro imaginario y por nuestras pesadillas. Los vampiros no mueren ni desaparecen, como tampoco lo hacen los crímenes ni los robos de un dictador que no conoció la justicia”, explica Larraín.
Destacado elenco
Y en esta misma línea, agregó: “La impunidad brutal que representa Pinochet debía ser encarada directamente, mostrándolo por primera vez de frente. Para eso, hemos utilizado el lenguaje de la sátira y farsa política”.
El Conde la protagonizan los reconocidos actores chilenos Jaime Vadell, Gloria Münchmeyer, Alfredo Castro y Paula Luchsinger, a los que se les suman Catalina Guerra, Marcial Tagle, Amparo Noguera, Diego Muñoz y Antonia Zegers, interpretando a los hijos del Conde.
La película fue rodada completamente en Chile en locaciones a lo largo de cuatro regiones, dentro de las que destacan la ex estancia de Oazy Harbour ubicada en la Región de Magallanes y la Antártica chilena, lugar en el que grabaron en pleno invierno austral y que dio vida al refugio del Conde.
¿De qué se trata El Conde?
El Conde es una comedia negra de terror que imagina un universo paralelo inspirado en la historia reciente de Chile. La película retrata a Augusto Pinochet, símbolo del fascismo mundial, como un vampiro que vive escondido en una mansión en ruinas en el frío extremo sur del continente.
Alimentándose del mal para sostener su existencia, después de 250 años de vida, Pinochet ha decidido dejar de beber sangre y abandonar el privilegio de la vida eterna.
Ya no puede soportar que el mundo lo recuerde como un ladrón. A pesar de la naturaleza decepcionante y oportunista de su familia, encuentra una nueva inspiración para seguir viviendo una vida de pasión vital y contrarrevolucionaria a través de una relación inesperada.
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