A Ruth Handler -fundadora de Mattel- no le permitieron ser más “realista” con los atributos del muñeco, ya que las niñas jugaban a vestir y desvestirlos.
Ruth Handler, la mujer que presentó al mundo a Barbie -llamada así por su hija Bárbara- en 1959, no estaba conforme solo con la popular muñeca, sino que también quiso darle un pololo. Es así como dos años después, Mattel lanzó al mercado a Ken, cuyo nombre también estaba inspirado en su otro hijo, Kenneth.
“Cuando nos dispusimos a diseñar a Ken, sentí que necesitaba lo que todos llamamos ‘bulto’”, escribió la mujer en su autobiografía “Dream Doll”, publicada en 1994.
Y en esta misma línea, agregó: “Sin embargo, tanto el personal masculino de diseño como el de marketing no estaban de acuerdo, por lo que la ingle del primer muñeco Ken era tan suave como la de Barbie”.
Handler “se vio a sí misma adelantada a su tiempo, argumentando que al menos debería haber un bulto que sugiriera realismo”, escribió Robin Gerber en “Barbie y Ruth”, la biografía de Handler del año 2000.
La tormenta sobre los genitales de Ken
Por otro lado, Cy Schneider, ejecutivo de publicidad de Mattel, escribió en su libro de 1987 “Children’s Television: The Art, the Business, and how it Works”, que no sabían “cuán explícito” hacer a Ken. “Les preocupaba que agregar genitales pudiera hacer que algunas madres se opusieran”, añadió.
Mattel se asesoró con Ernest Dichter, psicólogo y experto en marketing con especialización en conceptos psicoanalíticos freudianos. “Señaló que el principal modo de juego de las muñecas Barbie y Ken era vestirlas y desvestirlas”, escribió Schneider.
Según información recopilada por el medio Business Insider México: MG Lord’s escribió en su libro de 1994 “Forever Barbie: The Unauthorized Biography of a Real Doll”, que “En Mattel, una tormenta se desató sobre sus genitales”, ya que Handler y la diseñadora de ropa de Barbie, Charlotte Johnson, luchaban por una entrepierna notable y la otros ejecutivos no querían.
Se crearon tres nuevas versiones con diversos grados de “protuberancias”, escribió Lord. “Los hombres, especialmente uno de los vicepresidentes, estaban terriblemente avergonzados”.
No tenían las agallas
Después de que Handler y Johnson eligieron un diseño, las obligaron a pintarle calzoncillos. “Ruth sintió que el equipo de diseño carecía de ‘las agallas’ para darle al muñeco Ken incluso la sugerencia de los órganos sexuales masculinos”, escribió Gerber.
“Si el niño le quita el traje de baño, sentimos que sería inapropiado que muestre el pene, por lo que todos llegamos a la conclusión de que debería tener un traje de baño permanente”, dijo Lord citando a Handler.
Pero surgió otra duda, qué pasaba si las niñas rascaban la pintura hasta ver lo que hay debajo. Es así como a regañadientes decidieron aumentar los atributos del muñeco.
Johnson dijo sobre los prototipos: “Tuve que trabajar un poco con el escultor, porque me di cuenta de que cuando estábamos poniendo cremalleras en la bragueta, y la cremallera encima de ese bulto, se hizo más y más grande”.
Sin embargo, todo este esfuerzo se fue a la punta del cerro: “De alguna manera, en el proceso de fabricación en Japón, uno de los supervisores de ingeniería determinó que moldear los pantalones cortos era demasiado difícil y que el bulto añadía alrededor de un centavo y medio de plástico al producto, por lo que eliminó arbitrariamente ambos”, escribió Schneider.
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