Nuestro redactor patachero se explaya en el diario pop sobre una las bondades de la cocina chilena, especial para estos días en que están comenzando las heladas. "Mientras más olorosa la carbonada, mejor queda", recomienda.
Oiga, el otro día estuve hablando por teléfono con mi amigo Mañungo Pérez. Con todo esto de la cuarentena, no recuerdo cuándo fue la última vez que nos vimos. Eso del Zoom, a ninguno de los dos nos resulta ¿ah? es que a la edad de uno poh iñor.
Así que al teléfono ahí con el Mañungo, me decía 'Oiga, don Moncho, y ahora que está empezando el frío, como qué plato es bueno-bueno pal frío'. Yo le dije que la carbonada poh iñor, si tiene de todo y es re fácil prepararla.
Mire, al decir eso, como era mediodía, me entraron unas ganas locas de comer carbonada. Y como la Martuca andaba en videollamada con sus amigas, decidí ponerme manos a la obra no más. Como buen patachero, hay que saber hacerse cargo.
Por suerte, tenía su pedazo de posta negra en el refri, una media cebolla, unas espinacas, verduras congeladas, caldo de carne, pero me faltaban papas. Así que le pedí a mi hija, a la Pepa, que pidiera por ¿delivery se llama? unas papas para echarle al buche. Estaba ocupada porque estaba estudiando para la U, pero se hizo un tiempo la cabra y encargamos un kilo de papas, además de zapallo, que tampoco tenía.
Al ratito llegaron. El zapallo, bien naranjo y envuelto en papel de diario, como corresponde pues.
Manos a la obra
A ver, una buena carbonada, tiene su clave al inicio, cuando usté vaya a preparar la carne. Ahí le echa el aceite (a mí me gusta el de oliva, le da otra cosa, ¿ah? échele un ajo dentro la botella y va a ver cómo se le hace más intenso el sabor), espere que se caliente y luego le mete la posta negra ya partida en cubitos. Recién cuando vea que se le está cambiando de color a la carne, y está tomando aroma, ahí le pone la cebolla picada pluma.
Oiga, un dato clave: a la carne métale su cosa, vale decir, su aliño para que le agarre bien el sabor, así no queda como esas carbonadas de casino que no saben a nada.
Recomiendo le ponga sal, su pimienta (no tanta) y el clásico de los clásicos, el sobrecito de Aliño completo. Si puede, ralle un poco de jengibre, no mucho, y se lo pone también.
De ahí viene lo que usté encuentra en todas las recetas que están en todas partes: meterle las arvejas, porotos verdes, zapallo, zanahoria, choclo, papas, echarle el agua, y dejar reposar. Las espinacas van al final, cuando ya usté vea que le queda poquito al menjunje. Nunca antes.
Oiga, y otra cosa. En esto del internet hay mil recetas para la carbonada, y hay gente que dice que hay que echarle una taza de arroz. Mire, falso de falsedad absoluta. A lo más, una cuchara sopera, y sería todo, si el arroz es para que le de consistencia. Porque todo buen patachero sabe que si usté le mete una taza entera, al otro día, cuando saque la olla del refri para repetirse, no va a haber nada de sopa. El arroz chupa toda el agua, lo mismo las papas, por lo que le recomiendo no echarle más de dos papas medianas y partidas en hartos cuadros, para que se cosan más rápido.
En un minuto, la Martuca entró a la cocina después del copuchenteo con las otras viejujas y me dice 'Oye que huele bien'. Eso, quiere decir que la cosa va picho caluga. Se ofreció a hacer la ensalada. No la pensé: su ensalada chilena, poh. Está diciendo. Y se puso a hacerla. Oiga, y no lo digo porque sea mi mujer, ¿ah? pero pucha que le queda buena. Ahí la clave es el equilibrio. No cargarse al tomate, y tampoco a la cebolla, porque hay gente que poco más adorna la cosa con cebolla, y ¡no pues!
Mire, algo que me pone orgulloso, es que mi cabra salió avispada. La Pepa se desocupó y fue al pequeño huerto que tenemos en el patio y trajo unos cilantros. Bien pos Pepita, le dije, y le echamos el cilantro al coso, pero ojo, eso póngaselo al momento de servir. También recomiendo meterle orégano. A ver, mientras más olorosa la carbonada, mejor queda.
Oiga, y se me olvidaba. Recomiendo su pancito para acompañar la carbonada. Ideal la marraqueta, que es más esponjosa y agarra mejor el caldo.
Pucha que quedó buena, me dijo la Martuca. De hecho, quería invitar a almorzar al Mañungo, como lo hacíamos antes, pero estamos en cuarentena oiga. A cuidarse. Mientras tanto, hay que saborear nuestras delicias criollas.