Los pataches de Don Moncho: el estofado

Nuestro redactor patachero se refiere en el diario pop a las bondades de uno de los platos más calóricos de la cocina chilena, ideal para estos días fríos. La clave en un estofado, según dice, está en la carne, "mientras más fresco el pavo, mejor".

Mire, el otro día hablando con el Mañungo –por teléfono, ya que nos mandaron de nuevo a cuarentena–, comentábamos nuestros platos favoritos, sobre todo pensando en esos bien calóricos, ideales para esta época de las heladas.

Oiga, le decía al Mañungo que una buena opción, y fácil de preparar es el estofado. A ver, me refiero a nuestro clásico de la cocina chilena, y que ya desde el olorcillo a uno lo deja medio turuleque.

De solo hablar de eso con el Mañungo me dieron unas ganas feroces de estofadear (¿existirá esa palabra? No sé, al menos se entiende, que se encargue el profesor Banderas de eso). Así, como buen patachero, me dirigí raudo a la cocina, donde la Martuca estaba conversando con la Pepa y les dije. Ya, voy a hacer un estofado pal almuerzo niñas, así que vayan a seguir cacareando para otro lado. Oiga, si un patachero de verdad tiene que hacerse cargo.

Mire, la clave es que la carne de pavo esté tierna. Si tiene una en la nevera de más de un mes, le recomiendo que no le extienda la estadía más allá de eso. Por más congelada que esté, en un estofado, mientras más fresco el pavo, mejor.

Así que agarré una olla de fondo grueso, y calenté 2 cucharadas de aceite a fuego alto. Hay que partir siempre con eso. Yo le pongo de oliva porque le da otro toque. Mire, ideal si al aceite de oliva le mete una cabeza de ajo. Así no más, la agarra y la mete, y deje que se vaya al fondo de la botella. Simple. Le va a reforzar el sabor del aceite.

Oiga, después agregue cebolla cortada pluma y cocínela hasta que se le pongan medias transparentes. Ahí métale el pavo. Dore 3 minutos por lado. Mire, en esto sea cuidadoso, no se ponga a mirar el celular y esas pescadas. Hace poco mandé al Martincito a cocinar un estofado para que aprendiera y el pajarón se puso a ver videos en el celular y el pavo se le quemó, se dio cuenta la Pepa por el olor. Noo pueh, como se lo he dicho antes, en la cocina hay que ser vivaldi, ¿ah?

Luego de unos minutos, ya dorado el pavo por ambos lados, revuelva todo y recién ahí agregue la sal, comino, orégano, merquén. Lo que quiera. Más todo el resto de los ingredientes: papas, zanahorias, si quiere métale sus arvejas y sus porotos verdes, y al final, la salsa de tomate. Pero oiga, al final-final. También échele sal a gusto.

Mire, cocine el menjunje más menos sus 30 minutos a fuego medio y ahí usté va revolviendo con la cuchara de madera para que no se pegue. Es que el estofado es re traicionero pueh, uno no se da ni cuenta y abajito se le empieza a quemar. No es un plato para que lo prepare alguien muy distraído.

Un dato que le pude servir: métale un par de hojitas de laurel. Le va a quedar oloroso y los sabores se notan más.

Terminado de cocinar, la Martuca preparó la ensalada de repollo, y mandé al Martincito a poner la mesa. Cuando estábamos por servir me di cuenta que este cabro puso cucharas en vez de tenedor y cuchillo. Le pregunté por qué, y me dijo que era porque nadie me dijo pos papá. Pero tenis que ser más pillo y preguntar pos Pavarotti. Ya, a sentarse todos.

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