A los astrónomos chilenos les preocupa la presencia en los cielos de los satélites de Starlink, la empresa de Musk. A su juicio estos generan un enjambre tal que arruinan las observaciones de los observatorios instalados en el país. Sin embargo, ello ha permitido generar los primeros pasos hacia una regulación internacional sobre el tema.
Por años, la astronomía chilena ha gozado del privilegio de contar con los cielos más propicios del mundo para la observación del universo. Pero ese sitial está amenazado. Desde el futuro observatorio Vera Rubin, en construcción en la zona del Valle del Elqui, no solo verán los astros, sino que también verán pasar los satélites de Starlink, la empresa de Elon Musk.
"Chile es la ventana que tiene la humanidad para observar el universo, porque tenemos instalados acá los grandes telescopios. Esto es fatal para la astronomía", comenta la astrónoma de la U. De Chile y premio nacional de Ciencias Exactas, María Teresa Ruiz, en charla con La Segunda.
La situación, a ojos de los expertos es preocupante. "En telescopios con un gran campo de visión aparecen estos satélites y te arruinan la foto. El DECam y el futuro Vera Rubin, que ni si quiera está terminado, cuando lo esté, estará realmente en problemas", señala el académico de Astrofísica de la UC, Gaspar Galaz, al mismo medio.
El asunto es más complejo porque no existe una regulación internacional respecto a posibles medidas de mitigación. Si desde EE.UU salen los satélites de Musk y estos pasan por el cielo chileno, no es mucho lo que se puede hacer. Al menos hasta ahora
Se busca regulación
El director del Centro de Astronomía de la U. De Antofagasta, Eduardo Unda-Sanzana, trabajó con los ingenieros de Space X, otra de las empresas de Musk para lograr una solución. Según él, cuando los astrónomos chilenos y de otros puntos del mundo le plantearon el problema al millonario, éste se abrió a escuchar.
"Musk dijo que estaba dispuesto a dialogar con la comunidad astronómica", señaló Unda-Sanzana a La Segunda.
Por ello en Starlink probaron dos posibles soluciones. La primera fue "pintar los satélites con una capa de algún material, no sabemos cuál porque es un secreto industrial, pero es una cobertura que reduce el brillo de estos objetos en el espacio", explica el astrónomo. "Lo otro es una especie de cortina opaca que impide el reflejo que hace brillar las antenas", agrega.
Sin embargo, tras los estudios y análisis respectivos, los astrónomos llegaron a la conclusión que las medidas de mitigación propuestas por Space X y Starlink no eran suficientes. El principal punto de conflicto, señalaron, es que se necesitaba reducir el brillo de los satélites varias veces más que lo conseguido por los ingenieros de Musk.
Por ello es que los científicos chilenos Jeremy Tregloan-Reed y Ángel Otárola, junto a colegas de otros puntos del orbe, participaron en la redacción de un documento de la Unión Astronómica Internacional en que se plantean recomendaciones científicas y técnicas para enfrentar esta problemática. El estudio incluso consiguió el respaldo de los ministerios de Ciencia y Relaciones Exteriores.
El documento, fue presentado ante la ONU por la Unión Astronómica Internacional el miércoles pasado, en Viena, Austria. Incluso el embajador de Chile en ese país, Álvaro Guzmán, participó con una intervención.
Para los expertos, la posibilidad de regular el paso de los satélites también abre una ventana de oportunidad, por ejemplo, para acceder a tecnología como internet satelital. De hecho, Starlink implementará un proyecto piloto en seis localidades de nuestro país (ubicadas en Caldera, Coquimbo, Pudahuel, Talca, Puerto Saavedra y Puerto Montt) que hoy no cuentan con cobertura de internet.
"Vivo en Antofagasta y sería fantástico tener internet satelital acá en sectores donde no hay", comenta Unda Sanzana. Pero a continuación agrega. "Se debe regular, como todas las cosas", más en una industria que genera millones en inversión y en la que el país sí ha avanzado en regular aspectos como la contaminación lumínica en las regiones del norte del país".