Con más autos en pantalla, más personajes para elegir y más modos de juego, las carreras alocadas dan el mayor salto que ha tenido la franquicia desde que incluyó la jugabilidad online y pone a la libertad de movimiento al centro de la mesa en una movida de la cual será difícil volver atrás.
Antes de poder ingresar al salón principal del centro de Experiencia de la Nintendo Switch 2, todos los presentes debíamos pasar por tres pruebas, como si se tratara de un cuento antiguo. Y las tres pruebas tenían que ver con el juego de lanzamiento que tendrá la Switch 2 y uno de los más esperados por todo el público: Mario Kart World.
Mario Kart World es la mayor reinvención que ha tenido la franquicia, que fue lanzada en la época del Super Nintendo y que desde ese entonces no le ha fallado a ninguna consola de la compañía. Y hasta ahora, todas las innovaciones de la serie habían sido algo superficiales: autos con 2 choferes en Mario Kart Double Dash, pistas gravitacionales en Mario Kart 8 o la inclusión por primera vez de las motos en Mario Kart Wii.
Pero si de cambios profundos se trata, solo hay tres juegos que diría yo han marcado para siempre el rumbo de la franquicia: Mario Kart DS, que trajo el juego online; Mario Kart Wii, con el control de movimiento de los autos; y ahora Mario Kart World, al dejar de ser un juego de pistas para convertirse en un juego de carreras a campo traviesa.
Lo primero que llama la atención en Mario Kart World es cómo las pistas ahora son recorridos en una sola dirección, que van de un punto A a un punto B. En lugar de tener vueltas, las carreras tienen segmentos, que siguen siendo tres para mantener la costumbre y apurar la música cuando se llega al tercero. Es algo que la serie ya venía experimentando con algunas pistas, sobre todo con Mario Kart Tour, el juego para móviles en donde todas sus nuevas pistas tenían recorridos diferentes en cada una de sus vueltas.
Luego lo vimos con la importación de esos circuitos a Mario Kart 8 Deluxe en la Switch, y ahora se tomaron toda la franquicia. Y la verdad, tras haber jugado tres carreras, el cambio fue en la dirección correcta. Mario Kart World se siente menos monótono, las pistas son mucho más amplias y con libertad de exploración, y además, son bastante atractivas. Pero eso significa que también tu carrera puede comenzar en un ambiente desértico y terminar en un volcán, o empezar en una ciudad y paulatinamente irse al campo.
El tema de Mario Kart World es la exploración. En su versión final, contará con un mapa abierto, al estilo Forza Horizon, donde todas sus pistas estarán interconectadas, teniendo incluso que manejar entre una pista y otra al jugar un Gran Prix.
Esa parte no estaba para probarse en el centro de experiencia, pero sí dos de sus modos de juego: las carreras individuales y el nuevo “Knockout”.
Cosas nuevas: Primero, la cantidad de participantes por carrera, que de 12 pasaron a 24, lo cual es una maravilla técnica que solo podía lograr un upgrade de consola como lo es la Switch 2. Gráficamente, sigue la misma línea que su antecesor, pero con modelos más detallados y en 4K en el televisor. Por supuesto, más autos en carrera significan más ítems dando vuelta y, de alguna manera, estos se logran mantener a raya. Uno pensaría que teniendo más participantes, el caos sería aún peor, pero milagrosamente el juego se autorregula. Solo vi una caparazón azul en tres carreras jugadas, pero sí montones de monedas, bananas y caparazones triples.
La jugabilidad sigue siendo la misma, sobre todo en el uso de turbos, de saltar al borde de rampas para hacer piruetas e ir buscando atajos para sacar cualquier tipo de ventaja. Me tocó ver dos ítems nuevos: primero, la pluma, que te permite dar un salto y vuelve desde el Mario Kart original; y segundo, una caparazón dorada, que mientras avanza deja una estela de monedas y recuerden, las monedas son muy importantes ya que te dan más velocidad.
Las pistas ahora tienen rieles por los cuales puedes deslizarte e ir acumulando velocidad, lo cual creo que sería la única mecánica realmente nueva en el título, ya que todo el resto está dado por el mundo que te rodea y la libertad de explorarlo.
Otro aspecto muy importante es la personalización. No sé si el juego final tendrá todo desbloqueado, pero hay una cantidad absurda de personajes, vehículos y trajes para utilizar, lo que realmente da alegría. Pude jugar con la vaquita y confirmo que es la mejor. Pero también hay versiones bien vestidas de Peach, Mario, Bowser y Toad, por nombrar solo algunos.
Pero el modo Knockout realmente, a mi juicio, se robó la película. Y no es algo que no se haya hecho antes en otros juegos de carrera, pero la ejecución en Mario Kart World es la que uno agradece. Knockout es una carrera de eliminación, en la que comienzan 24 autos y solo uno se lleva la victoria. Para ello, primero se escoge una ruta predeterminada que enlaza diferentes puntos de interés del mapa, y cuando ya todos los jugadores están conectados, la carrera parte.
En vez de ser una carrera tradicional, se trata de un recorrido más extenso, que pasa por varias pistas y sus caminos intermedios, y cada cierto tiempo aparecerá un checkpoint que eliminará a los 4 últimos jugadores en pasarlo. Así, de 24 jugadores, se pasará a 20, luego a 16, 12, 8 y 4, entre los cuales se definirá el último tramo para ver quién gana.
La adrenalina de saber que estás a punto de irte de la carrera si no avanzas una sola posición le da mucho más sabor al juego. También ayuda que el montón de jugadores a momentos se achoclona, y puedes pasar muy rápidamente del puesto 18 al puesto 6, por ejemplo, con una buena secuencia de ítems.
Knockout además te permite disfrutar del mapa como una sola gran unidad, y en juego online promete ser tremendo. En mi carrera, quedé tercero, pero estuve muchas veces a punto de ser eliminado por cruzar el checkpoint en el último puesto antes de la eliminación.
Mario Kart World es una nueva forma de experimentar la franquicia, y entiendo por qué es el juego que viene junto con la consola. No solo es por ser la secuela del juego más vendido en la Switch, sino porque muestra a la perfección cómo Nintendo aprovecha las capacidades técnicas de una consola, no solo para ofrecer mejores gráficas, sino también para brindar experiencias antes totalmente imposibles.
