“Funcionamos al revés de la gente”, relató un trabajador de Lo Valledor, quien comienza su jornada a las 7 de la tarde y se extiende de corrido hasta las 2 del día siguiente.
Una rutina muy distinta a la de la mayoría de los chilenos. Quienes trabajan en el Mercado Mayorista Lo Valledor saben que casi no hay descanso, y es que deben abastecer a las más de 30.000 personas que llegan a comprar cada día.
Los vendedores se olvidaron del horario de oficina de 8 a 5. En cambio, muchos comienzan a prepararse incluso desde las 5 de la tarde: la apertura de puertas es a las 7 de la noche y el cierre a las 2 de la tarde del día siguiente.
Trabajan de lunes a lunes y los únicos días en los que no atienden son los feriados irrenunciables, como fiestas patrias (18 y 19 de septiembre), Navidad (25 de diciembre), Año Nuevo (1 de enero) y el día del trabajo (1 de mayo).
Son horarios complicados, pero ya están acostumbrados. Aunque algunos sí revelaron tener miedo de la inseguridad que los ha estado acechando hace meses, en especial porque no es necesario que sea de noche para sufrir un altercado.
La inseguridad que acecha al mercado mayorista Lo Valledor
El mercado Lo Valledor cuenta con 300.000 metros cuadrados, 1.200 locales, 155 puestos para camiones y 5.000 trabajadores. Todos los días, reciben un promedio de 8.000 vehículos y 30.000 visitas de compradores.
“Es una ciudadela. Tenemos cuatro restaurantes, un local de Banco Estado, librerías y ferreterías. Acá puedes encontrar lo que se te pueda ocurrir”, le dijo el gerente de comunicaciones de Lo Valledor, Marcelo Araya, a LUN.
Víctor Araya, un trabajador del mercado, le dijo al mismo medio que su jornada comienza a las 7:30 de la tarde. “El movimiento full dura hasta las dos de la mañana. Luego tenemos una pausa hasta las cinco. Ahí aprovechamos para descansar. Tengo un sillón cómodo al fondo del local”, relató.
A las cinco de la mañana comienza de nuevo la faena. Ese horario es el favorito para los dueños de restaurantes y almacenes que llegan a comprar productos frescos para sus propios emprendimientos.
Pero no a todos los chilenos les gusta levantarse tan temprano. Al menos así lo cree Araya, quien aseguró que la mayoría de los trabajadores son extranjeros: “Los chilenos no quieren venir porque nuestros horarios son cansadores. Yo duermo cuatro horas diarias en mi casa. A las seis de la tarde me ducho para salir al mercado. Funcionamos al revés de la demás gente”.
Aunque el interior del recinto suele ser tranquilo, los últimos meses la seguridad se ha vuelto un tema importante para los agricultores y vendedores. “Han pasado cosas feas, como cuando mataron a los embarcadores que habían venido a entregar sus productos y los siguieron hasta Malloa”, le dijo a LUN Mauricio Saldaño, otro trabajador del mercado.
“Lo que pasa es que aquí se maneja dinero en efectivo y también llega harto extranjero”. Hasta 50 millones de pesos chilenos en billetes suelen moverse en el recinto, en especial cuando llegan camiones del sur del país a comprar.
El lugar más peligroso que han identificado los vendedores es la calle Rural, que la han catalogado como “un tubo de delincuencia. Es un gran punto de droga de Santiago. En la noche parece un prostíbulo. Los feriantes que vienen a abastecerse nos piden que controlemos esa calle, porque cuando van de vuelta les roban”, denunció el vocero de Lo Valledor.
Es por esto que la administración del mercado decidió implementar la estricta medida de solicitar carnet chileno para el ingreso. No obstante, tras el altercado de una mujer chilena que disparó tras no presentar documentación al ingreso, decidieron dar un paso atrás y ampliar las alternativas para los compradores: también se podrá presentar “otro documento que el Estado chileno reconozca como válidos para el libre tránsito dentro de los límites del territorio nacional”.
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