Carlos Villagrán, actor que dio vida a Quico, contó en un Instagram Live varias anécdotas que compartió con Ramón Valdés, el hombre detrás de Don Ramón. Desde su triste despedida hasta una graciosa historia en el cuarto de un hotel.
Es cierto que Quico, el niño de 9 años más altanero y manipulador de la bonita vecindad, y Don Ramón, el exboxeador, exfutbolista americano, extorero, exguitarrista, exmúsico y exmaestro de obras entre otras personalidades, no se llevaban bien. De hecho, la rutina se repetía a diario: un entrevero entre ambos acababa con la diestra cachetada de Doña Florinda sobre el padre de La Chilindrina.
Pero eso se quedaba tan sólo en la ficción: en la vida real, Carlos Villagrán, que interpretaba al menor, y Ramón Valdés, el queridísimo Don Ramón, eran grandes amigos, inseparables.
Es por eso que Villagrán, de 77 años, habló en un Instagram Live con Carmen, una de las hijas de Valdés, y allí le contó cómo se despidió de su compañero. Recordemos que el actor que le dio vida a Don Ramón, por desgracia, falleció en 1988.
"Yo tenía un compromiso para ir a trabajar a Bolivia y Perú. Lógicamente, yo sabía que (Ramón) estaba muy enfermo. Me fui a despedir de él al Hospital Santa Elena. Lo vi muy delgado. Le faltaba muy poco tiempo", relató "Quico" en la ocasión.
En esa visita, al constatar el estado de su amigo, el actor se quebró, pero Valdés rápidamente intentó animarlo: "Lo abracé y empecé a llorar. En ese momento él me dijo: 'Ya, no llores cachetón. Allá te espero'. Le digo: '¿Allá con el Señor?'. 'No te hagas el tonto: allá abajo'".
Días más tarde, el 9 de agosto de 1988 se confirmó el deceso del intérprete de Don Ramón. Al respecto, Villagrán señaló que "recibí una foto suya, estaba sentado, me la quedé mirándola y sin palabras. En ese momento, recordé tantas y tantas, y tantas cosas que pasaron. Perder a Don Ramón fue muy doloroso para mí".
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Villagrán y Valdés, fuera de cámaras.[/caption]
En la conversación, Villagrán también explicó cómo era realmente el hombre detrás del querido Monchito: "Era el maestro del timing, lo traía a flor de piel. Todos hemos aprendido de él, fue nuestro maestro… Don Ramón, afuera y adentro, era Don Ramón. Era genial porque él llegaba y así como estaba se presentaba".
Y luego, a pedido de Carmen, contó una divertida anécdota que los une: "Cuando estábamos de gira casi siempre nos tocaba en la misma habitación a Don Ramón y a mí, porque también lo pedimos nosotros. Nos llevábamos muy bien. Entonces, se despertó primero tu papá, entró al baño y se puso a lavarse los dientes. Yo me despierto, lo veo y me dice: '¿A qué hora le sale el sabor a esto?'. Y cuando miro, se estaba lavando una pomada para las hemorroides".