Universal Music, Sony Music y Warner Records alegan que los servicios de Udio y Suno han utilizado canciones con derechos de autor para entrenar a sus modelos y piden una compensación millonaria por los daños.
Los sitios para crear música con inteligencia artificial han sido la moda de este año. Con cuentas hechas para crear hasta óperas basadas en virales, páginas como Suno y Udio han sumado a la música a la ya cada vez más larga lista de creaciones que la IA puede hacer con tan solo algunas instrucciones.
Estos sitios funcionan de la siguiente manera: a través de una frase que debe incluir el género de la canción y una temática, se puede pedir a la herramienta que invente melodías como “un rap sobre lo rico que son los porotos” o “una canción pop ochentera que hable sobre lo terrible que es el frío”, y tras algunos segundos te entrega la canción con una letra original, una melodía única y hasta interpretada por una voz digital.
Un servicio que alertó a las disqueras e hizo que se unieran, tal como en algún momento lo hicieran contra los programas para intercambiar MP3, para realizar una demanda impuesta en las cortes federales de Nueva York y Massachusetts.
La demanda está hecha principalmente porque las disqueras acusan que estos sitios utilizaron canciones con derechos de autor para entrenar a estos modelos y así lograr que sus creaciones suenen con el estilo que se les pide, quedando muchas veces muy parecidas a canciones populares. La demanda cita ejemplos específicos de contenido generado por IA que supuestamente recrea elementos de canciones como “All I Want for Christmas Is You” de Mariah Carey y “I Feel Good” de James Brown. También afirman que las herramientas pueden producir voces que se asemejan a las de artistas como Michael Jackson y Bruce Springsteen.
En compensación, las compañías están pidiendo una suma de 150 mil dólares por cada canción utilizada sin permiso para el entrenamiento de las inteligencias generativas, y considerando que podría tratarse de bibliotecas completas de música, la cifra claramente podría alcanzar los cientos y hasta miles de millones de dólares.
Los sellos además, señalaron que este tipo de prácticas solo permitirá la creación de piezas para competir con los artistas y potencialmente devaluar el trabajo de los humanos.