Antes de un viaje, Miguel Leiva no encontraba un lugar confiable donde dejar a su perro. Ese problema se transformó en una idea de negocio y hoy su propuesta es una de las más importantes del rubro en la capital, de hecho espera pronto expandirse a regiones. Lo suyo no solo se limita al cuidado, sino que también incluye educación canina y otros servicios que incorporó a medida que fue creciendo.
Miguel Leiva (40) debía viajar y no encontraba donde dejar a su mascota. Habían algunos centros de cuidado, pero ninguno cumplía con las exigencias mínimas que pedía. En ese momento, vio el problema como una oportunidad y decidió emprender. “Empezamos en marzo de 2017, pero la idea nace en agosto o septiembre de 2016″, recuerda. Así fue el comienzo de Perryland. “Había visto que en otros países existía el servicio. Nosotros tenemos hotelería y colegio, que consiste en buscar a los perritos en otros vehículos en la mañana, llevarlos a las instalaciones, a que tengan diversas actividades durante el día y en la tarde vuelvan a su domicilio. En Chile eso no se veía y afuera ya estaba”, explica.
El dueño y creador de Perryland nació en Perú y vino a Chile a ejercer su profesión: es economista. “Llegué como gerente de finanzas de una empresa internacional. Esto salió como un proyecto personal. No me dedico a tiempo completo a esto, intercalo las funciones. Está siendo difícil el tiempo. Igual me he preocupado de armar una estructura importante, sólida a nivel administrativo, a nivel operacional, de manera que sea prácticamente una administración ‘dependiente-independiente’, donde yo marque los lineamientos de la empresa y las decisiones estratégicas. Hasta ahora ha funcionado bien”, dice, aunque reconoce que cree que falta poco para que tenga que dedicar tiempo completo a su compañía.
Cuando se le ocurrió la premisa, recuerda que en Santiago no había oferta profesional. “Estaba lo típico, que era la señora que tenía una casa y cuidaba perritos, nada profesionalizado, nada con estándares. Entonces vi la oportunidad de crear algo con una mirada más profesional, de marca, con estándares, dándole una visión más empresarial”, explica.
Una propuesta novedosa
En Perryland fueron incorporando elementos para ofrecer en su hotel, que hoy está establecido en Chicureo. “Lo que primero abrimos fue la hotelería y el servicio. Después incorporamos el tema de educación canina. Luego, el tema de la peluquería, el pet shop, los eventos también″, cuenta.
Contrariamente a la mayoría de los rubros, la pandemia del Coronavirus fue un impulso para su empresa. “Hubo varias restricciones. Había permisos muy acotados para que las familias puedan salir a pasear a sus perritos. Entonces se generaba que la familia se frustraba porque no podía salir con sus mascotas. Y luego que las mascotas empezaban a estresarse dentro de la casa. No tenían espacios para hacer actividades. Las mascotas cambiaban su forma de comportarse y la pasaban mal. Entonces empezamos a ofrecer más agresivamente nuestros servicios del colegio puntualmente. Vimos la oportunidad, lógicamente, y la aprovechamos″, relata.
El crecimiento le ha permitido tener más personas preocupándose de cada uno de los detalles que implican el cuidado de mascotas y toda la gama que poseen en su oferta. “En el equipo trabajan cerca de 16 personas. Tenemos médico veterinario, técnico veterinario, educadores caninos, monitores de patio, conductores, personal de mantenimiento, responsables de marketing y servicio al cliente, administrativos″, enumera.
De esta forma, hoy se visualizan como uno de los hoteles de mascotas más reconocidos del país. De acuerdo a lo que dice Leiva, pioneros en el asunto. “Creo que hemos marcado bastante la tendencia. De hecho, hay trabajadores que han montado sus propios negocios. Somos bastante referentes. Esperamos abrir a fin de año otra sucursal, también en Santiago. El próximo año esperamos lograr abrir una sucursal en alguna región″, puntualiza.
Sobre sus cobros, en Perryland detallan que todo depende de lo que se busque para la mascota y también del físico que esta tenga: “Tenemos escalas de perritos muy pequeños, los medianos, los grandes, los extra grandes. En el tema del colegio son matrículas mensuales. Las tarifas varían en relación a la cantidad de días a la semana que asiste el perrito. Si asiste tres veces a la semana, no es el mismo costo que si va cuatro veces a la semana. Ahí hay paquetes desde una vez a la semana hasta seis veces a la semana. En educación canina también, dependiendo si es un plan cachorro, si es un plan básico o intermedio, o si es un plan de modificación conductual. Hay distintos planes″.