En plena pandemia, Jorge Luis Duncan comenzó a hacer videos humorísticos para pasar el rato y aunque es un éxito en Latam, pocos saben que es chileno. Sus seguidores fueron aumentando progresivamente y hoy suma millones de visitas en distintas plataformas. Su nombre resuena en la gente de su generación, con una comedia ligada a la música de los 80 y 90. Es tal su popularidad que, asegura, haber rechazado a dos canales de televisión que lo quisieron en sus realities.
En los tiempos de los reels con música moderna, Jorge Luis Duncan (51) enfoca su contenido en ritmos de los 80 y 90. Así ha construido una comunidad en Instagram que se acerca a los 600 mil seguidores. También lleva su contenido a TikTok y YouTube, todo bajo el nickname @SoyElDuncan. Sus números sorprenden, pero podrían ser más elevados todavía: “Comencé con TikTok, en la pandemia, tenia una cuenta con la que llegué a 600 mil seguidores, ahora podría tener un millón, fácil, pero la perdí. Me la bloquearon y no pude recuperarla. Mandé correos, intenté llamar, pero nada, no hubo caso. Comencé de nuevo de cero y todo ha sido súper rápido, en cuestión de meses llegué a 300 mil”.
Duncan vive en La Serena. No es nativo digital. Pero ha sabido adaptar sus conocimientos al mundo moderno. Por más de una década trabajó en radio Carolina, años repartidos entre Santiago y la Cuarta Región, y ahora lleva su conocimiento a las redes sociales: “TikTok es la plataforma de creación, donde yo comencé a hacer cositas. Después me expandí a Instagram y YouTube. Pasa que TikTok no entrega mucho en cuanto a lo monetario. En cambio, en Instagram llegan auspiciadores, ahí es donde uno gana plata. Aunque jamás estuve buscándola, llegó sola. Se va dando, nunca busqué ganar dinero con esto. Al principio la idea solo era generar entretención”.
En la la capital regional está cómodo, sin embargo, su origen es más al norte. En El Salvador dio sus primeros pasos, cuando ser influencer ni siquiera era opción. Era una palabra que ni siquiera estaba en el vocabulario. “Tengo mi casa allá. Pero ya me radiqué en La Serena. El Salvador es una ciudad chiquita, pero me encanta. Soy hincha de Cobresal, fanático número uno. Es mi único equipo, no tengo otro. Viajé al estadio cuando fueron campeones en el 2015, a veces voy a los partidos. De hecho, hay gente del club que me ubica y de repente me llegan saludos de ellos″, relata.
Ahora, como una estrella de redes sociales, se enfoca en hacer reír. Una comedia musical que, según dice, no se repite en otros influencers del país. Con sus seguidores ha construido una relación basada en la buena onda. Por eso tiene algunas aplicaciones predilectas a la hora de elegir donde compartir su contenido. “De repente caché que siempre he trabajado en este medio. Estuve en la radio durante 13 años. También trabajé en la televisión regional. En las redes se masificó mucho. Demasiado. Es muy potente. TikTok sube muy rápido ahora. En Instagram es mucho más fuerte, porque es más cercana la gente. Hay pocos haters. Es una comunidad que apoya mucho”, dice.
Del dial a las redes
Antes de ser una estrella en la web, cumplió con diversos roles en la radio. Sin embargo, asegura que las redes son mucho más potentes a la hora de la masificación del contenido que prepara. “En la radio estuve de DJ, radiocontrol, locutor, hacía programas. Hice de todo. Pero en las redes sociales es más potente. Para un auspiciador es mucho mejor que un influencer te haga una publicidad”, manifiesta.
Esta popularidad lo ha llevado a crearse un nombre fuera de Chile. Algo que fue buscando su contenido de lenguaje neutral y sin dar pistas sobre su nacionalidad: “Me sigue más gente desde el extranjero. Cuando empiezas a revisar las estadísticas de TikTok e Instagram, el 98% de los que me siguen son de México y Argentina. Me he manejado mucho en cuanto al tema de no decir de qué país soy. Eso siempre lo mantuve así. Después, en algunos videos que hice, mostraba plata chilena o algo así, pero mucha gente no sabe de dónde soy”. Pese a que la mayoría de sus fanáticos son de otras latitudes, afirma que a veces le ha tocado estar en lugares donde la gente lo identifica: “Muchos me reconocen. He ido a fiestas ochenteras y todos me paran, la gente me saluda”.
Pese a que todo comenzó como una manera de hacer humor en la pandemia, ya no puede considerar su actividad en las redes como un simple pasatiempo. “Ya no es hobby. Invertí en un micrófono, en un computador. Estoy pensando mucho más serio. Todo esto es súper corto, pasa rápido, así que quiero ir a la siguiente fase. Alargar esto en una etapa más. Hacer algo más potente, que siga. No creo que siga haciendo videos de humor todo el tiempo, pero básicamente esa es mi temática. Ahora podría hacer algo más, desde otra esfera”, anticipa.
¿Qué proyectos tiene en mente?
Duncan ha recibido ofertas para diversificar su contenido a través de otras plataformas, aunque aun no toma una decisión, está claro que quiere seguir trabajando. “Quiero hacer un podcast. Hay varios medios que me quieren, me están ofreciendo cosas. Así como un programa de televisión, pero eso sería la base, porque todo tiene que ver con las redes sociales”, cuenta.
Para Duncan es un trabajo saber que video se hará viral. Asegura que a esta altura comprende cuando alguna de sus ediciones va a causar furor en internet. “En Instagram mis videos se han masificado mucho. Tengo algunos con 30 millones, 40 millones de visitas. A veces sé que van a ser virales, porque cuando estoy subiendo un video digo ‘este va a ser’, o lo estoy haciendo y digo ‘este va a ser bueno, me gustó'. Hay otros que, claro, los estoy haciendo y digo es que ahí nomás, pero tú sabes que cuando se te ocurre una idea puede pegar”, explica.
La evolución de Duncan lo ha llevado a tener sus cifras actuales. La decisión de ampliar su humor fue fundamental: “Mis videos son para todos. Mi estilo ha cambiado mucho. Cuando comencé era puro humor negro. Con el tiempo, con mucha ayuda de gente conocida, te puedo decir que tengo contacto con mucha gente famosa, me han dado muchos consejos. Por ejemplo, Cristian Riquelme siempre me está dando consejos, me manda mensajes, me decía ‘Juan, cuídate con el humor’. Yo he cambiado. Ahora es más sano, más limpio, más blanco. No le hago daño a nadie, por eso mucha gente me apoya. Tengo un humor que no se mete con la política, ni con la religión, ni con el presidente, nada, es musical. Como he trabajado en la radio, sé de música. Cuando tenía humor negro llegaba a un público más joven”.
Pese a su alcance, sigue trabajando solo. Aunque las ofertas no se han hecho esperar, Ducan no cuenta con una mano derecha que lo apoye en la creación de contenido. También ha recibido otros mensajes que lo sorprenden: “Han llegado algunos managers a ofrecerme trabajar con ellos. El otro día me llamó un tipo, que era representante de un grupo, pero quedó en la pura conversación nomás. También me han escrito cantantes. Me sigue Aleks Syntek, me apoya, me manda mensajes. También me escribieron del grupo Chicago. Hice un video sobre ellos, les llegó y les gustó. Lo postearon en su página oficial y me escribieron que les gustaba el video”.
Según Duncan, nadie en Chile ha logrado un perfil similar al suyo. Hay algunos en el extranjero que son similares, pero mantiene un elemento diferenciador: “Creo que soy un difusor de música. No hay mucha gente que haga este tipo de contenido. No sé si habrá otros de este estilo, no he visto en las redes sociales a otro que haga contenido de música de los 80. Algunos gringos, quizás, pero yo tengo un humor diferente al de ellos”.
Pese a que se ha mantenido alejado de las pantallas de los medios tradicionales, su nombre aparece como opción para algunos productores de televisión abierta. Sin ir más lejos, el teléfono sonó, primero, cuando Gran Hermano apareció en la pantalla chica y, luego, cuando Canal 13 apostó por el mismo formato: “Me han ofrecido bastantes cosas desde Santiago. Me invitaron a dos realities en los últimos años. Me llamaron, pero es algo que no está en mis planes. Quizás en el pasado lo veía como algo bueno, pero ya no. Creo que pude perder más que ganar. Obviamente les agradecí por pensar en mí, pero decidí pasar”.