Fue una laica consagrada quien dejó la maleta con el cuerpo de una mujer en una concurrida calle de Ñuñoa. Así fue cómo los detectives la descubrieron.
El vuelco que dio el caso del cuerpo de una mujer encontrado en plena vía pública de Ñuñoa remeció a todo el país. Después de que las teorías apuntaran al crimen organizado, la PDI aclaró que fue una “monja” la que dejó la maleta con un cadáver dentro en la calle Los Talaveras.
Y actuaron lo más rápido que pudieron. Así lo aseguró el subprefecto Juan Luis Fonseca, jefe de la Brigada de Homicidios Metropolitana a LUN. Después de que las pistas los llevaran a otras calles de la comuna, se dedicaron a golpear al menos 70 casas, puerta por puerta para preguntar si es que alguien había visto algo inusual.
Uno de los domicilios estaba en calle Los Jardines. Era de Lorenza Ramírez Barrera (80), quien dijo ser una laica consagrada hace 13 años y que tiene tres hijos. De ellos, dos son monjas que viven en Europa.
Pamela, una de sus hijas, vive en Italia y hace pocas semanas llegó a Chile para cuidar de su madre. Pero tras conocer lo que hizo, “quedó horrorizada”. Esto fue lo que dijo la PDI sobre el caso.
Qué dijo la hija de la “monja” de Ñuñoa sobre el hallazgo
Para Fonseca, la presencia de Pamela fue una de las razones que gatilló que la “monja” arrastrara la maleta con el cuerpo de una mujer que tenía en su bodega.
Según reconstruyeron la historia los detectives, Lorenza reveló que el cuerpo que encontraron en Ñuñoa corresponde a Erica Fernández Mora, una mujer de 59 años que también era laica consagrada y con quien —se está indagando— habría tenido una relación amorosa con la “monja”.
“Con Lorenza se conocieron en una parroquia que frecuentaban. Se hicieron muy cercanas, querían formar una congregación llamada Cristo Rey”, indicó el subprefecto Fonseca.
Fue a raíz de ese cariño que decidieron hacer un pacto secreto: “Ninguna de las dos iba a denunciar si fallecían. Si se enfermaban, tampoco irían al médico porque Dios las iba a cuidar. No iban a realizar inscripción, se iban a cuidar una a otra hasta el último de sus días”.
Y Erica terminó por enfermarse: las autoridades creen que padecía de cáncer de ovarios y que Lorenza fue a su casa —ubicada en la calle Suárez Mujica— para cuidarla. Pese a ello, la mujer falleció y su compañera “no encontró nada mejor que echar a su amiga en la maleta y llevársela hasta su domicilio, en la calle Los Jardines”.
“Dejó la maleta en la bodega y continuó haciendo su vida”.
En el barrio, Lorenza se hacía llamar “hermana María Esperanza” y era común verla con un carrito con ruedas, ya que recolectaba cosas, como muebles, cortinas y otro tipo de objetos para donarlos a un hogar. Por eso, a nadie le pareció raro verla caminar con una maleta.
Por otra parte, la autoridad reveló a LUN que Pamela, la hija de Lorenza, “está horrorizada. Ella llegó hace tres semanas porque presume que su mamá está con demencia senil”.
No obstante, también insistió en que cuando conversaron con ella, “la vimos lúcida, aunque por momentos se mostró confundida. En general estaba contenta, dijo que éramos sus amigos y nos echó hartas bendiciones”.
“Puede ser que su demencia senil haya avanzado con rapidez”, concluyó la autoridad.