Preocupación ha causado en el último tiempo la advertencia sobre un “Súper Niño”, un evento climático más fuerte para la habitual situación cíclica que se le considera como causante de más de una anomalía climática en el mundo.

Dicho evento ya comenzó a instalarse con el debilitamiento de los vientos del este y el movimiento de aguas más cálidas hacia la costa occidental de América. De hecho, el Centro de Predicción Climática de la Oficina Nacional de Administración Oceánica y Atmosférica (NOAA) de Estados Unidos aseguró que las temperaturas en el Pacífico tropical están por encima del promedio.

En esa línea, el mismo centro de investigación advirtió en mayo pasado que el fenómeno de “El Niño” podría extenderse hasta comienzos de 2024, con una alta probabilidad de que su irrupción sea de una intensidad fuerte. De ahí la advertencia de un “Súper Niño”.

Y como el evento provoca en América, entre otras cosas, lluvias más torrenciales, pérdidas pesqueras y agrícolas, además de la generación de aluviones, la preocupación apunta a que esas situaciones sean aún más extremas. Y Chile no sería ajeno a esta situación.

Un Súper Niño que preocupa en todo el mundo

A través de los satélites Sentinel-6 Michael Freilich y Sentinel-3B, los científicos de la NASA ya han constatado la presencia del fenómeno al detectar anomalías en la temperatura superficial en el Océano Pacífico central y oriental.

En ese contexto, la temperatura superficial del océano supera los 21 ℃ desde marzo, lo que implica la marca más alta desde que comenzaron los registros satelitales. De ahí que se teme que el año 2023 se convierta en el más cálido de la historia moderna.

Y cuando el fenómeno de “El Niño” actúa, no solo implica efectos para América, pues también se generan sequías en los países del Pacífico occidental, como es el caso de Australia, incrementando las incidencias de situaciones extremas como es el caso de los incendios forestales.

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