¿Te pasó alguna vez que tu michi te atacó durante la noche, mientras dormías? ¿O estás cansado de que se la pase peleando todos los días? Ahora habría una respuesta para ese comportamiento: los creadores de un estudio creen que todos los gatos, en mayor o menor medida, son “maldadosos”. Y se debe a que “alguna vez les fue útil a sus antepasados para adquirir recursos como comida, territorio u oportunidades de apareamiento”.
“Es probable que todos los gatos tengan un nivel de psicopatía”, le dijo hace unos días Rebecca Evans al Daily Mail.
Ella es la autora principal del CT-Tri+, un estudio que trabajaron en conjunto científicos de la Universidad de Liverpool y de la Universidad de John Moores y que pretende medir los niveles de “maldad” de los felinos.
Psicopatía: Anomalía psíquica por obra de la cual, a pesar de la integridad de las funciones perceptivas y mentales, se halla patológicamente alterada la conducta social del individuo que la padece. En su segunda acepción el Diccionario de la Real Academia define este comportamiento, que según los científicos se puede constatar, por ejemplo, cuando el felino ataca a su dueño... o incluso por sus miradas.
En concreto, Evans sostiene que la posibilidad de que todos estos animales sean psicópatas se debe a que “alguna vez les fue útil a sus antepasados para adquirir recursos como comida, territorio u oportunidades de apareamiento”.
Para calcular la conducta de los gatos, el instrumento que proponen los científicos presenta una serie de preguntas básicas sobre sus hábitos.
“Creemos que al igual que con cualquier otro rasgo de personalidad, la psicopatía es un continuo, donde algunos gatos puntuarán más alto que otros”, advirtió la experta.
Así las cosas, de acuerdo al Daily Mail, son cinco las preguntas que te indicarán si tu gato es un psicópata. Debes responder este pequeño test e ir puntuando: un punto significará que no se comporta de esa manera. Por el contrario, si lo define a cabalidad, debes sumar cinco.
Las preguntas:
- Mi gato se sienta en lugares altos, como puertas, ventanas o el escalón más alto de las escaleras.
- Mi gato atormenta a sus presas en vez de matarlas de inmediato.
- Mi gato domina a otros felinos del barrio. Los golpea, espanta o solo pelea.
- Mi gato ronronea mientras ataca a personas u otros animales.
- Mi gato me domina, me ataca, persigue, pega o gruñe.