El cuerpo de una mujer fue hallado en una maleta que yacía en plena vía pública en Ñuñoa. Las teorías apuntaban a un crimen organizado, hasta que dos monjas decidieron confesar.
Una promesa que se hicieron en vida terminó con el cuerpo de una de ellas en una maleta, en plena vía pública de Santiago.
El lunes 8 de abril, unos transeúntes notaron que una maleta nueva yacía solitaria en la calle Los Talaveras de la comuna de Ñuñoa. Entonces, un peatón la habría abierto y encontró una bolsa que hizo a un lado para llevarse la valija con él.
Pero la bolsa continuó en el suelo, por lo que los vecinos llamaron a Carabineros al temer de que se tratara de un nuevo delito en la zona. Las autoridades llegaron y confirmaron que en su interior había el cuerpo humano esqueletizado de una mujer.
Las alarmas se encendieron de inmediato. El caso pasó al Equipo de Crimen Organizado y Homicidios, pues todo indicaba que se podría tratar de un fallecimiento más a raíz del crimen organizado que acecha Santiago.
Como parte de la investigación, revisaron las cámaras de seguridad de toda la zona y encontraron a la primera figura clave: un hombre en scooter azul que a las 7 de la mañana de ese lunes había transportado la maleta, y la dejó en aquella intersección de Las Talaveras entre Dublé Almeida y Alcalde Eduardo Castillo Velazco para después desaparecer.
¿Podía ser un encargo? ¿Un mensaje de parte de los delincuentes? Las teorías eran muchas, pero nadie se imaginó que la historia detrás no tenía nada que ver con criminales peligrosos. En su lugar, ocultaba una promesa secreta que se hicieron dos amigas antes de morir.
La maleta: el secreto de las monjas de Ñuñoa
La mañana del 10 de abril de 2024, dos laicas consagradas fueron interrogadas por los detectives a cargo del caso. Y es que las diligencias llevaron a las autoridades por el recorrido que hizo la maleta a través de las comunas de Ñuñoa, Peñalolén y Macul. Así, llegaron a una casa en calle Los Jardines.
Dos religiosas, madre e hija, estaban en el lugar y decidieron confesar. Para sorpresa del país, el testimonio de ambas logró aclarar quién era la mujer esqueletizada y cómo llegó a estar en una maleta en plena vía pública. Y es que una de ellas no solo fue testigo, sino que fue quien puso el cuerpo en la valija en primera instancia.
El subprefecto Juan Fonseca, jefe de la Brigada de Homicidios Metropolitana y el fiscal Francisco Lanas de la Fiscalía Oriente relataron a la prensa que una de las supuestas monjas, que tiene 80 años, era amiga íntima de la mujer encontrada en la maleta, quien también era una “monja” autodeclarada. Se habían conocido en una parroquia que frecuentaban y ahora, las autoridades están indagando de que podrían haber tenido una relación amorosa.
En esta línea, ambas habían hecho un pacto de amistad, con el que aseguraron que cuando una de ellas muriera, no iban a denunciar su fallecimiento “y no iban a realizar inscripción hasta el último de sus días”.
La presunta monja, identificada como Lorenza Ramírez Barrera, cumplió su promesa cuando su compañera (Erica Fernández Mora) falleció a los 58 años en abril de 2023 a raíz de un cáncer que nunca fue tratado médicamente. El cuerpo inerte permaneció en el interior de una bodega en una casa ubicada en la calle Suárez Mujica en Ñuñoa.
Las autoridades creen que padecía de cáncer de ovarios y que Lorenza fue a su casa —ubicada en la calle Suárez Mujica— para cuidarla.
“En el transcurso de algunos años, ella inicia una enfermedad. Una enfermedad que nunca se trató. Y en ese contexto, ellas hacen esta especie de pacto de aislarse del mundo. Tenían una aspiración de ser monjas de claustro, de no tener mayor contacto con el exterior”, dijo el fiscal.
Por esto, “la mantuvo en el lugar por el cariño que le tenía. Ellas mantenían una amistad. Ella manifiesta que le tenía mucho cariño y que habían hecho un compromiso entre las dos de que ninguna se iba a denunciar si fallecían”, agregó el jefe policial.
Y la mujer planeaba continuar con el pacto, hasta que la hija de la “monja”, Pamela, llegó a Chile desde el extranjero y encontró el cuerpo inerte en la vivienda. “Esta sería una de las motivaciones por las que la mujer sacó el cuerpo de esa residencia”, añadió el fiscal Lanas.
Entonces, la supuesta monja habría decidido llevar los restos de su amiga a la casa en Los Jardines, porque sería su “domicilio de origen”, y después la pasó a una maleta. “Entendemos que debió haber tenido un episodio, una especie de trastorno (...) Ella denota que su amiga está en una maleta y quiere darle una sepultura”. Según informaron, la mujer estaría en estado senil.
“No encontró nada mejor que echar a su amiga en la maleta y llevársela hasta su domicilio, en la calle Los Jardines”, aseguró el subprefecto de la Brigada de Homicidios de la PDI, Juan Luis Fonseca a LUN.
Para lograr que su amiga pudiera ser enterrada, dejó la maleta en la esquina de la calle.
Es en ese momento cuando un reciclador de basura —quien fue el primer sospechoso— encontró la valija y se la llevó consigo en su scooter, hasta que se dio cuenta de lo que había en su interior y decidió dejarla en la calle Los Talaveras, el lugar del hallazgo del cuerpo.
Las autoridades indicaron que el cuerpo de la mujer no presenta signos de violencia, fractura, apuñalamiento ni descuartizamiento. “Sería preliminarmente muerte natural”, se declaró.
La mujer de 80 años no sería formalizada por el momento, pero el persecutor comentó que no pueden descartar que lo sea en un futuro, pues la investigación sigue en curso para conocer más detalles. “No en un tiempo inmediato”, aclaró.
Fonseca reveló que Pamela, la hija de la “monja” Lorenza, “está horrorizada. Ella llegó hace tres semanas porque presume que su mamá está con demencia senil”. No obstante, también insistió en que cuando conversaron con ella, “la vimos lúcida, aunque por momentos se mostró confundida. En general estaba contenta, dijo que éramos sus amigos y nos echó hartas bendiciones”.
“Puede ser que su demencia senil haya avanzado con rapidez”, concluyó la autoridad.