Aunque el país del Medio Oriente prometió un torneo neutro en emisiones de carbono, diversas organizaciones han cuestionado las cifras. Inclusive hay figuras que han catalogado al campeonato como “una aberración ecológica”.
Una de las promesas de Qatar es que la próxima Copa del Mundo de Fútbol, que comenzará el próximo 20 de noviembre, será neutro en carbono. Es decir, no emitirá CO2 a la atmósfera y reducirá su propia huella de carbono.
Pero aunque sus organizadores han insistido en esa promesa, no pocas dudas surgieron al respecto desde el comienzo debido al importante gasto energético que implica la construcción de la infraestructura para el torneo, el proceso para recibir a los equipos y los hinchas, el desarrollo de los partidos y los desplazamientos a través del pequeño país.
No solo eso, también está el calor sofocante de Qatar, la dependencia de ese país con los combustibles fósiles y la tecnología utilizada, que incluyó una apuesta por el diseño de los estadios para encapsular temperaturas más bajas que el exterior.. Sumen los problemas de hospedaje, lo que provocará que algunos hinchas se hospeden en países cercanos y se trasladen en avión para los partidos.
Con todo lo anterior en cuenta, organizaciones como Carbon Market Watch (CMW) han publicado informes que desestiman las promesas de las autoridades qataríes, sosteniendo que el país “probablemente subestima los niveles reales de emisiones y el impacto climático del torneo”.
Al mismo tiempo, aunque un informe de la FIFA reveló que el evento generará 3,6 millones de toneladas equivalentes de CO2, muy superior a lo que se registró en el Mundial de Rusia en 2018, la propia CMW indica que la estimación es incompleta ya que la construcción de los estados significó ocho veces más de lo estimado por el informe del ente rector del fútbol.
En ese escenario, organizaciones ambientalistas han cuestionado la realización del torneo en el país del Medio Oriente, con Greenpeace manifestando que las promesas de Qatar son mero “greenwashing”, y jugadores como Eric Cantona han planteado que el torneo representa “una aberración ecológica”.
Sin embargo, Qatar y sus petrodólares avanzan para la realización de un torneo que desde ya se anticipa como el más lujoso de la historia. Cueste lo que cueste.
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