En 2016, Roberto Rosinelli y Jaime Proox se la jugaron, a pura convicción, con su canal digital de entrevistas en YouTube. Mientras otros quedaron en el camino, ellos perseveraron. Casi no veían ganancias pero, junto con la explosión de cantantes como Polimá WestCoast o Young Cister, ellos despuntaron. Han cultivado buena onda con figuras como Pablo Chill-E, Standly y Julianno Sosa. Pero, además, han tenido diálogos arduos en su “Carpool” con figuras como con Pamela Díaz o el mismísimo Mario Kreutzberger. Ahora, les gustaría entrevistar otra vez a estrellas como Pailita o Cris Mj, invitar a políticos para sacarlos de su confort, y pronto vivirán afuera: “En Miami nos sentimos muy proactivos”, aseguran sobre sus nuevos horizontes.
Uno de nuestros primeros entrevistados fueron Jesse y Joy —habla Roberto Rosinelli, quien luce una erguida cabellera rosada—. Siempre las entrevistas las hacen en hoteles, y justamente en el mismo lugar estaban todos los otros medios: CNN, Mega, CHV, Canal 13 y unas radios. Era nuestra primera entrevista a un artista súper conocido. Estábamos nerviosos. Ahora la veo y pienso que fue una entrevista, quizás, mala.
Lo más difícil cuando empezamos, en 2016, fue que todavía en Chile las marcas no estaban enfocadas en los medios digitales. Era una piedra de tope sentir que ganábamos dinero, pero lo teníamos que invertir de inmediato, en la misma pega, en micrófono, agua para los invitados, en la bencina, etcétera. Pero de a poco las marcas empezaron a darle más visibilidad o aportes a los medios digitales; cambiaron el chip y, en 2020, eso cambió todo.
Nos teníamos fe el uno al otro para seguir, porque, al final, puede que en algún momento uno diga: “Chuta, esto no da más, no estamos ganando plata, hay que ponerse más serio”. Pero el otro inspiraba para seguir y viceversa. La perseverancia y la intuición de ambos hacían que siguiéramos dándole. Veíamos resultados en el sentido de que teníamos buenos invitados, había números (visitas y seguidores) en redes sociales, pero en resultados monetarios no veíamos mucho. Estudiamos (periodismo) y nos dedicamos 100% al programa. Han pasado siete años.
Todos estos años conocimos a muchos comunicadores, muchos talentos y artistas que han quedado en el camino por el tema de la perseverancia —Jaime Proox, que está todo vestido de negro y con el pelo platinado, toma la palabra—. Creo que tuvimos un poco más de entusiasmo para lograr lo que somos.
Habíamos salido de Radio Injuv, estábamos en Radio Positiva, que se escucha en gran parte de Chile, y venía el estallido social, la pandemia y todo —continúa Rosinelli—. Pero en un momento dijimos: “Cambiemos el formato”. El tema de las entrevistas en los hoteles aburría, siempre el mismo formato, todos los medios hacíamos lo mismo. De repente nació la idea de: “¿Y si hacemos una entrevista arriba del auto, le metemos acciones, invitamos cantantes e influencers?”. Y Jaime compró el auto.
Nuestra primera entrevista para Carpool (del canal Vamo’ a Calmarno) fue Tommy Boysen y, después, Emilia Mernes. Ahí nos fuimos a lo urbano: tomamos a Pailita, Standly, Cris MJ y todo. Ahí explotó. Pero nunca nos hemos cerrado, de hecho, hemos subido con creadores de contenido Germán Garmendia o el animador Don Francisco.
En el Carpool siempre la idea era que se cantara, por lo mismo, por eso nos inclinamos en apoyar harto a los artistas —explica Jaime—. Hace muchos años Santiago es la capital del reggaeton, pero lamentablemente los chilenos escuchaban música de Puerto Rico, Colombia o Argentina. Hasta que cambió el chip y empezaron todos con los artistas urbanos chilenos. Eso fue bacán, que todos creciéramos al mismo tiempo; nos tenemos un respeto muy fuerte con Tommy, Polimá WestCoast, Gino Mella, Young Cister, que fueron los primeros que entrevistamos cuando ellos también estaban partiendo. Cuando nos vemos, se siente ese respeto entre todos. Ahora igual hay otros que están partiendo y nosotros también hemos apostado con ellos, que este año van a explotar.
Nos preparamos dependiendo de quién sea el artista: vemos entrevistas de otros lados, qué han dicho últimamente y revisamos noticias de ellos; a veces no hay nada cuando son artistas muy nuevos. Nunca hacemos pauta de preguntas, siempre investigamos al entrevistado y después, al momento de la entrevista del Carpool, todo va surgiendo de manera natural. Creo que eso le gusta a muchos entrevistados, y hay algunos que han dicho: “Oye, esto es como una terapia para desahogarse”. Se sienten cómodos... quizás el auto hará que sientan en un Uber o no cacho, pero se genera esa instancia en que muchos han hablado cosas que, tal vez, en la tele nunca habrían dicho gratis.
Germán (Garmendia) nos dijo últimamente que se sintió así con nosotros. Cuando se sube un entrevistado le decimos: “Aquí puedes hablar como quieras, si quieres usar groserías, esto no es la tele, es para YouTube”. Cuando fuimos a Miami, nos pedían pautas de preguntas y nosotros no teníamos ninguna. Eso ha sido bacán, que lo entiendan, y después al momento de que se sueltan, ellos lo sienten. El resultado sale bien.
No nos han dejado de pescar los artistas a los que les hicimos sus primeras entrevistas, porque nos volvemos a topar en backstage —sigue Rosinelli—. Con todos hemos vuelto a hablar. Con Pablo Chill-E, tenemos muy buena onda —retoma Jaime—. Pronto vamos a volver a grabar con Marcianeke. Nosotros igual entendemos que es un tema de tiempo —plantea su compañero—, que no es el mismo al que tenían antes. Nos gustaría volver a grabar con Pailita, Cris Mj, Standly, Balbi el Chamako, King Savagge, Ak-420 —declara Jaime—. Ahora, que ya están en otra posición, volver a tenerlos, también porque la gente lo ha pedido.
Tenemos cuatro entrevistados que nos han gustado mucho, de hecho coincidimos —asegura Rosinelli sobre sus favoritos—: Julianno Sosa, Pablo Chill-E, Germán Garmendia y Don Francisco.
A Pablo Chill-E siempre lo quisimos entrevistar, y al principio era complicado porque era muy reacio a las entrevistas —admite Jaime—, por todo lo que es la televisión, como lo que hemos visto con la entrevista a Marcianeke (que le preguntaron si le gustaban The Beatles). Quizá ahora hay unos programas (de tele) que están mostrando la realidad de ellos, pero él siempre se alejó por las polémicas y no tener problemas. La entrevista fue bacán, muy buena, dimos vueltas por horas conversando, lo pasamos súper bien. Cuando nos bajamos le queríamos seguir dando. Le dijimos que nos faltó a hablar de algo y nos respondió: “Ya, subámonos de nuevo”. Esa vibra fue bacán.
Con Julianno Sosa fuimos el primer medio chileno en grabar con él, presencial, en Miami. Esa sensación fue buena. Íbamos manejando, aparecían chilenos y decían “¡Buena, cabros!”. Don Francisco obviamente es un ídolo de las comunicaciones, y muy respetado en el extranjero. Con él llevábamos toda una idea de conversar y hablar su historia, y nos rompió el esquema —comenta Rosinelli—. Se metió en nuestro juego. Si lo entendió o no, no sé, pero sí se sabe adaptar muy bien a los formatos: cantó reggaetón y nos hizo una canción a nosotros. Con Germán Garmendia, uno de los youtubers más grandes del mundo, nos llamó mucho la atención que veía nuestros videos. Es una persona con la que también crecimos, por lo menos con él y Don Francisco —reflexiona Jaime—, son gente que te marca.
Nos ha pasado con algunos futbolistas que son súper reacios al diario o la TV, porque buscan el titular y los sacan de contexto, dicen —comenta Rosinelli—. Y nosotros les decíamos que no estamos buscando eso. Así se dio con Gabriel Suazo, capitán de Colo Colo, que estaba a punto de irse a Francia. Le dijimos que “no es que queramos subirte al auto para hablar todo el rato de fútbol, también de tu parte gamer, que cantemos”. Cantamos (Ricardo) Arjona ese día, lo pasamos bacán.
Con Jairo Vera hemos mantenido una amistad —declara Jaime—. No somos de conversar todos los días pero sí, ponte tú, Standly a veces nos responde o nos escribe mensajes, igual que “Poli”, Pailita, Pablo, y con “Juli” (Sosa) conversamos harto, somos amigos. Le escribimos en cualquier momento y nos responde; se dio esa química bacán. Con todos nos llevamos súper bien —agrega Rosinelli—; con alguno que otro tenemos más cercanía. Hemos ido a comer asado a la casa de El Jordan 23. Hemos estado en momentos para ellos, tal vez, íntimos y sin cámara —sigue Jaime—. Cuando llegamos a Miami, Julianno nos dijo: “Cabros, vengan a comer empanadas”, nos mandó la ubicación, fuimos y no subimos historias (a Instagram) ni nada. Nadie sabía que estábamos ahí.
Con Pamela Díaz fue una entrevista complicada, porque, en ese momento o en su día a día, ella es muy dispersa. Estábamos conversando y miraba para afuera. Pero no es que fuera complicado, sino que... “Pamela, estamos trabajando”, y ella nos respondía que “estoy hablando por WhatsApp con mi mamá” —recuerda Rosinelli—. Con Pamela hemos carreteado en Punta Arenas y Santiago, súper buena, pero era un poco difícil llevar la conversación; nos reímos mucho, lo pasamos bien, pero es difícil llevarla. Nos sentimos bien al final, pero a veces queda la sensación: “Fue rara la entrevista, extraña”. —agrega Jaime—. Pero con la edición pasa piola, nunca hemos querido dejar mal a un invitado o que se noten esas cosas.
Con Don Francisco nos pasó lo mismo. Esperábamos una cosa, lo estudiamos caleta, caleta, caleta, como a nadie. Como él se adaptó a nuestro formato, nos rompió todo el esquema que teníamos en mente, de hacerle una muy buena entrevista. Cuando nos bajamos fue como extraño. No era lo que buscábamos, pero salió un buen resultado: se adaptó, canto, habló lo de Bad Bunny, que no lo pescaba. Fue bacán. Quizá no habría tenido el mismo impacto si le hubiéramos hecho la entrevista que le hacen en todos lados.
Una vez tuvimos una entrevista que fue incómoda con Kevin Roldán y Don Omar —declara Rosinelli—. Estuvimos con ellos, buena onda. Kevin Roldán nos dio una entrevista de un minuto en la que hicimos cuatro preguntas y fue como “¿broma?”. Ahora nos topamos de nuevo en Miami con él y fue nuestro primer capítulo allá, y fue totalmente diferente. Muy simpático. Íbamos con la idea de que era súper pesado. Antes de subirnos al auto fue como, “pucha, hay que darle” —continúa Jaime—. Igual hay que entender que la posición de Kevin Roldán en ese tiempo, cuando vino a Chile, estaba muy pegado (escuchado) y ahora no tanto. Pero en ese momento venía casi un rockstar —agrega Rosinelli.
Roberto estaba muy nervioso con Germán (Garmendia) —asegura Jaime—. No, no estaba con nervio, para nada —replica Rosinelli—. Pero era la ansiedad de que concretemos la entrevista, que no se cayera en último momento. Aparte, al día siguiente se iba a España. Con Germán teníamos ganas de grabar hace mucho tiempo. Si se caía, o cualquier cosa, iba a ser fome.
Para reinventarnos hemos tratado de hacer algunos cambios en el Carpool, pero, como autocrítica, nos falta mucho todavía —dice Jaime—. Pero reinventarse en relación a Vamo a calmarno (el canal): pronto vamos a sacar una línea de ropa, un podcast, animaciones y muchas otras cosas. Pensando en ser más marca y transmedial, llevarlo a lo físico, a los eventos, que la gente te vea y te sienta. En temas de entrevistados, hay que ir cachando las tendencias. La gente nos cuenta qué artistas están sonando mucho, y le ponemos ojo. Le hicimos la primera entrevista de su vida a Lucky Brown, que fue el segundo capítulo del año. Ahora le está yendo súper bien.
Queremos entrevistar a Bad Bunny, en algún momento de nuestras vidas, porque es un artista mundial, reconocido por todos. Sí o sí tiene que estar en nuestro Carpool. Tengo fe. La otra semana nos vamos a Colombia y estamos gestionando otros invitados, que son de Medellín, que no queremos decir nombres por si no salen.
Me gustaría ene tener a Ozuna, me gusta mucho. ¿Por qué? No sé —dice Rosinelli—. A mí a Daddy Yankee, Karon G y FERXXO, que ahora está pegao’ mundialmente —agrega su compañero.
Siempre nos gusta ponernos desafíos y meternos en otros mundos. A veces hasta a políticos nos gustaría entrevistar y que hagan la “sección del emoji”, sacarlos de su centro. Pero la idea no es entrevistar a uno, sino que a todos los candidatos, no de algún sector político en específico, y sacarlos de su estructura. Sería algo muy bueno para que los jóvenes se sientan representados y sepan por quién votar. Nos gustaría caleta. Para las elecciones presidenciales, íbamos a hacerlo, pero tenían que estar todos o ninguno —relata Rosinelli—. Esa era nuestra regla. No vamos a decir el candidato que le puso color —lanza Jaime.
Entrevistar a Evelyn Matthei debe ser un cagadero de risa —asegura Rosinelli—, que te esté echando puteadas, uno se reiría con ella. Con Gabriel Boric, el Presidente, yo creo que igual —suma Jaime—. Francisco Vidal también debe ser un chiste. En otro ámbito, el otro día fuimos a ADN Radio y Aldo Schiappacasse es muy chistoso. En el Carpool sería entretenido —añade su colega.
Ahora, para irnos a vivir a Miami, estamos viendo el tema de la visa, para instalarnos de manera legal, como corresponde, y poder viajar a Puerto Rico, México, Colombia y países que son “vecinos”. Será como el segundo semestre, no falta nada. Allá es mucho más directo, menos burocrático que acá, para tener una entrevista a través de un sello discográfico. La otra vez en unos premios allá fuimos a una fiesta privada en que éramos cien personas, y al lado estaba Cazzu con Christian Nodal (pareja), en el mismo lugar, bailando, tomándose su trago. Generas contacto visual por todos lados, y sabes que todos están ahí por algo, porque son conocidos o productores.
Cuando fuimos al estudio de Pitbull o al de Cosculluela, estaba su hermano ahí mismo, lo conocimos y nos ofreció grabar con “Coscu”. Las posibilidades de grabación son mucho más directas y rápidas. Acá teníamos para grabar con Nicky Jam, pero por tiempo no alcanzamos. Si hubiera estado una semana más probablemente íbamos a grabar. Cuando vienen acá, no los traen considerando a la prensa generalmente, vienen directo al show o a las entrevistas de diez minutos en el hotel. Allá son mucho más accesibles.
En Miami nos sentimos muy proactivos, te dan ganas de hacer cosas, es una ciudad que te da caleta de oportunidades, tienes ganas de hacer cosas todos los días —destaca Jaime—. Acá igual hay momentos muertos. Allá no existen, siempre aparecen nuevas oportunidades para generar lazos. Están todos con el chip de salir adelante y crecer, crecer, crecer, y te lo pegan.
Cuando trabajamos, a veces a uno le da por ser más conversador que el otro, y a veces a uno le da por ser más mateo. Depende del día —precisa Rosinelli—. A veces uno sorprende al otro —retoma Jaime—, de alguna forma, siempre nos complementamos. Quizá un día uno estudió más, pero el otro conversa más con el artista o viceversa.
Si no nos hubiésemos dedicado a esto, yo quería estudiar ingeniería en informática, me gustaba la matemática, también medicina, pero hay que ser realistas. Y estuve a punto de entrar a PDI antes de hacer esto y, de hecho, me imaginaba animando las alianzas de ahí —contesta Jaime—... Nunca supe qué quería estudiar, me costó mucho —asegura Roberto—. Me gustaba mucho el tenis cuando chico, me habría gustado ser tenista.
Nunca he sido tan bueno para el carrete —recuerda sobre sus años universitarios—. Antes de estudiar periodismo, fui bartender. Estudié coctelería y todo. Trabajé mucho tiempo de noche y eso me pateó un poco, estar tanto despierto o todos los días trabajando de noche. Por eso tengo un pequeño, sólo un pequeño, rechazo a los carretes. Me aburro más rápido. Nunca le ha gustado ir a un after —comenta Jaime y luego responde—: Yo animaba fiestas y todas esas cosas. En un momento de mi vida, cuando llegué a Santiago, dije: “Me voy a centrar” y no iba ni a los cumpleaños de Roberto. Tampoco era full mateo, pero ambos fuimos centrados al momento de estudiar y cumplíamos con todo. Recién ahora se me han soltado un poco más las trenzas, pero tampoco lo he llevado a extremos.
Me dicen “Jaimito” en mi familia —dice—... Mi familia siempre me llama por mi nombre, pero todos mis amigos me dicen “Rosinelli” —sigue su compañero—. Tengo un hermano gemelo y a él le dicen por su nombre, Edmundo.
Un sueño pendiente es que me gustaría irme de viaje con mi familia a algún lugar que les guste a ellos —revela y luego es el turno Jaime—: A mí me gustaría comprarme una casa en Miami y que todos vivan ahí, mi familia, a la que ahora intento devolver todo lo que me dieron cuando chico.
Mi frase favorita es “Buena, culeao” —asegura Rosinelli—. Siempre la digo… Ahí no cacho, me pierdo un poco —se excusa Jaime, a lo su amigo agrega—: Jaime es muy cambiante, entonces no repite las frases.
Mi restorán favorito, que es de Punta Arenas, es el “Kiosco Roca”, que es de choripán con leche con plátano —contesta Rosinelli sobre el local de su ciudad natal—. Cada vez que voy allá es una parada obligatoria. Aparte, salió elegida la Mejor picada de Chile… Me gusta comer carne y pasta —responde Jaime, sin dar ningún local en particular.
Nuestro primer sueldo lo usamos para invertir en Vamo’ a Calmarno: luces, cámaras y necesidades de cada uno —asegura Jaime—. En un momento vivimos juntos y obviamente íbamos al supermercado. Tampoco estábamos carreteros en ese momento. Aunque, claro, si lo hubiésemos recibido ahora, hubiese sido distinto… Quizá otra sería la historia —añade Roberto.
Una pasión oculta es que me gusta jugar pádel y coleccionar peluches —dice y luego es el turno de Jaime—: Ya estoy un poco alejado, pero me gusta mucho la tecnología o ver vídeos y películas de terror y suspenso.
Hay momentos en que me gusta escuchar mucho reggaetón, o si hay un tema de moda que me encanta —dice Jaime sobre sus gustos—. Pero hay momentos en que me aburre escuchar lo mismo todo el rato, y ahí me gusta la música de los 80′ o 90′, como Soda Stereo o Los Prisioneros. A veces, música romántica. Depende del estado de ánimo… Soy súper variado —continúa Rosinelli—, escucho harta música chilena, pero también harta electrónica, como Avril Lavigne, Justin Bieber y pop.
Nos gusta Colo Colo —aseguran como par—. Vamos al estadio y todo, conocemos a los jugadores. Con Gabriel Suazo tenemos muy buena onda, conversamos por Instagram a veces. También con Bruno Gutiérrez, Damián Pizarro y Brayan Cortés.
Una película que me hizo llorar es Titanic —dice Roberto, se ríe, y le toca a Jaime—: Una de Eugenio Derbez, No se aceptan devoluciones.
Creo en el horóscopo, carta astral y todo. De hechoc tengo una aplicación —asegura—. Soy Virgo con ascendente en Sagitario. No sé si creo tanto en los signos en sí, pero sí en la carta astral. Siento que hay más coincidencia… Yo sí creo, pero no me mata —plantea Rosinelli—. Soy Géminis.
Me gustaría tener el superpoder de teletransportación. —dice Jaime y su compañero coincide—. Sería rico ir de acá para un lado, nos serviría caleta para todo.
Un placer culpable que tengo son las zapatillas, tengo como veinte pares, por ahí, un poquito más —confiesa Rosinelli—... Yo con la tecnología —revela Jaime—. Me meto a Amazon y compro cuestiones inservibles. Me dan esas ansiedades de comprar cosas porque están muy baratas, pero no sé para qué sirven, o que son muy innovadoras.
Si pudiera invitar a tres personas a un asado, me gustaría Steve Jobs; Arturo Prat, para saber qué pasó y cuente la firme, si fue o no al abordaje; y quizá Gabriela Mistral, faltaba una mujer —enumera Rosinelli—... A mí me gustaría Jesús, aunque no soy religioso ni nada, pero por historia, hasta me gustaría entrevistarlo; un egipcio que cuente cómo hacían las pirámides; y Michael Jackson —contesta Jaime.
Roberto Rosinelli es un buen amigo —dice sobre sí mismo—, una buena persona, muy amigo de sus amigos. Trabajólico… Jaime Proox es soñador, leal —manifiesta sobre su propia persona—, a veces se desordena para que no haya tanta monotonía, pero también es preocupado por los suyos, sus amigos y familia. Esos valores son muy importantes. Y quiere crecer personal y profesionalmente, aprender cosas todos los días.