Zeena LaVey, la suma sacerdotisa satánica que es comparada con Taylor Swift por su gran parecido

Las teorías conspirativas han unido a ambas mujeres durante años, sin embargo, cada una recorre un camino muy separado de la otra.

Taylor Swift es una de las artistas más importantes del momento. Su gira Eras Tour la convirtió incluso en multimillonaria, sin embargo, pese a sus logros profesionales, no se salva de las teorías conspirativas de Internet.

Una que se arrastra hace años es que Taylor sería nada más que el clon de Zeena LaVey Schreck, la hija de Anton LeVey, fundador de la Iglesia de Satán a mediados de los años 60.

La teoría tiene muchas variantes y una de las más locas afirma que Zeena es en realidad Taylor, y que habría hecho un pacto con el diablo para no envejecer jamás.

Y es que el parecido entre ambas es innegable. Desde la forma de sus ojos al color de su cabello, la cantante luce igual a la versión juvenil de la sacerdotisa satánica.

Sin embargo, la teoría se cae en que Zeena actualmente tiene 60 años, vive en Berlín y trabaja como artista visual.

Zeena LeVey Schreck

Pero ¿quién es Zeena LaVey Schreck?

Como ya contamos, Zeena es hija del fundador de la Iglesia de Satán y la primera en recibir un bautismo satánico, realizado, por supuesto, por su padre.

Su infancia no fue fácil desde el principio. Fue descuidada por sus padres, quienes se dedicaban principalmente a su labor como cofundadores de la Igleasia de Satán y quedó embarazada a los 13 años.

“Mi padre experimentaba con varios trucos: los viernes por la noche celebraba conferencias en una velada a la que se refería como el ‘círculo mágico’. En ellas había shows burlesque y strippers disfrazadas de brujas y vampiras, pero nada que fuera necesariamente ‘satánico’. Tenía una cría de león que llevaba con él por las calles de San Francisco. En realidad hacía todo lo posible para vender su presencia a nivel local”, contó a la revista VICE.

“No fue hasta que un publicista escribió un artículo en el que se refería a él como el ‘primer sacerdote de Satán’ cuando tuvo la idea de fundar su propia religión. Mi madre se sentía mortificada porque todo lo que ella quería era ser como la familia Addams, pero aquello despegó tan rápidamente que a mi padre se le fue de las manos”, recordó.

La mujer agregó que “no gustábamos en nuestro vecindario”. “Mi padre tenía imán para los sicópatas, le dejaban mensajes de muerte en el contestador automático. No teníamos más remedio que oírlos noche y día. He superado la mayor partes de los traumas de mi niñez, incluyendo aquella vez, a los once años, en que tuve que transcribir para la policía de San Francisco esos mensajes que describían con gran detalle cómo me iban a asesinar y violar”, relató.

También se acostumbró a anotar la matrícula de cualquier coche que se detuviera delante de la casa por más minutos de los necesarios, “porque los vándalos arrojaban huevos y bombas y disparaban balas”. “Todavía hoy me pongo nerviosa cuando oigo el motor de un coche, el sonido que siempre precedía a un ataque. El satanismo no era algo muy querido”, relató.

No tenía demasiados conocimientos sobre el tema”

Con el paso del tiempo, las cosas se salieron de control. “(La iglesia) Despegó tan rápidamente que a mi padre se le fue de las manos”, señaló. “No tenía demasiados conocimientos sobre el tema y lo que hizo fue crear sobre la marcha una versión postmoderna del satanismo”, agregó.

De acuerdo a Zeena, en los años 80, los fundamentalistas cristianos empezaron a usar la Iglesia de Satán como “chivo expiatorio” de cualquier cosa. “Era el grupo al que con toda impunidad podían señalar como responsable de secretas mutilaciones de ganado, de secuestros de niños y hasta de esas chifladas teorías conspiratorias que leían en la prensa en la que siempre estaba involucrado el Gobierno”, relató.

Tras convertirse en Suma Sacerdotisa, decidió ayudar y transformarse en la portavoz de la iglesia. “Me entró el pánico. Sentí que estaban atacando a mi religión y a mi padre. Contacté con él y le pregunté qué planes tenía con respecto a esa situación. Me enteré de que no tenía plan alguno porque no había quien le ayudara, ya que, de hecho, ya no existía ninguna Iglesia de Satán”, comentó.

“Todos los miembros de los años 60 y 70 hacía largo tiempo que habían dejado de participar; sólo eran nombres en una lista de correo. Decidí que haría de portavoz suya de forma temporal, para mostrar al mundo que existíamos realmente. El caso es que un año se transformó en cinco y mi lucha terminó sirviendo para que otras personas se hicieran nuevos miembros de la Iglesia”, dijo.

Su padre nunca se interesó en actuar en cómo lo veía la gente desde afuera, por lo que tampoco ayudó a Zeena, cuando lo necesitó. “Éramos el blanco de una caza de brujas a nivel nacional y todo lo que él quería era que hablara de Marilyn Monroe y Jayne Mansfield”, recordó.

Un nuevo rumbo.

En 1990, Zeena dejó la Iglesia de Satán y renunció a las enseñanzas de su padre del satanismo laveyao, tras descubrir que se basaban en mentiras y que incluso muchas habían sido plagiadas.

“Fue probablemente gracias a la intervención del dios Seth, que se manifiesta a través de la desilusión, el escarnio y la destrucción de aquello que crees real y ves desmoronarse a tu alrededor. Yo pensaba, “¿Cómo han podido mis padres hacerme esto durante tanto tiempo creyendo que nunca sabría la verdad? ¿Cómo han podido mentirme sobre mi identidad y mi religión y sobre esas cosas por las que he dado la cara por ellos y me han hecho quedar ante los demás como una loca?”.

Y es que la mujer había viajado por todo Estados Unidos, defendiendo la iglesia e incluso promoviendo el libro de su papá, en su ausencia.

Irse tampoco fue fácil, especialmente tras cambiar su apellido LaVey por Schreck. “Al igual que la mayoría de cultos que se basan en proteger la imagen de su fundador, hacen todo lo que está en su mano para atacar a cualquiera que diga algo negativo sobre sus puntos de vista o revele la verdad sobre ellos. Tras dejar la Iglesia, dijimos adiós a Estados Unidos y nos mudamos a Europa para centrarnos en empresas creativas, como [el grupo experimental] Radio Werewolf, que era parte de la Orden del Hombre Lobo, un movimiento mágico que venera el entorno”, explicó.

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