Su talento ha sido descrito como “un irresistible flow de sensaciones sintéticas que te deja volando”. Con solo 18 años, Fernanda Sepúlveda, aka Akriila, acaba de presentarse en Primavera Sound, nada mal para una carrera que comenzó haciendo canciones en su pieza durante la cuarentena.
La siguiente es quizá la historia más inocente y también espectacular sobre el recién pasado Primavera Sound de Santiago de Chile.
Fernanda Sepúlveda, 18 años, está en su casa en Maipú, en su pieza, hablando por videollamada con una amiga. Ambas miran en sus computadores exhaustivamente el recién publicado cartel de la primera versión chilena del reconocido festival español.
Encuentran que está bien bueno. Empiezan a pensar en comprar entradas para ir, obvio. De repente, Fernanda se da cuenta que en el afiche aparece “Akrilla” y queda para adentro.
Sucede que el nombre artístico de Fernanda es AKRIILA, con dos I, y no con dos L. Entonces primero pensó que era un error, o capaz una coincidencia de nombre.
Según contó a Trap2Day, se puso a llamar por teléfono para averiguar qué estaba pasando. Mientras, le empezaban a llegar mensajes felicitándome. “Fueron dos horas de no saber qué decir. Me daba vergüenza pensar que después tendría que explicar que había sido un error o algo así, así que por suerte era real”, dice.
Cuenta que la realidad es que de la producción se habían comunicado con su manager para saber si esas fechas las tenía disponibles, pero que nunca se había concretado nada, así que fue una total sorpresa.
“Estaba sola en mi casa, así que me compré un hand roll de champiñón queso crema para celebrar. Pero al principio fue solo confusión. Estaba inquieta y emocionada al mismo tiempo”.
Esto ocurrió el 11 de noviembre recién pasado:
En el mismo escenario estuvieron también Akatumamy, Aura Bae, Vlntna B, junto a quienes compone el micro colectivo “Mamacitas”. Además estuvo Shirel. O sea, a excepción de Nihla, buena parte de las artistas chilenas de la nueva generación hasta-el-momento under del género urbano estuvieron presentes en el festival.
Trap de cuarentena
En el sitio Espectador describen la propuesta musical de Akriila así:
“AKRIILA cultiva todo un cúmulo de estéticas fluidas, potentes y vibrantes en un selecto repertorio de canciones espaciales e incendiarias”, además de poseer “un irresistible flow de sensaciones sintéticas que te deja volando”.
Fernanda Sepúlveda pertenece a esa generación de artistas que nació en pandemia, ese hoy día medio borroso y ajeno error de la matrix que empezó el 2020. Al mismo tiempo forma parte de las personas que pasaron de la adolescencia a la juventud en ese mismo vórtex.
Es en ese espacio existencial y semiótico es que Fernanda se convierte en Akriila.
Según ha relatado, su primer acercamiento a la música fue tocando guitarra, haciendo canciones inspirada por artistas como Sui Generis, aunque también era muy fan de Makiza.
El giro vino cuando, revela, empezó a escuchar a artistas como Gianluca y Princesa Alba. “Entonces dije, yo también quiero ser trapera…, eso fue a los 15 y empecé a los 16 a hacer temas”.
“Con mi hermana tenemos casi la misma edad y aparte compartimos pieza. Ella estudiaba psicología y yo estaba grabando. A veces peleábamos por eso pero ella entendía finalmente. Ahora cuando está en la U y ponen un tema mío siempre dice ¡esa es mi hermana y todo! Apaña totalmente”, cuenta.
“Yo saqué música estando todavía en el colegio, pero como estábamos en pandemia nadie cachaba. Después cuando volvimos a clases presenciales, me daba vergüenza, así que prefería hacer clases online. Pero después cuando fui me decían ¡Weeeeena Akriila! y me preguntaban en el colegio, hasta los profes. Al final igual me daba lata, porque la verdad yo siempre fui la que molestaba a todos, entonces después cuando me huevearon a mí no me gustó, así que fue bacán salir de cuarto”, recuerda.
La primera canción publicada por Akriila es “Xekerau”, pero el primer videoclip oficial es “si algún día soy y.y”, canción producida por Tytokush.
Under y Mainstream
Akriila contó sobre cómo se armó esta especie de colectivo de mujeres con las que compone el under femenino del trap, que fue gracias al podcast de Microtráfico que fue conociendo a otras artistas con las que se terminó haciendo amiga, como Amikiraa, Akatumami y Nihla.
“La gente tiene que normalizar el escuchar voces de mujeres. Porque a veces nos dicen que cantamos todas igual, o que hablamos las mismas hueás, y con los hombres no pasa eso. A veces me dicen, oh que bacán que haces trap, eris la única que hace trap y es como chucha no soy la única po loco, si pensai esa wea que paja. Cuando me dicen que sueno mas como un hombre porque tengo la voz más ronca, también da lata porque literalmente es algo de oído. Hay hueones que de verdad no saben escuchar voces de mujeres, no conocen las referentes ni nada”, se desahogó en el vodcast de La Junta.
En “Blue V2″, el último videoclip publicado por Akriila aparece en los créditos como encargado de la masterización uno de los nombres más insignes de la música chilena, Chalo González, lo cual puede interpretarse como una señal de que los días de la artista en el under están en una cuenta regresiva.
Sobre aquello, la artista se ha manifestado tanto en entrevistas como en sus letras: “Ahora vendí mi alma” y “mis ideales son espada y pared” rapea justamente en “Blue V2″. Y es que según ha confesado, todavía le es complicado, incómodo, lidiar con los comentarios y con el troleo o “hate” que viene asociado con el alcance de una audiencia mayor a su base de fans.
Otra dimensión tiene que ver con el hecho de principios: “Al principio decía, yo no quiero sello ni venderme, pero me di cuenta que si quiero vivir de esto tengo que ceder. Igual se contradice, porque si no cedo nada, voy a tener que estar yo todo el rato moviéndome para que escuchen mi música, en cambio de la otra manera puedo tener algo más estable quizá y hacer todo más bonito, pagándole bien además a todo el equipo con el que trabajo, porque con las reproducciones y los show solamente no da”.
Lo único cierto y lo único claro independiente de todas las cosas que puedan pasar es que con 18 años, Akriila tiene el tiempo de su lado. “Tengo hartos temas guardados, porque estoy trabajando bien en mi sonido, en mi estética, en los videos. Cuando saque un EP no quiero que pase piola, quiero hacerlo bien, entonces tengo que tener paciencia”, dice, agregando que para un disco piensa que faltan un par de años quizá.
Cuando le preguntaron sobre sus colaboraciones soñadas, Akriila menciona a Taichi, Rosalia y Juicy Bae, pero también desliza otra de sus intenciones:
“Me encantaría hacer una colaboración con Ana Tijoux, es una artista que he amado desde chica, obvio que no me cacha pero sería soñado. Siento que mucha gente en Chile no le toma el peso que ella se merece, en ese sentido yo siento que entiendo y es valorable irse. ¡Yo al menos cuando pueda me voy a España!”, dice riéndose.
Al mismo tiempo, considera también tomar un curso de literatura, además quiere aprender a coser. Akriila tiene la vida y el mundo entero por delante.