“Anuel es uno de los actos más exitosos del género urbano en su historia. Su batería de éxitos lo respalda, al igual que su experiencia, con casi dos horas sobre el escenario. Quizás no sea la propuesta más elaborada a nivel de experiencia en vivo, ni el artista más puntual, pero los chilenos lo bancan y demuestran que son “reales hasta la muerte” con él, pase lo que pase”.
Hace menos de una década, Puerto Rico volvió a mover las piezas del tablero en el género urbano. El trap de acento boricua se transformó en una tendencia, y uno de sus principales referentes emergió de esa recordada camada: Emmanuel Gazmey Santiago, conocido como Anuel AA (31).
Llevó el término “malianteo” al siguiente nivel, convirtiéndose en un relator de historias criminales dignas de Hollywood, o de escenas que no tenían nada que envidiar a una película para adultos, llevando lo explícito a otro plano.
Desde aquel 2016, mucha agua ha pasado bajo el puente, pero la fidelidad por “La doble A” permanece intacta. Una muestra de ello son los cuatro sold out que este astro urbano logró en Chile.
El jueves 14 de noviembre marcó su tercer concierto en suelo nacional, en el marco de su gira “RHLM 2 ″, tras presentarse el 6 y el 12. Para sorpresa de nadie, la fiebre por el puertorriqueño continuaba. Horas antes del espectáculo, largas filas, merch pirata y prendas alusivas al artista adornaban la tarde, mostrando una devoción como pocas en Latinoamérica.
No importan su estilo polémico, sus rivalidades con colegas, sus tormentosos romances, ni la etiqueta de ex tóxico. Ni siquiera llegar bastante tarde a sus shows, como ocurrió en esta visita, afecta el fervor de su séquito de seguidores, quienes lo siguen hasta la muerte a su “Dios del trap”.
Si un día antes el Movistar Arena vibró con el reguetón romántico de Jay Wheeler, aquí la inquietud fue diametralmente opuesta: historias callejeras, sexo sin censura y vicios marcaron la jornada, como dicta la regla del trap.
El recital, programado para las 21:00 horas, se atrasó una hora y 24 minutos. Ya en los últimos momentos de la espera, la paciencia comenzó a agotarse entre el público, que respondió con silbidos y abucheos. Sin embargo, al sonar la voz del trovador Carlos Varela con el tema Una palabra, todo se transformó en vítores.
Desde las alturas, en una cuatrimoto, hizo su aparición Anuel, vestido de colores oscuros, con un micrófono en forma de cruz de brillo morado. “Na’ nuevo” y “Medusa” dieron inicio a la jornada, con el músico llevándose al público al bolsillo desde el primer instante.
Ciertamente, fue otro día en la oficina para el puertorriqueño, interactuando con los asistentes, introduciendo algunas canciones y pidiendo gritos de “real hasta la muerte” o su característico ad-lib: “Brr”. Él era la estrella y lo sabía perfectamente.
Los éxitos discotequeros de la talla de “Adicto”, “Más rica que ayer,” “Baila, baila, baila”, “Ella quiere beber”, “Delincuente”, “Secreto”, “La Jeepeta”, “Bebe” y “China” —este último cerrando el setlist— fueron infaltables en la jornada.
Además, para los fanáticos del trap y de la era del “2016″ —un término que Anuel utilizó bastante durante el concierto—, se revivió ese año tan añorado por los seguidores y raperos que emergieron en ese momento. Incluso, otros colegas de la movida, ejemplos, Bad Bunny le dedicó una canción y Anonimus se transformó en meme por recordar esa época dorada en varias entrevistas. Así, temas como “47″, “Soldado y profeta”, “La ocasión”, “Street poem” y “Esclava remix” también hicieron su aparición en el escenario.
A esto se sumaron entregas recientes como “Baby boo”, “VVS switch” —con una tiradera incluida contra su compatriota YOVNGCHIMI— y “WYA remix”.
El setlist se enfocó en gran parte en los hits de la década pasada, que lo llevaron al estrellato.
Lo vivido la noche del 14, sacando el excesivo tiempo de espera —algo que ningún fanático merece— y finalizando cerca de la 1 de la mañana, lo que resta algunos puntos a la experiencia, puede catalogarse como un espectáculo correcto, sin más ni menos.
Anuel es uno de los actos más exitosos del género urbano en su historia. Su batería de éxitos lo respalda, al igual que su experiencia, con casi dos horas sobre el escenario. Quizás no sea la propuesta más elaborada a nivel de experiencia en vivo, ni el artista más puntual, pero los chilenos lo bancan y demuestran que son “reales hasta la muerte” con él, pase lo que pase. Los cuatro sold out en Santiago (6, 12, 14 y 15 de noviembre) son prueba de esta devoción.