En la gran sorpresa de las regionales, el ascendente freestyler llevó al escenario el nivel que venía mostrando en las callejeras.
Hay que decirlo de inmediato: de las tres zonas donde RedBull Batalla celebra sus regionales, el sur siempre es donde se dan los choques más encarnizados. Convertida en la meca del freestyle chileno hace años, Concepción nunca desilusiona.
Luego del tradicional corte de yugulares que ocurre en filtros, unos dieciseisavos de final en el que pasan la mitad de los 32 clasificados, los octavos ofrecieron una panorámica del excelente nivel que sería desplegado durante el evento en el Gimnasio Municipal.
Octavos se encendió con batallas como Citovy y Erreka, donde la backstory de su amistad le dio picante a las rimas. La mezcla de nombres que están pasando o ya pasaron por la maquinaria de FMS (Anubis, Esezeta, Rodamiento) con otros hambrientos de lo mismo (Slow, Emcigah, Bigtamina), dio como resultado una encandilante fricción.
Ya en cuartos, Nano le ganó a Erreka en un choque de titanes penquistas con mucho storytelling: dos hermanos en la vida real enfrentados por un lugar en el podio, con mención a Caín y Abel incluida, así como una que otra personal. En el otro frente, Slow (que venía de batir a la sorpresa del año pasado, Rocki) fue vencido por Esezeta, mientras Rash versus Anubis fue un duelo muy parejo con respuestones yendo y viniendo.
El golpe a la cátedra ocurrió en Rodamiento contra Bigtamina, también en cuartos, con el primero como favorito indiscutible y el segundo en el rol de astro en ascenso de las callejeras. Su batalla enardeció a la audiencia, que claramente tenía al menos consolidado como su predilecto y estalló al verlo derrotar al rival probablemente más fuerte de la jornada.
Bigtamina en semis tuvo que ganarle a un hueso duro de roer, Esezeta, con quien compite en la misma liga penquista (Inmortal). Lo mucho que se conocen fue un factor determinante en el desarrollo de su batalla y en la sazón de los ataques mutuos. Sus estilos opuestos, con Esezeta y su intelectualidad de cara a un rival que es puro ímpetu y agallas, generaron un enfrentamiento difícil de predecir y que, por un estrecho margen, terminó favoreciendo a Bigtamina.
Nano, en tanto, dejó a Anubis en el camino jugando de local y con el público en el bolsillo debido a sus años de trayectoria compitiendo y organizando ligas. Su llegada a la final fue una merecida cosecha luego de varias temporadas de siembra. Anubis, su rival, caería nuevamente frente a Esezeta en la definición del tercer lugar, clave este año en que las regionales de solo ofrecen tres cupos a la Nacional y no cuatro como antes.
La gran final regional sureña entre Bigtamina y Nano enfrentó a dos presencias icónicas de las callejeras penquistas. El primero con un ki elevado hasta las nubes y el segundo con más experiencia en el cuerpo. Dividiendo el corazón del público, Bigtamina y Nano dejaron todo lo que tenían arriba de la tarima, en una batalla para la posteridad que se fue a réplica y podría haberse ido a otra más, como señaló el propio host, Cayú, antes de levantar el brazo del triunfador. Una postal para el recuerdo con Nano sudando la gota gorda y Bigtamina sin polera, en un voucher de lo apasionada que fue no solo su batalla, sino también la tarde de rimas que terminaron protagonizando en su propia casa: una ciudad que respira freestyle.